Nombres para un valle

De la Barrera le dio vocación y nombre a este valle cuando se le ocurrió traer de Cuba unas cuantas vacas y toros a pastar por aquí, ganado que se reprodujo rápidamente gracias a las bondades de la zona.

María Elena Schlesinger     julio 28, 2024

Última actualización: julio 27, 2024 4:26 pm

La ciudad de Guatemala está asentada en un enorme valle conocido como de las Vacas, de la Ermita, de la Virgen o de la Asunción, nombres que nos remiten a la historia inmediata de este bello paraje en tiempos de la colonia española.

El nombre de las Vacas está vinculado al conquistador Héctor de la Barreda, español de grandes vuelos, a quien la Corona otorgó gracias al formato de repartimiento nada más ni nada menos que gran parte de este valle para constituir y establecer su hacienda.  Sin saberlo, De la Barrera le dio vocación y nombre a este valle cuando se le ocurrió traer de Cuba unas cuantas vacas y toros a pastar por aquí, ganado que se reprodujo rápidamente gracias a las bondades de la zona: forraje abundante, clima inmejorable y muchas aguadas y lagunetas que abundaban por aquí. 

El nombre de la Ermita nos lleva de la mano al Cerrito del Carmen, pequeña atalaya natural desde donde los primeros habitantes contemplaron con asombro la belleza del paisaje, siempre verde, la hilera de volcanes y cielos despejados en azules, según dan fe las primeras pinturas del lugar. 

A finales del siglo XVI llegó a este valle, el ermitaño Juan Corz y, entre sus pocos haberes, trajo consigo muy bien empacada y guarecida una pequeña imagen de la Virgen del Carmen, regalo de la santa de Ávila.  Corz se instaló alejado de la gente, en unas cuevas llamada de la Leonera en donde colocó la pequeña imagen.  Fue tanta la devoción y gusto por la Virgen, que los pobladores decidieron tenerla más cerquita, por lo cual le construyeron una capilla en el cerrito que sobresalía al nororiente del valle. En 1613 trasladaron la imagen a la que sería la primera ermita, edificación de rústica factura, pero tan importante por el culto y la religiosidad, que al cerro se le llamó del Carmen y al valle, de la Ermita. 

En 1728, se creó en estos lares una nueva parroquia para atender a la cada vez más creciente población. La nueva iglesia se llamó la Asunción del valle de la Ermita, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, patrona titular de la ciudad, y de allí arranca el tercer nombre.  

Durante el gobierno del general Ríos Montt se ordenó retirar de la documentación oficial el complemento nominativo “de la Asunción”, eliminando así de un plumazo, el sustrato católico  del nombre, pero sobre todo, y tristemente, su correspondiente genética.

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