Kevin Casas-Zamora: “insistir en desconocer las elecciones, sería el fin de la democracia”

Kevin Casas-Zamora, secretario general del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), se reunió en el país con diversos actores de sociedad civil, instituciones de Gobierno, líderes políticos y con el presidente Bernardo Arévalo.

Jovanna García     mayo 30, 2024

Última actualización: mayo 30, 2024 6:57 pm

IDEA Internacional es un organismo intergubernamental, multilateral, de apoyo a la democracia con 35 países miembros como Costa Rica, Brasil, Holanda, Suecia, Indonesia, entre otros. Durante casi 30 años ha funcionado como un centro de pensamiento y proveedores de asistencia técnica en casi 80 países, sobre temas electorales, reformas constitucionales, regulación del financiamiento de la política, entre otros temas.

En la última medición que realizó IDEA Internacional sobre el desempeño de las democracias en el mundo, Guatemala fue calificada como una democracia en caída, debido a deficiencias institucionales. El país no forma parte de IDEA Internacional.

eP Investiga sostuvo una entrevista con Casas-Zamora sobre la democracia en el país, los retos que enfrenta el actual Gobierno, la importancia de los comicios que se desarrollan en distintos países de Latinoamérica, la embestida contra el Gobierno por actores del sistema de justicia y la resiliencia democrática fortalecida por una ciudadanía organizada.

IDEA presenta anualmente un informe sobre el desempeño de la democracia a nivel global donde Guatemala no salió bien. Luego de acercamientos con distintos actores, ¿Existe alguna diferencia entre la evaluación del año pasado y la actualidad?

Es muy temprano para decirlo. Claramente al país desde hace rato no le está yendo particularmente bien en términos de su desempeño democrático, pese a que hay algunos aspectos de la democracia guatemalteca que son admirables. 

Rescato, por ejemplo, la vitalidad de la sociedad civil en Guatemala. O sea, que es una cosa que no se ve en todos lados. Aquí ustedes tienen una sociedad civil organizada y que cuando se empeña en defender una causa tiene resultados importantes. Yo creo que eso se manifestó muy claramente, durante y después del proceso electoral anterior. Es muy temprano para decir si la elección que sucedió el año pasado marca un quiebre o no. Yo quisiera pensar que sí.

El hecho de que el presidente Arévalo, vencedor de la contienda electoral, haya podido asumir su mandato pese a un esfuerzo concertado por parte de algunas fuerzas políticas y algunos actores institucionales para impedirlo, negando el resultado electoral, yo creo que eso es un signo de esperanza.

El hecho de que se haya defendido un resultado electoral era incontestable. Pero realmente habría sido un retroceso atroz haberse traído abajo ese resultado electoral. Creo que ahora existe una oportunidad cuyo resultado y éxito no están en modo alguno garantizados. Todos estamos conscientes de la complejidad de la situación política y de la correlación de fuerzas en Guatemala. Yo creo que el presidente mismo francamente está muy claro de eso. Y también de lo complejo que es manejar las expectativas de cambio que hay en una situación como esta. Los resortes de poder de los que disfruta el nuevo gobierno son relativamente limitados.

¿Qué expresiones o qué acciones puede tomar como ejemplo Guatemala de otros países que también han tenido esta resiliencia democrática recientemente?

Creo que el tema de que la sociedad civil esté activa y vigilante es muy importante.

Pero no solo eso, sino que las fuerzas políticas genuinamente comprometidas con la democracia, fuerzas políticas y sociales genuinamente comprometidas con la democracia, aprendan a colaborar de manera generosa, sin ceder a las pequeñas vanidades y a los pequeños desacuerdos que a veces impiden que actúen de manera efectiva. 

En otros países, en los que ha sido posible revertir procesos de deterioro democrático, eso ha sucedido, porque las fuerzas comprometidas con la democracia de un amplio espectro político aprenden a colaborar y a actuar juntas para defender la democracia.

Así fue en Polonia recientemente, así fue en Zambia, así fue de alguna manera también en Brasil, y yo creo que en última instancia también en Guatemala. Entonces, esa es una gran lección, que nos dejan las pocas experiencias en las que se ha podido revertir un proceso de deterioro democrático.

Uno de los grandes debates que hay en este momento en torno a la situación de la democracia en el mundo, es que las amenazas a la democracia han cambiado radicalmente con respecto a lo que eran una generación atrás. O sea, antes los quiebres de la democracia eran muy fáciles de reconocer. Digo, había una asonada militar y todo el mundo se enteraba o si había un proceso de fraude descarado en las urnas.

Ahora no. Ahora es una cosa mucho más sutil, menos difícil de apreciar y un proceso en el que es más difícil saber cuándo se cruza la raya. Eso hace que sea más difícil de contrarrestar.

Mientras las fuerzas comprometidas con la democracia puedan colaborar y hacer valer una mayoría, en la vía electoral existe posibilidad de cambio y Guatemala es un ejemplo de eso. Cuando la vía electoral está obturada, cuando está cerrada, ahí ya pasaste a otro escenario.

La implicación de esto para este año en el que hay tantas elecciones en el mundo, proteger la integridad de las elecciones, proteger la capacidad de autoridades electorales robustas, creíbles, autónomas para celebrar elecciones de buena forma es realmente muy urgente. Si nos preocupa el futuro de la democracia, es preciso proteger la integridad electoral a toda costa.

Hay mutaciones de cómo se ataca la democracia. Se ha ido cambiando de forma y de estilo. En México, por ejemplo, ahorita hay una gran cantidad de desinformación de cara a los comicios.

Casas-Zamora fue segundo vicepresidente de Costa Rica entre 2006 y 2007 y ahora preside IDEA Internacional. Foto: Carlos Alonzo

En Guatemala también lo vivimos el año pasado. ¿Qué pueden hacer los gobiernos, no para tener control, sino para de alguna forma contrarrestar ese tipo de desinformación?

Ese es un tema complejísimo. La desinformación es en efecto, otra de las amenazas a la integridad electoral que están teniendo que contener todos los sistemas políticos y las autoridades electorales. Luego, todas las amenazas ligadas a la ciberseguridad. Los procesos electorales se están volviendo cada vez más dependientes del uso de tecnologías digitales de diferentes maneras.También están las amenazas políticas a las que ya me referí que tienen que ver con los intentos de limitar la autonomía de las autoridades electorales por parte de quienes están en el pueblo. O sea, hay un abanico de amenazas. La desinformación es una de ellas. No hay ninguna solución obvia. Lo que es fundamental es que las autoridades electorales tomen conciencia de esto y que estén dispuestas a colaborar con otras autoridades electorales que están lidiando con el mismo fenómeno y que están tratando de aprender. 

Los magistrados electorales enfrentan tres procesos penales. Hay una mínima intención de desconocer los resultados electorales. ¿Cómo afectaría a una democracia tan frágil como la del país, el desconocimiento de esos resultados después de que hubo una toma de posesión? ¿Ha visto algo similar en otro país?

No, honestamente no. No he visto nada parecido a lo que sucedió aquí. Sería absolutamente catastrófico que las fuerzas que intentaron desconocer el resultado electoral en Guatemala insistieran, ese sería el fin de la democracia en Guatemala. Pero, a juzgar por lo que pasó después de la elección anterior, un intento de esos no encontraría una sociedad civil pasiva. Entonces, ojalá no persistan en esa vía. El intento de llevar a cabo el plan no encontraría una sociedad civil pasiva, a la evidencia me remito.

Yo creo que aquí fundamentalmente se logró defender un resultado electoral creíble, incontestable, porque la sociedad civil se movilizó y porque hubo un apoyo importante de la comunidad internacional. Y porque, francamente, era tan vulgar lo que estaban tratando de hacer, era tan descarado, que era tan obvio, que generó una reacción muy adversa.

Lo de Guatemala es diferente, porque en este momento, no es el gobierno democráticamente electo el que está utilizando a las instituciones para vaciar de contenido a la democracia. De alguna manera es lo contrario. Esas instituciones están siendo instrumentalizadas por fuerzas que quieren privar de contenido a la democracia. Eso es lo que hace muy particular el caso de Guatemala.

¿Qué recomienda al nuevo gobierno acerca de recuperar la democracia que estuvo en peligro el año pasado?

Es muy importante que, a raíz de lo que pasó en la última elección, se haga una revisión de las relaciones entre poderes en Guatemala, del diseño institucional que rige esas relaciones entre poderes, porque claramente lo que ustedes tienen es disfuncional, presenta posibilidades de fricción muy graves. 

Ahí hay un tema de gran diseño institucional al que ojalá el sistema político le meta el diente. De manera más específica, una recomendación respetuosa es apuntalar el funcionamiento del tribunal electoral. 

Guatemala durante mucho tiempo supo tener un tribunal electoral razonablemente robusto, que fue capaz de celebrar elecciones de buena manera, que incluso con todas las dificultades que hubo en el proceso anterior, fue capaz de celebrar comicios de una manera en la que francamente el resultado estuvo claro.

No he oído ninguna acusación con credibilidad de que los votos no se contaron adecuadamente. Me parece que el tribunal hizo su trabajo en esa materia y lo hizo bien; sin embargo, tengo la impresión de que salió muy debilitado de todo el proceso.

¿Qué detalles puede compartir de la reunión que sostuvo con el Presidente? ¿Hay algún tipo de acuerdo de colaboración de momento o está la puerta abierta?

Con el presidente y las demás autoridades con que nos hemos reunido y los miembros de la cooperación internacional, creo que la puerta está abierta para que colectivamente tratemos todos de hacer una contribución a la consolidación de la democracia en Guatemala.

Yo creo que las conversaciones han sido muy positivas y ahora lo que toca es generar una agenda de trabajo que nos permita materializar esa colaboración. Vamos a estar volviendo a Guatemala, pero yo me voy muy contento.

La reunión con el presidente en particular me dejó muy esperanzado, aunque al igual que todos estoy consciente de las enormes dificultades que presenta la situación política en el país y la necesidad de manejar las expectativas con una cierta modestia, porque lo que puede hacer el gobierno en este momento es muy limitado. Pero hay una oportunidad que no había hace un año y eso importa.

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