Alan Benchoam presenta su libro De puerta en puerta, el segundo dedicado al tema que es su gran pasión. Foto: Ana Lucía Mendizábal
Alan Benchoam (Guatemala, 1970) era estudiante de psicología cuando le atrajo el colorido y las texturas de una puerta y por eso decidió fotografiarla. Corría el año de 1991 y poco se imaginaba que esa imagen, captada por simple atracción estética, iba a convertirse en el inicio de un camino que hoy lo hace posicionarse como un artista innovador en el campo de la fotografía, el diseño y los collages.
Cuenta que su atracción hacia el arte tiene sus raíces en su niñez y es que, mientras cursaba el colegio, esa era precisamente su clase favorita. Después de graduarse como psicólogo, tomó cursos de Publicidad y se enamoró de la fotografía. Trabajó por algún tiempo como fotógrafo comercial. Sin embargo, entre 2013 y 2014, cuando se popularizaron las cámaras digitales el trabajo comenzó a disminuir. Además, Alan se enfermó y empezó a ver disminuida su capacidad visual. Eso hizo que se concentrara precisamente en sus intereses y para entonces su afición por fotografiar puertas se había solidificado. En 2013 presentó el primero de los libros con temática de puertas que tituló Pase adelante, puertas de Guatemala.
En 2014 presentó un proyecto que se llamó Puertas de los mundos y en 2017 trabajó la colección Esto no es una puerta. Esta estaba compuesta por collages. En la actualidad, en su galería, que la semana pasada cumplió siete años, exhibe una gran variedad de fotografías de puertas, collages elaborados con imágenes de puertas de diversos países, artículos como bufandas, chalecos y tazas diseñados con esas mismas imágenes. En México, alguien le dijo que es “el artista que pinta con puertas”.
Una de las piezas favoritas de Alan es La bella, un enorme cuadro en el que se ve el rostro de una mujer y está formado por 900 puertas distintas, de los miles que captado Benchoam a lo largo de sus viajes. “Es un récord mundial”, comenta el artista.
Se muestra satisfecho de su trabajo y dice: “Para mí es realmente un orgullo que esto sea un producto nacional que solo lo van a ver aquí en Guatemala”.

Un libro para celebrar
En su primer libro dedicado al tema que lo apasiona, mostraba una colección grande de puertas individuales, más de 64 collages de puertas y 12 cuentos del escritor Julio Serrano. El libro De puerta en puerta, con el que celebra el séptimo aniversario de su galería, instalada en ETU Plaza, en la zona 14, incluye 222 puertas individuales, 67 collages, 15 fotografías arquitecturas que integran el arte guatemalteco y ocho cuentos cortos escritos con la colaboración especial de Julio Serrano, presentados en español y en inglés. El artista explica que entre fotos individuales y collages el libro tiene más de 22,000 puertas de Guatemala. “Describo este libro como una radiografía de Guatemala a través de sus puertas”, comenta. El ejemplar es de pasta dura y se imprimió en China.
Benchoam, quien ha recorrido varios países y poblaciones dentro de Guatemala, admite que sus puertas favoritas son las de Huehuetenango. Incluso en su libro dedica una sección específica a las de ese departamento. “Ellos pintan y hacen una obra puerta. Yo no cuento todavía con casa propia, pero ya le dije a mi esposa que el día que la tenga la puerta será de Huehuetenango”.
Acerca del proceso para la elaboración de las puertas es intenso y minucioso. No solo por la búsqueda de las puertas, sino sobre todo por los diseños que con ellas realiza. Ha habido algunos trabajos que han requerido de cuatro meses. “Lo primero que hago es diseñarlo en computadora. Después se imprimen varios pedazos. Posteriormente se rotula numeralmente cada puerta. Se procede a pegar cada puerta”. Cada una de las puertas se pega en una superficie y se les aplica un químico para protegerlas. Más adelante, se cortan y se ensamblan de acuerdo con un mapa de armado.

Entre las piezas destaca una guitarra decorada con puertas. Benchoam cuenta que en algún momento, trabajó una guitarra que no se podía tocar porque estaba totalmente cubierta de puertas, incluso en el espacio que les correspondía a las cuerdas. Entonces, un amigo le sugirió hacerle una guitarra a Ricardo Arjona. A través de su cuenta de tik-tok hizo un llamado al cantante para que se comunicara con él. Sin embargo, Arjona no se comunicó con Benchoam, pero sí con uno de sus allegados. Le dijo que le interesaba la guitarra, pero tenía miedo que las puertas afectaran el sonido. Benchoam se puso a experimentar y logró una guitarra que, aún ya trabajada suena perfectamente. Así que ahora, buscará nuevamente al cantautor.
Benchoam señala que tanto las puertas como su cámara fotográfica forman parte de su identidad. Es más, confiesa que cuando se casó, lo hizo vistiendo un chaleco con diseño de puertas y con su pequeña cámara que lleva siempre lleva en la cintura, porque capta imágenes de puertas todos los días de su vida, ya que lleva un diario fotográfico que comparte a través de sus redes sociales.




Como no le gusta repetir las imágenes, cuenta que mientras armaba un cuadro que requería de puertas blancas, vio que estas se estaban agotando. Así que se tomó una semana para ir a recorrer la ciudad en busca de las fotografías que le faltaban. “Todas las puertas que miran son originales. Trato de irme a un país distinto cada año, de cacería de puertas. Hasta el momento tengo de Guatemala, México, Cuba, Panamá, Francia, España, Israel y Estados Unidos. Primero Dios este año me voy a Santa Fe, Nuevo México”, dice.
Un acercamiento y un aporte
El trabajo de Alan con las puertas lo llevó a acercarse a la colonia La Limonada en la zona 5, a través del proyecto Vidas plenas, de Tita Evertsz, que busca que los niños reciban formación lejos de dinámicas violentas. El artista se acercó a ella para que lo ayudara a tomar fotos de puertas en ese asentamiento. Lo único que ella le pidió fue no llevar nada ostentoso y Alan tuvo la oportunidad de visitar al menos cinco veces el vecindario.
Algunas de las historias que recogió en esas visitas forman parte del libro Esencia guatemalteca. “Ese libro trata de más de 300 historias de todo tipo, donde le tomaba una foto a la persona y la consigna era simplemente pedirles que me contaran algo de su vida. Describo ese libro, que es de todo y nada. Los va a hacer llorar, reír, cuestionar y agradecer”. Entre los personajes de La Limonada que quedaron inmortalizados en ese trabajo, hubo un asesino reformado y al que luego mataron.
El libro De puerta en puerta se distribuirá tanto en la galería Alan Benchoam, como en Sophos y las tiendas Casa y Estilo.
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