Otro amargo hasta pronto

Helmer Velásquez     septiembre 5, 2024

Última actualización: septiembre 4, 2024 4:23 pm
Helmer Velásquez

Si algo duele es abandonar una tarea con la que uno está identificado y además le apasiona, esas tareas dulces en donde uno hace esfuerzos para culminarla lo mejor posible. Tareas para las cuales sacamos tiempo extra, que nos obligan a estar muy imbuidos en la situación del país, estar constantemente analizando, investigando y fundamentalmente aprendiendo. Eso y más significa mantener una columna semanal. Uno pone sus ideas en la vitrina pública, sin más interés que comunicar pensamiento. Uno siempre dirá, valió la pena el esfuerzo. No es que uno llegue a crear corrientes de opinión, mucho menos de pensamiento, por lo menos en mi caso. Es un transmitir sentires, conclusiones, comentarios. Es compartir ideas y visión de vida con personas que no conocemos, pero que presentimos y con quienes compartimos la necesidad de estar informados e intercambiar miradas.

            Empecé en esto de escribir columnas de manera regular allá por el año 2005, de la mano de José Rubén Zamora, de lo cual solo puedo sentir orgullo. Un maestro de la pluma y un ser humano excepcional. Antes de aquel año siempre hice notas por allí desperdigadas. Tuve una interrupción, en mi regularidad de columnista, por mi incursión en la política de partido, respetando los cánones éticos sobre los cuales discurría elPeriódico, en relación a sus publicaciones de opinión. Volví y estuve allá hasta que los zarpazos antidemocráticos, a fuerza de castigo cerraron las puestas de aquel querido medio. Retomé esto de los artículos gracias a las cálidas y etéreas páginas de ePinvestiga y a la apertura que encontré en la Revista Digital La Gazeta. ¿Por qué el relato?  Me alejo de nuevo, a nadie le dolerá como a mí abandonar esta deliciosa tarea semanal de escribir artículos. La razón: asumí la responsabilidad de ejercer la Presidencia del Instituto Nacional de Cooperativas –INACOP– designado por el Señor Presidente de la República, tarea que igualmente agradezco y que me da la oportunidad de colaborar con el Movimiento Cooperativo y ser parte de un gobierno de esencia democrática y de transformación. La vida es así y me toca de nuevo escoger, eso lo hacemos tanto como años de vida tengamos. Hay decisiones que cuestan más que otras, esta es una de ellas. Dejar la pluma, por modesta que sea nuestra contribución. Duele, de verdad duele. Algo se desgarra en los interiores. Seguramente es un drama personal, a nadie más importará.

            Así que como debe ser agradezco a ePinvestiga, a su fantástico equipo, gente entregada a sus tareas de difundir ideas. Constructores de palabras, voces y democracia. Me voy por esta vez, con la certeza que volveré, asumo con entusiasmo la invitación de ePinvestiga de poder volver cuando la tarea que ahora asumo haya finalizado. No lo duden acá me tendrán tocando la puerta y pidiendo asilo para mi letra, para mi palabra.   Mi abrazo, respeto y mucha vida a ePinvestiga. De cierre tomo las palabras de Thelma Aldana: nos verán volver. Hasta pronto. Lo años vuelan.

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