Imagino que si Erasmo de Rotterdam volviera a la vida, con sorna parecida escribiría la II Parte del Elogio de la Locura. Su texto cuestionó la sociedad europea del siglo XVII con ironía y burlas. El primer capítulo versa sobre la “locura buena”, como casarse a la buena de Dios, o tomar una decisión precipitada y otras acciones normales humanas que dan risa, pero en las siguientes páginas ya no divierte pues cuestiona las locuras de personas que se alejan de los principios cristianos, en especial de los comerciantes, curas y autoridades religiosas por su avaricia puesto que, en lugar de practicar la pobreza y la sencillez hacen todo lo contrario: los Papas vestidos como reyes y los cardenales como condes, y con suntuosos gastos, lo que era una locura. Y sobre todo al Papa Julio II, de aquella época, conocido como el Papa guerrero, porque con guerras deseaba acrecentar su poder y riqueza, ajeno a su misión pacifista de buen cristiano.
En parecidas locuras anda el mundo actual porque los principios y valores han caído en saco roto, pues muchos se han olvidado de la religión, otros de las reglas internacionales. Además, prevalece también la locura en las redes sociales y medios con las fake news y falsedades en guerras de propaganda entre las potencias, mintiendo a diestra y siniestra y confundiendo a medio mundo. Algunos tratan de justificar las guerras y el armamentismo a pesar de las violaciones de los principios éticos y humanitarios, tanto en países cristianos y de otras religiones, de pronto, pregonan el odio. Dicen que en estos días Putin y Biden andan viendo si apuestan por lanzar alguna bomba atómica “táctica” para ganar la guerra en Ucrania, pues tiene capacidad de hacerlo casi sin pedir permiso, lo que sería una locura tan solo la idea de usarlas porque vendría Armagedón, el fin del mundo, mientras los complejos militares de las potencias hacen grandes ganancias y sus dueños-accionistas se frotan las manos con los pedidos de armas de las potencias, locos que quieren llevarnos a la extinción antes que el recalentamiento global destruya el planeta por las actividades humanas, sin considerar que la madre tierra tiene recursos limitados. Empero los políticos se hacen también los indiferentes y eso raya en la locura, que también toca a tanta gente perdida en el desorden social del orbe y en este hemisferio muchos asisten a la prédica de pastores que viven del diezmo entre el lujo dado por los feligreses hipnotizados por “hacer milagros” en los templos, como “La casa de Dios”, donde su pastor tiene autos de lujos y un avión jet a su disposición en un país tan pobre como Guatemala. Son templos que se unen a la locura de replicar lo que hacen los seguidores de Trump y dan la bienvenida en sus templos al dinero de los políticos corruptos y cercanos al narcotráfico, donde obtienen la bendición del pastor. Un ejemplo se refleja cada año en países como Guatemala cuando los pastores invitan al Desayuno de Oración Anual donde aparecen delincuentes vestidos de políticos, magistrados, jueces que han capturado gran parte del Estado, mientras los magnates se hacen los desentendidos pero se incorporan a la propaganda contra los periodistas que pillan a los criminales corruptos, pese a que Estados Unidos los cuestiona por haber perseguido a periodistas, fiscales y jueces honestos,. Y es que es una locura que la narco actividad tome del cogote buena parte de este hemisferio y otras partes del mundo donde el hampa compite por succionar el atribulado erario nacional que luego de repartir el botín político y se desatienden las necesidades sociales. Nuestra indiferencia es un elogio a la locura.
Hice un sondeo de opinión entre la gente que expresó que entre los problemas acuciantes de nuestras sociedades están el parasitismo en el Estado, la ampliación de la brecha de desigualdad, la confrontación y las zancadillas para que impedir que se genere desarrollo para todos. También el retraso en solventar los problemas urgentes sea por la corrupción y la incapacidad al no responder a las necesidades sociales, lo que es una locura adicional porque no se cumplen los fines del Estado, como mantener una pésima infraestructura y malos caminos sobre todo en el área rural. Pobreza y pésima educación, educación lamentable, escasa cultura y desconocimiento de la historia. Allí la locura que se mete y penetra por todos los estratos sociales y políticos del planeta vía la codicia, el hedonismo, la codicia… Cada vez es menos el matiz entre derechas o izquierdas en las democracias de fachda o en regímenes autoritarios, pues hay gobiernos nefastos de una y otra bandera que han llevado al naufragio humanitario de sus sociedades y golpean la dignidad de la gente, pues ya lo dijo Quevedo: “Poderoso caballero es don dinero”. Para salir de la locura hay que volver a los valores, a la decencia y honestidad, con gobiernos honestos que tengan gente capaz para atender y resolver los grandes problemas del hombre y su entorno natural.
El profesor John Mearsheimer dice que prevalece el realismo ofensivo entre las potencias que luchan por el dominio. para evitar las guerras inevitables, la profesora Xiang atribuye medio milenio de paz en Asia oriental a las normas de Confucio referentes a la armonía, que sustentaron el arte de gobernar en la región, en contraste con la lucha por la hegemonía que caracterizó al manejo del gobierno en Europa lleno de guerras en los últimos siglos. Ahí las diferencias entre la forma de gobernar en China y Europa en su libro Chinese Statecraft in a Changing World: Demystifying Enduring Traditions and Dynamic Constraints. Entretanto el mundo pende de otra locura: un ex presidente Trump condenado como delincuente por un juez podría ganar la presidencia de Estados Unidos si algunos de Pensilvania deciden por mayoría darle su voto lo que sería el acabose para su país y el mundo. Empero, la fortuna quiere que Kamala salga airosa en los comicios de noviembre.
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