La visita a nuestro país por parte del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, se estará llevando a cabo en próximos días y la misma no se realiza por ninguna casualidad ni por un acto de simple cortesía de carácter diplomático.
Aquí se le espera para escuchar y platicar sobre las estrategias que permitan encontrar las soluciones a los grandes problemas que existen entre este país y el cual él representa, argumentando este último que desea trabajarlas de forma conjunta.
Esto nos llevaría a pensar que no se hará con imposiciones ni voluntades unilaterales, sino con decisiones consensuadas y en donde predominen los beneficios para ambos países.
Muchos han expresado que este encuentro debiese tener un principio de gana gana entre ambas naciones.
La nueva administración estadounidense parece estar convencida que urge tomar nuevas medidas para reforzar sus alianzas con los países de Centroamérica, específicamente en temas clave como la migración irregular y la lucha contra la corrupción. Pero, ¿qué significa realmente esta visita para Guatemala?
En esencia, existen claras presiones que vienen desde Washington sobre Guatemala y una de las más fuertes es la crisis migratoria.
Estados Unidos busca evitar que el éxodo de centroamericanos continúe afectando su frontera sur. En este contexto, se desea que Rubio no proponga algún tipo de acuerdo migratorio que recuerde al polémico “Tercer País Seguro” como sucedió hace algunos años durante la administración del expresidente Jimmy Morales. Se está claro que este tipo de “acuerdos” no traen absolutamente ningún beneficio y desembocan en problemas mucho más severos
En la práctica, convirtió a Guatemala en un filtro migratorio para solicitantes de asilo que, en vez de llegar a EE. UU., eran obligados a quedarse en territorio guatemalteco.
Dicha medida fue ampliamente criticada y se puede constatar que Guatemala no tiene la mínima capacidad para asumir esa responsabilidad. Hoy seguimos viendo más pobreza acompañada de ciudadanos venezolanos en las calles de este país. ¿Es esto una solución?
El gobierno de Bernardo Arévalo deberá evitar a toda costa, no ceder a ningún tipo de presión que provenga de Estados Unidos, provocando que esta visita se sustente en un diálogo muy profundo que examine las principales y verdaderas causas de esa migración irregular para implementar salidas realmente beneficiosas para ambos países y sus habitantes. Estas deberán generar alternativas que constituyan un soporte firme y frontal contra la corrupción y el narcotráfico como fuentes principales de fluctuación ilegal de nuestros paisanos.
Es sobre estas bases que debe trabajarse, contemplando y haciéndole saber al señor Rubio que aquí, en este país, muchos de los que gritan apoyo contundente al nuevo gobierno de EE UU, son los principales promotores y causantes de esa corrupción y crimen organizado, que tanto daño ocasiona y drena toda oportunidad de desarrollo a nuestra gente que se ve atrapada en tan sórdida y desesperante pobreza y desatención de sus principales necesidades, obligándoles a buscar ese sueño por una vida mejor y supuestamente más digna.
Esa vida que hoy se ve más lejana para estas personas, que se han constituido en un problema para el país del cual huyen y para el que los expulsa.
Esos individuos son los que no son bien vistos, ni queridos allá y mal atendidos aquí. ¡Qué devastador!
El gobierno de Guatemala ha adelantado que buscará “alternativas con características distintas”, lo que sugiere que Guatemala intentará evitar ser utilizada nuevamente como un muro de contención para esa migración ilegal.
Sin embargo, queda la duda de cuánto margen de negociación tiene este gobierno ante la influencia y el poder de Estados Unidos.
En múltiples ocasiones se ha señalado la importancia de fortalecer la institucionalidad y el Estado de derecho en Guatemala. No obstante, la efectividad de estos discursos dependerá de la voluntad política real de ambas partes.
Ojalá, la plática sincera enfocada en un verdadero trabajo conjunto sea lo que prevalezca sobre la mesa de esta importante visita.
La administración de Arévalo ha mostrado una postura firme contra la corrupción, sin embargo, ha enfrentado una muy debilitada institucionalidad y estructuras de poder profundamente arraigadas que no se desmontan con simples declaraciones de buenas intenciones.
Por ello, es muy importante explicarle y hacerle ver al Secretario de Estado de EE. UU. en donde radica nuestro talón de Aquiles y quienes están detrás de él, para lograr una fuerte y frontal lucha anticorrupción y entender que esas son las reales causas de este problema. Es en este punto en donde hay que trabajar con mucho ahínco, enfatizando que esas sanciones que su país ha dado a ciertos actores corruptos en Guatemala tienen una causa profunda y fundamentada, pero que de nada sirven, si sólo son para mencionarles en una lista y evitarles la entrada a su país.
Es de suma importancia trabajar enérgicamente ambas naciones, propiciando compromisos y apoyos sinceros para reconstruir la verdadera lucha anticorrupción que a menudo es selectiva y responde a sus propios intereses geopolíticos.
Esto ya no puede seguir pasando y es importante reconocer y redefinir bien al enemigo que opera desde la desinformación, la implementación de narrativas disruptivas, ideologizándolas y generando confusión y desunión entre los guatemaltecos.
Debe quedar muy claro, que mientras se siga permitiendo que este país se nutra de actos corruptos por estas personas, seguirá habiendo más pobreza y, por ende, mucha más migración irregular.
El escenario podría cambiar si desde el norte se anunciara un apoyo financiero y sobre todo técnico muy bien administrado y justificado, para fortalecer la transparencia y la gobernabilidad en Guatemala. Es posible que, en esta vía, las fuerzas que operan para el mal se debiliten, logrando enfocar todos nuestros esfuerzos para combatir este problema, construyéndose fuentes de trabajo y fortaleciéndose nuestros Estados para reconducir la vida de estas personas.
La verdadera pregunta es, ¿si estas iniciativas y acuerdos que pudiesen darse lograrán cambios sustanciales? o si simplemente servirán para maquillar la situación mientras se priorizan otros intereses estratégicos de EE. UU.
La visita de Rubio no es solo sobre migración y corrupción. También es un mensaje claro de que Estados Unidos busca contrarrestar la creciente influencia de China en América Latina. Washington ha mostrado preocupación por los acercamientos de varios países de la región con Pekín, especialmente en temas comerciales e inversión en infraestructura.
En este sentido, es posible que EE. UU. presione a Guatemala para que mantenga su lealtad y evite mayores vínculos con el país asiático.
Esto no sería extraño, considerando que Panamá, la primera parada de la gira de Rubio, anunció recientemente que no renovará su acuerdo de entendimiento con China tras la visita del funcionario estadounidense.
En conclusión, la visita de Marco Rubio a Guatemala pone en evidencia el papel estratégico que el país juega en la política exterior de Estados Unidos. Aunque la reunión con Arévalo seguramente estará llena de discursos sobre cooperación y amistad, lo cierto es que Guatemala se encuentra en una posición compleja: por un lado, necesita la asistencia de EE. UU. en materia de inversión y desarrollo, pero por otro, debe evitar convertirse en un peón dentro de los intereses estadounidenses en la región.
El reto para el gobierno de Arévalo será lograr un equilibrio entre mantener buenas relaciones con Washington sin comprometer la soberanía nacional ni ceder a acuerdos que perjudiquen a la población guatemalteca. La migración y la corrupción son temas urgentes, pero las soluciones no pueden ser impuestas unilateralmente. La clave estará en qué tanto margen de maniobra tenga Guatemala para negociar en sus propios términos y no solo en los dictados desde el norte.
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