En tiempos recientes, Guatemala ha experimentado una serie de desafíos que amenazan la estabilidad de su democracia. La defensa del voto en 2023 y la lucha contra las mafias políticas son ejemplos claros de cómo la atención ciudadana se convierte en un pilar fundamental para preservar nuestras instituciones. Sin embargo, estamos enfrentando un problema aún más profundo: la crisis de atención que debilita nuestra capacidad de responder a estas amenazas.
Johann Hari, en su libro El valor de la atención, explora cómo la falta de concentración afecta no solo a nivel individual, sino también a la sociedad en su conjunto. Hari argumenta que la atención sostenida es esencial para lograr cualquier objetivo significativo, desde proyectos personales hasta la preservación de la democracia. Esta idea resulta particularmente relevante en Guatemala, donde la falta de atención podría costarnos nuestra libertad. Los mismos jóvenes que cambiaron el rumbo de estas últimas elecciones también transformaron el tipo de demanda de información política hacia el consumo en redes sociales. Pero, el alza de contenido político en las redes sociales, ¿será suficiente para fortalecer una sociedad civil ante futuros golpes?
Esta crisis de atención tiene implicaciones directas para la democracia. Una ciudadanía que no puede concentrarse y reflexionar profundamente sobre los problemas que enfrenta es una ciudadanía vulnerable a la manipulación y la desinformación. En un país donde las mafias políticas buscan constantemente socavar las instituciones, la capacidad de la gente para prestar atención a estos problemas y actuar en consecuencia es vital.
Vivimos en una era en la que las distracciones son omnipresentes, desde las redes sociales hasta la sobrecarga informativa. Estas distracciones no son solo problemas menores; son síntomas de una crisis más profunda. Como Hari señala, la capacidad de prestar atención está siendo hackeada por poderosos intereses que buscan mantenernos enganchados a sus plataformas, dejando poco espacio para el pensamiento crítico y la acción cívica. Añadiendo una capa al problema, la incapacidad de prestar atención a lo importante, sin acción cívica colectiva, no nos permite organizarnos para lograr acuerdos trascendentes en el desarrollo del país.
La defensa del voto en 2023 es un claro ejemplo de cómo la atención colectiva puede marcar la diferencia. Sin embargo, este esfuerzo debe ser sostenido. Si permitimos que nuestra atención sea secuestrada por distracciones superficiales, perderemos la capacidad de defender nuestras instituciones y, con ello, nuestra democracia.
El mensaje de Hari es claro: recuperar nuestra atención es recuperar nuestro poder. Guatemala no puede permitirse el lujo de ignorar este problema. Debemos luchar no solo contra las mafias políticas, sino también contra las fuerzas que erosionan nuestra capacidad de prestar atención. Solo así podremos garantizar que nuestra democracia no solo sobreviva, sino que prospere en los años venideros.
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