Asfixiante resulta conocer los resultados de las “operaciones” militares israelíes sobre lo que queda de territorio palestino, las atrocidades no parecen tener fin, cada día supera al anterior en los horrores. Así como se conmovió la humanidad por el holocausto judío, durante la Alemania nazi. Así conmueve hoy la matanza y destrucción del pueblo palestino. No es posible justificar la crueldad. Nosotros que como pueblo sufrimos en carne propia la esquizofrenia de gobernantes militares, que, bajo el pretexto de eliminar al comunismo de la faz de nuestra tierra, se dieron a la tarea de exterminar a cientos de miles de guatemaltecos: hombres, mujeres, niños y ancianos, de las formas más abyectas, buscando siempre provocar el mayor sufrimiento. En Palestina ahora, se debate el futuro de la humanidad. Paz o exterminio.
En Guatemala para lograr su finalidad los criminales de guerra utilizaron los recursos del Estado, incluyendo una interpretación retorcida de las bases filosóficas, para justificar la aberración. Lo que sucede en este momento en Palestina, tiene más visos de limpieza étnica que defensa de la vida y seguridad del Estado de Israel. Por eso me parece valioso el voto de Guatemala en la ONU en favor de la incorporación plena de Palestina al organismo. Es un paso en firme hacia la paz y un amplio reconocimiento al Estado Palestino. Los amantes de la paz, apoyamos aquella decisión internacional y nos congratulamos que Guatemala, al igual que el noventa y ocho por ciento de los Estados de América Latina, haya votado del lado correcto de la historia, es decir, del lado de la paz y la fraternidad entre los pueblos. Atizar los arcaísmos bélicos solo da pie a la continuación de la barbarie. Nosotros estamos del lado de los cientos de miles ciudadanos israelíes que han salido a manifestar en sus ciudades, por un alto a la guerra y nuevas relaciones con sus vecinos. Paz y prosperidad. Es irracional alentar la masacre de niños palestinos. En Guatemala, partidos políticos que cuando han hecho gobierno no han trabajado con ahínco por la dignidad humana, pues dignidad significa desarrollo y en este pueblo, desde hace décadas vamos en contrario a la vida digna.
Ahora resulta que aquellos partidos políticos y personajes de pluma conocida y de larga militancia en la anquilosada nomenclatura que ha esquilmado al Estado, ase rasgan las vestiduras y exigen reversa al voto en la ONU, es oportunismo puro y cínico. Les importa poco la vida de la humanidad, están atrincherados en la demagogia. Así, para quienes dudan de mi aserto, bien les vendrá un repaso del libro de San Mateo que proféticamente describe conductas como aquellas: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas y, como pretexto, hacéis larga oración; por esto recibiréis mayor condenación… ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo que está fuera del vaso y del plato; pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. Cualquier parecido a individuos que hacen de la política un negocio en este país y que hoy claman por Israel. No es coincidencia es relato atemporal.
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