El temor de no llegar a tu destino es una sensación constante al abordar el transporte público, siendo la única opción al alcance de millones de guatemaltecos, esta situación nos afecta a nivel nacional y evidencia el resultado de un Estado fallido que no actúa acorde a las necesidades del pueblo, sino que toma acciones bajo la presión de situaciones críticas, tal como sucedió el pasado lunes diez de febrero, donde perdimos 54 vidas de ciudadanos honrados y trabajadores.
Las últimas semanas nos han demostrado la necesidad de unir esfuerzos, desde los altos mandos hasta los servidores en las oficinas o las calles, trabajen unidos para ofrecer mejores condiciones, el pésimo servicio de transporte público cobro la vida de 54 personas, 54 sueños que han concluido por tener que vivir bajo el lumbral de la corrupción y ser dirigidos por funcionarios que se burlan del pueblo que ha creído en ellos.
¡Basta de mensajes de solidaridad! Nuestro pueblo necesita con urgencia medidas que garanticen la vida. Es inexplicable la pérdida de una madre, un padre, hermano o un amigo, los funcionarios públicos se enriquecen y piden aumentos salariales mientras la población se esfuerza por sacar adelante al país con su fuerza de trabajo, que muchas veces es mal remunerada. Como usuario recurrente del transporte público, debo mencionar que la situación que hoy se presenta, ha estado presente desde hace muchos años; hemos tenido que soportar el exceso de velocidad, el sobre cargo de personas y la falta de mantenimiento a las unidades, sumando la inseguridad que vivimos a diario a manos del crimen organizado.
Una de las formas seguras de viajar, es por medio del uso de automóvil propio o utilizando aplicaciones que brindan este servicio. No obstante, debemos tener presente la realidad socioeconómica del país. Aunque no lo parezca, tener automóvil es un privilegio que pocos se pueden dar, el deficiente servicio de transporte público provoca que muchos opten por usar vehículos propios, lo que genera tráfico pesado, esta situación es multicausal y la mejor solución es ofrecer un transporte público digno.
El sistema de transporte público nos condena a movilizarnos en chatarra, mayormente proveniente de Estados Unidos, aquellos autobuses que se supone, son característicos del país realmente son máquinas en decadencia, con años de uso y que son transformados para ofrecer un servicio que atenta contra nuestra vida.
Estamos atravesando una situación que debe ser resuelta con premura, hemos llegado a tal grado de perversión que los políticos encuentran un botín en cualquier necesidad que tenga el pueblo, no debemos olvidar aquellas palabras de la concejal de la municipalidad de Guatemala (Alessandra Gallio) en el año 2023, haciendo alusión a que se volverían millonarios con los contratos de “TuBus”, aquel servicio vendido al público como un símbolo de desarrollo cuando verdaderamente ocultaba intereses particulares. Hasta el día de hoy no se ha sabido nada sobre el seguimiento del caso de esta señora, ni sobre los millones empleados en esos contratos.
Este es un llamado a las autoridades, deben tener presente que la solución no se trata implementando restricciones a los conductores o a las empresas, se deben proponer cambios radicales para que el sistema de transporte público sea capaz de brindar un servicio adecuado, es notorio que los funcionarios públicos de alto nivel están desentendidos de la realidad que se viven en las calles, este servicio al no ser utilizado por ellos o sus familias no perciben lo grave de la situación. Es indignante que el transporte público en Guatemala sea una utopía, el pueblo guatemalteco que se esfuerza por sacar adelante a la nación, que paga sus impuestos y que tolera a funcionarios ineficientes merece un transporte público de calidad, moderno, eficiente y seguro en todo el país.
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