El triunfo del Canche Viejo y sus riesgos

"A veces toma tiempo alcanzar el objetivo de la batalla". Kamala Harris

Fernando González Davison

noviembre 12, 2024 - Actualizado noviembre 11, 2024
Fernando González Davison

Desde julio presentía y publiqué un artículo donde pronostica que el Canche ganaría las elecciones luego de sufrir el primer atentado contra su vida como le sucedió a Jair Bolsonaro en Brasil cuando sufrió una herida de arma blanca que lo catapultó a la presidencia. Trump con gotas de sangre corre a la Presidencia

Bolsonaro, Milei, Putin y Netanyahu celebran con los evangélicos de este continente el triunfo del Canche Viejo, junto con sus electores que aceptaron que Trump fuera condenado por las cortes sin importar sus cantos racistas y delitos misóginos, todos engañados con hacer dinero fácil como lanzó Elon Musk en sus loterías para que votaran por Trump, ya que hubo ganadores que obtuvieron un millón de dólares en varias ocasiones. Claro, festejan también los que están en el Club del Big Money, a los que el nuevo residente de la Casa Blanca les recortará sus impuestos. También festejan los condenados en las cortes por participar en la toma del Congreso hace casi cuatro años, pues Trump los exonerará con el privilegio presidencial y saldrán libres. La mayoría de estadounidenses han dicho adiós a los valores que debían de tener sus altos funcionarios al aceptar a un delincuente como su presidente. Musk tendrá la palabra para reducir el presupuesto, al estilo de Javier Milei, como prometió Trump en contra el “deep State” de altos burócratas que han llegado a controlar el Estado y su gasto multibillonario en favor de la industria de armas, que emplea a diez por ciento de los trabajadores estadounidenses. No será una tarea fácil enfrentar a las súper empresas Boeing y Lockheed y a la banca de Wall Street que se han beneficiado de las guerras desde siempre y que Joe Biden protegió hasta el presente como títere del Complejo Militar Industrial. También festejan el dictador de Hungría, Orban, y la ultraderecha europea de corte facista, mientras algunos gobernantes europeos deberán negociar como México, donde Trump  ha amenazado con intervenir en el norte de México para combatir a los carteles del narcotráfico. País que recibirá la expulsión de miles de migrantes indocumentados como él lo ha prometido.

Su triunfo sellará una regresión histórica en el mundo como han afirmado sus cercanos colaboradores y asesores que lo han considerado “unfit” o incapaz para ser presidente. Por ejemplo, vendrá una nueva dinámica de negación del cambio climático. la gran mayoría de estadounidenses votó por él y muestra cuán firme es el lado oscuro y vulgar de Estados Unidos con una población agresiva en lo doméstico y aislacionista en el exterior. Trump no solo ha sacado lo peor de las personas estadounidenses que lo apoyan sino también de entre quienes lo odian en un país tribalmente dividido y, por tanto, vulnerable, mientras China y Japón son claros ejemplos de un capitalismo socializado que genera desarrollo e inclusión para sus habitantes, mientras Trump hará todo lo contrario a favorecer solo a una minoría.

El pueblo resentirá la elevación de precios cuando Trump acuerde nuevos impuestos a las importaciones y ocasionará la caída de la economía, mientras aumentará el desempleo de los muchos burócratas del gobierno federal que serán despedidos junto con las empresas medianas que se verán afectadas por el alza de precios de los artículos importados.

Trump hace unos días pidió a Putin que mantenga su posición en Ucrania y no haga más invasiones para lograr un acuerdo.  Mantendrá su pacto con Israel contra los palestinos y replanteará la política con Medio Oriente favorable a Netanyahu. 

Las cancillerías del mundo se aprestan a recalibrar su política con Estados Unidos y ser pragmáticas en el sentido de no prestar atención a los deseos de sus propios gobiernos frente al nuevo inquilino de la Casa Blanca y acomodarse a la nueva realidad internacional en defensa de sus intereses nacionales.

En Guatemala, el triunfo de Trump representará una regresión a tiempos oscuros y donde los derechos humanos serán de nuevo vulnerados en el mundo aún más que ahora.  China y Japón silenciosamente analizan la nueva ecuación asiática y saben que saldrán ganando con la victoria del Canche Viejo porque sus regímenes de prosperidad se basan en la inclusión, el orden, la unidad interna, la decencia que se ha perdido en los grandes países de occidente.

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