Una de las características que suele apreciarse mejor de la historia, es que el pasado nos enseña, y el futuro no está escrito. Pensando en las lecciones del pasado, en 1848 se sentaron las bases de la lucha por los derechos de la mujer con la Convención de Seneca Falls, pero en muchos países de América Latina no fue hasta casi un siglo después que se logró consolidar en la ley derechos fundamentales como el voto, siendo oficialmente instaurado en México en 1953 y en Guatemala hasta 1965.
Este breve contexto es mencionado con la única intención de enmarcar la importancia de un nuevo hito para América Latina, algo que no estaba escrito, la elección de la primera presidenta mujer de los Estados Unidos Mexicanos, la Dra. Claudia Sheinbaum. Tiene toda la lógica del mundo que, si la naturaleza es madre, y la patria es madre, entonces las naciones sean dirigidas por líderes mujeres.
La Dra. Sheinbaum se une a una selecta lista de mujeres que han liderado a las naciones de América Latina con grandes resultados e inicia con Eva Perón como “Jefa Espiritual de la Nación” e Isabel Martínez en Argentina, luego Lidia Gueiler en Bolivia, Violeta Barrios Chamorro en Nicaragua, Mireya Moscoso en Panamá, Michelle Bachelet en Chile, Laura Chinchilla en Costa Rica, con las más recientes exponentes siendo Xiomara Castro en Honduras, Dina Boularte en Perú y partir de octubre de 2024 Claudia Sheinbaum en México.
Considero que no debemos olvidar a otros casos que, sin distinguir su cuestionable desempeño o corriente política, también tuvieron un impacto en el rebalanceo entre hombres y mujeres en la participación política como Dilma Rousseff en Brasil, Jeanine Áñez en Bolivia, o Cristina Fernández en Argentina.
Pero este hito de las elecciones en México también nos recuerda a todas aquellas mujeres que son parte de las administraciones de más de un tercio de América Latina desde las posiciones de vicepresidencia, como la Dra. Karin Herrera siendo la segunda vicepresidenta mujer en la historia de Guatemala, dignificando el puesto a pesar de los lamentables antecedentes que dejó la primera.
No cabe duda de que en materia política, electoral y democrática hemos dado pasos importantes en reducir la brecha de género a todo nivel en América Latina, además de presidencia y vicepresidencia, cientos de mujeres que han liderado cancillerías, ministerios, juzgados, direcciones y secretarías han dejado su huella y legado para la reconstrucción de nuestras sociedades desde principios de igualdad y justicia.
La Dra. Claudia Sheinbaum entra a liderar a un país que presenta grandes desafíos al igual que muchos vecinos de América Latina, problemas de violencia y narcotráfico, corrupción, problemas medioambientales, problemas económicos y amplias brechas de desigualdad social, pero que, presenta grandes oportunidades para que en su sexenio se puedan generar cambios importantes; y estaremos atentos de lo que la nueva administración puede implementar en nuestro país vecino, animando a sus habitantes para que permanezcan vigilantes, ejerciendo su derecho de auditoria social, y siempre haciendo escuchar su voz.
Sin importar la corriente política que cada uno de ustedes practiquen, debemos aprender de nuestras hermanas y hermanos mexicanos, quienes lucharon por la instauración de paridad de género como principio constitucional, quienes lograron que el 49% de la Cámara de Diputados sean mujeres, el 51% del Senado sean mujeres, y ahora eligiendo por primera vez en más de 200 años de historia a una mujer como la principal líder política confiando en que su experiencia, acreditaciones y visión pueden hacer la diferencia, a pesar de representar el continuismo del actual partido regente.
Sigamos luchando por reducir las brechas de desigualdad en nuestra sociedad guatemalteca, desde la económica, étnica, académica y sobre todo las brechas de desigualdad de género, para que juntos como ciudadanía, hagamos temblar en sus centros la tierra, al sonoro rugir del cañón de la democracia.
Tags: Claudia Sheinbaum Convención de Seneca Falls derechos de la mujer primera presidenta