El desafío más alto que tiene el nuevo mandatario de apellido ilustre, será vivir bajo el fuego de las comparaciones ante el problema de la inseguridad ciudadana.
El Presidente Juan José Arévalo Bermejo dejó su puesto en la docencia en Argentina para venir a levantar este pequeño país de la ignorancia, cuando la capital era una aldea con 174 mil habitantes y el país entero tenía alrededor de 3.2 millones. Hoy en día sólo en la capital se mueven a diario más de 3 millones de personas. No es lo mismo, pero tampoco al primero le fue fácil la tarea, porque debido a su ideario humanista y a la fragmentación profunda de la sociedad, fue objeto de múltiples intentos de golpe de Estado, y en alguna oportunidad se refugió en un baúl de carro para refugiarse en una embajada, pero no se hizo necesario y sobrevivió, o quizá la anécdota es pura invención, leyenda urbana.
¿Por qué es tan dificil gobernar este país?
Un presidente debe de serlo para todos, tomar decisiones de estadista por el beneficio colectivo. No puede hacer caso a quienes creen que les tocó su turno, porque la vida no se trata de turnos, sino de asumir cada quien su circunstancia. La muchedumbre está acostumbrada a decir cualquier cosa en las redes sociales, que son el nuevo coliseo romano, desde donde piden al gladiador cortar la cabeza de otros, porque el olor de la sangre saca a relucir sus instintos de vampiros. El gobernante no debe dejarse dominar por el canto de las sirenas, debe taparse con cera los oídos como enseñó Ulises, para poder ver sin dejarse atrapar por la embriaguez del canto.
Al presidente Bernardo Arévalo le tocó un país complejo, donde hace falta de todo y donde también hay de todo. Apenas lleva medio año al frente y ya hay muchas inquietudes, hasta sus otrora amigos se están resintiendo porque él no los obedece. Hay unos grupitos que lo reverenciaban, que esperaban de él que actuara según ciertos juicios emocionales, como si fuera exclusivamente presidente de ellos, y sobre sus medidas de interés general, opinan que se pasó al lado de los otros, cuando un presidente no tiene lado, porque lo es de todos.
Difícil reto, tendrá que dar la cara en su mayor desafío con la delincuencia, porque se está diciendo que los extorsionistas andan felices, creen que el Presidente será débil e incapaz de detenerlos. Se murmura que ya aumentó el monto de la extorsión a los pequeños negocios, que están pidiendo el bono catorce, que en algunas escuelas no hay maestros porque son amenazados por las maras, o que no llegan los púberes porque sus padres temen que sean reclutados por las pandillas. Eso y muchas cosas se cuenta en las calles. ¿Será verdad? El mandatario salió diciendo que ya estaba bajando el índice de violencia y en una oportunidad negó la existencia de las maras, comparándose con el caso de Bukele, y los maleantes soltaron la carcajada. Si se confirma que nadie frena a la delincuencia, nos tendrán muy pronto más arrodillados que nunca y sólo nos quedará el Jesús en la boca y la esperanza de que aparezca el Chapulín Colorado.
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