Ni solas ni en silencio

Palabras de Emma Molina Theissen en referencia a la solidaridad y el acompañamiento necesarios para enfrentar la violencia y la impunidad en la búsqueda de verdad y justicia.

Ana Cofiño     septiembre 29, 2024

Última actualización: septiembre 28, 2024 6:58 pm

Las niñas en Guatemala son el sector más vulnerable de la población, las cifras registradas hablan de aproximadamente 70 mil niñas víctimas de embarazos forzados anualmente, lo cual indica los niveles de violencia sexual existentes entre la población masculina, la ausencia de derechos de la niñez, el grado de enfermedad mental que nos afecta como sociedad. Y la impunidad que prevalece.

Fueron estas algunas de las razones por las cuales la revista laCuerda fue dedicada a las niñas en Guatemala. Procuramos que jóvenes adolescentes escribieran para transmitir sus sentires y gracias a ello, sus voces quedaron impresas en las páginas del número titulado Niñas sanas y felices, con la imagen en portada de las niñas manifestando el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, en la Plaza que conmemora a las niñas que murieron encerradas por el Estado en un incendio en el Hogar Seguro bajo su responsabilidad. 

Como colofón a la edición impresa se organizó una presentación en Voces de Mujeres, medio de comunicación feminista de larga data con quienes sostenemos una relación cercana. Las invitadas fueron las niñas Doris, Nohemí y Estefany de la organización Coincidir, la escritora y directora de la Alianza, experta conocedora sobre la situación de la niñez en Guatemala, Carolina Escobar Sarti y Emma Molina Theissen, luchadora por la justicia, hermana de Marco Antonio Molina Theissen, secuestrado por el ejército a los 14 años de edad, como represalia por la fuga de su hermana Emma, capturada días antes por el ejército que la sometió a torturas y ejerció violencia sexual contra ella, hechos por los cuales fueron sentenciados en 2018 cuatro militares que actuaron amparados por la impunidad que los sigue cobijando hasta hoy.

Más de cinco mil niñas y niños fueron desaparecidos por el ejército durante la guerra contrainsurgente de los años ochenta. Es conocida la forma en que los soldados torturaron a bebés, a niñas y jóvenes, a mujeres adultas y mayores. La crueldad no tuvo límites y dejó heridas que no se pueden olvidar. A Marco Antonio lo secuestraron los militares el día 6 de octubre de 1981, arrebatándoselo de los brazos a su madre, doña Emma Theissen de Molina, quien desde entonces no ha descansado por saber algo del niño de su corazón. La familia ha dedicado 43 años de su vida a exigir que los responsables digan dónde están sus restos, para poderlos enterrar digna y amorosamente.

Aunque legalmente la guerra terminó con la firma de los Acuerdos de Paz, el Estado de Guatemala no se ha transformado en beneficio de las mayorías que siguen siendo discriminadas, excluidas y marginadas. Su carácter patriarcal se manifiesta en la indiferencia hacia las necesidades y demandas de quienes padecen las peores carencias, entre ellas las mujeres, la niñez, los pueblos originarios. Por eso las niñas sueñan con que Guatemala cambie, su deseo es que puedan estudiar, prepararse, que no las obliguen a trabajar. Nohemí dice con soltura: “Cuando una niña alza la voz, tiene miedo a ser maltratada, violentada. Quiero que haya respeto, que nos escuchen.” Estefany se suma diciendo que le gustaría que las niñas tengan el poder de tomar decisiones. 

Al respecto, Carolina Escobar afirma que es fundamental que el Estado lleve a cabo transformaciones profundas: que se pongan en práctica políticas públicas con presupuestos suficientes, normativas adecuadas a la diversidad, a los pueblos originarios, a los tiempos actuales y a nuestras realidades, que haya acceso a la justicia para la niñez y que se estimule su participación en la vida familiar, cotidiana, pública. Que no haya explotación de la niñez. Habla de procesos sostenidos, culturales y políticos para fortalecer a las niñas y desmontar los prejuicios y las prácticas machistas.

A propósito de participación, Emma, quien fue militante en su juventud, dice que hacer política empieza por decir ¡Basta! ante cualquier injusticia. Si no nos gusta algo, debemos decir no. Y agrega que “anhelar otro mundo ya es hacer política”. Carolina agrega con valentía: “No crean que no vamos a hacer nada cuando nos vulneran” destacando la necesidad de “unificarnos, organizarnos, solidarizarnos” de cara a los abusos y las violaciones a nuestros derechos. 

Les preguntamos cómo enfrentar el miedo que muchas veces sentimos las mujeres en Guatemala y que nos puede inactivar, o paralizar. Emma responde sabiamente que la ecuación es relativamente fácil: “Debe ser mayor el miedo a lo que nos espera si no hacemos algo, que el miedo a lo que nos pueda pasar haciendo las cosas.” Y recalca que es necesario tejer redes de solidaridad y contar con acompañamiento amoroso en la búsqueda de la verdad y la justicia.

En este sentido, compartió importante información sobre la campaña de diez días que dio inicio el 27 de septiembre y llega hasta el 6 de octubre, en conmemoración de las fechas en que Emma fue capturada y Marco Antonio desaparecido en 1981. La familia solicita información sobre él, sobre su paradero, para lo cual dispone de un número de wasapp al cual se pueden comunicar. Además, invitan a que la niñez y la juventud, todo el público, tengan acceso a la historia de su familia y de sus luchas por encontrarlo, a través de la visita a su página web www.viajealaverdad.com donde podrán leer la historieta ilustrada que narra la vida de Marco Antonio, así como de la persistente búsqueda de justicia de sus familiares.

Aunque la crueldad y la violencia ilimitadas que los militares ejercieron durante la guerra dejó impregnada a la sociedad, la esperanza sigue viva entre la gente. Las niñas que se hacen conscientes de sus derechos y tienen condiciones para desarrollar sus capacidades, representan la esperanza, ellas aportan a la sociedad, porque como dijo Carolina, “son maestras que me han enseñado mucho sobre la vida: sobre todo, que tenemos el derecho a la alegría, a vivirla hoy, no en el mañana o el más allá”. Y poeta como es, nos dice al final de su intervención: “Por las grietas nos colamos las voces para salir del silencio”. Vamos cerrando el programa con el mensaje de las niñas para las niñas: “No tengan miedo a alzar la voz, no se sientan solas porque las vamos a acompañar.”

“La desesperanza no es una opción” respondió Emma Molina cuando le preguntamos qué les diría a familiares de niñez desaparecida, y sí, estamos totalmente de acuerdo. Ni solas ni en silencio.

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