En una breve carta enviada a Miguel Ángel Asturias, fechada el 22 de junio de 1970, Kirk Douglas le expresaba su gran satisfacción por haber compartido con él los trabajos en el jurado del festival de Cannes. El actor norteamericano fue miembro del jurado y Asturias fue el presidente, siendo el primer hispanohablante en presidir el Festival de cine de Cannes. Tuvieron que pasar 47 años para que un cineasta español, Pedro Almodóvar, presidiera el famoso festival, habiendo sido en la versión de 2017.
La prensa española y europea recalcó que Almodóvar era el primer español que asumía la honrosa presidencia del festival más reputado de Europa y de los principales del mundo. Almodóvar dijo entonces a través de un comunicado de prensa: “soy consciente de la responsabilidad que conlleva ser el presidente del jurado y espero estar a la altura. Solo puedo decir que me entregaré en cuerpo y alma a la tarea, que es a la vez un privilegio y un placer.”
Sin embargo, los medios internacionales no se percataron de que la versión del renombrado festival de Cannes del año 1970 había tenido como presidente del jurado a otro hispanohablante: el escritor Miguel Ángel Asturias. Tampoco los medios guatemaltecos mencionaron nada y solo reprodujeron los cables de las agencias noticias que informaban de la designación del cineasta español Pedro Almodóvar como presidente del jurado en 2017.
Kirk Douglas, uno de los actores norteamericanos más famosos, en su carta a Asturias le aseguraba que haberlo conocido había sido una experiencia maravillosa y lamentaba que no hubieran tenido más tiempo para compartir e intercambiar debido a la intensidad y cantidad de actividades. Ambos eran dos personalidades mundiales. Pero había algo que los unía más allá de la fama.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, y tras la derrota mundial del nazi- fascismo, el planeta se polarizó y comenzó la Guerra Fría, en concordancia desde 1947 con el esquema geopolítico e ideológico impuesto por el macartismo norteamericano. Guatemala experimentaría en 1954 la devastación de la llamada Liberación, los “Tiempos Recios” descritos por Mario Vargas Llosa en su novela. Asturias recuerda las consecuencias inmediatas de la llegada del régimen del coronel Carlos Castillo Armas:
“Al entrar Castillo Armas con sus mercenarios pagados por Estados Unidos y producirse la renuncia de Árbenz, ya no volví a Guatemala. Los dos primeros decretos que dio Castillo Armas fueron para desconocernos a Juan José Arévalo y a mí como embajadores. Me suprimieron el pasaporte, quedándome sin papeles para viajar”.
El anticomunismo fue impulsado mundialmente por las políticas agresivas del senador Joseph Raymond McCarthy que desencadenó entre 1950 y 1956 una cacería de brujas, buscando comunistas por doquier y acusando a sospechosos de serlo de actividades antiamericanas. Hollywood no fue una excepción y se censuraron películas, directores, guionistas y actores. Kirk Douglas tenía conciencia plena de las maniobras macartistas. Como judío sabía también de los extremos genocidas del holocausto.
Kirk Douglas no se amilanó nunca ante la censura y las amenazas macartistas. Como un desafío frontal contrató al estigmatizado y censurado guionista Dalton Trumbo, acusado de comunista y parte de las listas negras de los que había que excluir. La tarea ofrecida fue escribir el guion para la película Espartaco, que sería dirigida por Stanley Kubrick. Trumbo había sido antes encarcelado por comunista durante casi un año y después había salido un tiempo al exilio en México.
Kirk Douglas hizo el papel de Espartaco. La figura del líder de los esclavos que se rebelan contra el imperio romano tenía un significado simbólico que molestó a los poderosos sectores anticomunistas que vieron en el filme de Kubrick una provocación. Podemos recordar que pese a los rotundos éxitos de Kirk Douglas y de las películas donde actuó, le fue negado durante décadas la concesión de un Oscar a pesar de haber sido nominado varias veces, no habiendo sido sino hasta 1996 cuando se le concedió un “Oscar Honorario” para reconocer su brillante carrera artística.
Entre Miguel Ángel Asturias y Kirk Douglas había un lazo democrático y humanista. Los unía su rechazo al macartismo y sus imposiciones destructivas. Y el encuentro en Cannes no estuvo libre de problemas. Ante todo, por los intereses políticos que se jugaban detrás de bambalinas.
El poderoso consorcio de la Twentieth Century Fox presentaba la película M.A.S.H de Roberto Altman cabildeaba fuertemente para que este filme obtuviera La Palma de Oro, el máximo galardón del festival. Asturias rechazó de entrada la posibilidad de concederle el premio a una película que no consideró para nada antibélica. Asturias apeló a sus conocidas posiciones pacifistas, además de considerar que la película no llenaba los requisitos estéticos, sino se reducía a bromas machistas y de mal gusto, dentro de un humor negro que banalizaba los horrores de la guerra con bromas en el quirófano, burlas a los amputados, etcétera.
Por otra parte, el gobierno soviético estaba irritado con Miguel Ángel Asturias porque el escritor guatemalteco antes había pedido la libertad de dos escritores soviéticos encarcelados: Syniavsky (1925-1997) y Yuly Daniel Markovich (1925-1988) acusados de enviar literatura antisoviética al extranjero, amparados en seudónimos. El gobierno soviético retiró a Sergei Obraztsov, director entonces del famoso Teatro de Marionetas de Moscú, como miembro del jurado, al disponer los organizadores que no se aceptarían películas rusas ni japonesas, con evidente carga ideológica del sello Guerra Fría.
El filme escogido por Asturias para ganar el premio era The Strawberry Statement de Stuart Hagmann, que trataba de las revueltas estudiantiles en California. El cabildeo de la Twentieth Century Fox se hizo sentir dentro del jurado. Las presiones aumentaban y Asturias no cedía.
En Estados Unidos comenzaba a surgir una ola antibélica antes insospechada y la intervención en Vietnam era duramente cuestionada por estudiantes e intelectuales e incluso veteranos de guerra. La película de Stuart Hagmann se estigmatizó como comunista y se dijo que apelaba a “revueltas inútiles”. Al final se realizó la votación y triunfo M.A.S.H, mientras Asturias fue secundado solo por Kirk Douglas.
Carta de Kirk Douglas a Miguel Ángel Asturias
De todas maneras, vale rememorar ahora que se cumple un aniversario más del fallecimiento de Asturias que además de los grandes premios literarios que recibió, incluyendo desde luego el Nobel, tuvo papeles de enorme relevancia mundial en la cultura como lo es la presidencia del jurado en el Festival de Cine de Cannes que ha sido y sigue siendo una plataforma fundamental para la celebración y promoción del cine a nivel mundial.
El 9 de junio de 1974 fallece Asturias en un hospital de Madrid, acompañado de su esposa Blanca y su hijo Rodrigo. Meses antes había dado su última conferencia en un congreso internacional sobre Bartolomé de Las Casas, figura que admiraba, convencido que la reivindicación de los pueblos originarios debía ser una prioridad. Se inspiro en Las Casas para escribir su obra de teatro La audiencia de los Confines (1957), logrando transmitir una situación histórica que respira actualidad. El académico italiano Giuseppe Bellini considera que la figura de Las Casas, Apóstol de las Indias, Asturias la redime en nombre de la participación del fraile humanista en el drama americano. Asturias siempre al lado de los oprimidos, de los esclavos y los explotados.
Se ha escogido el día de su fallecimiento como el Día de Asturias. Dedicarle un día al más grande de nuestros escritores me parece oportuno, agregando que debería ser para los guatemaltecos un escritor de todos los días.
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