Humanidad de la resistencia

Carlos Martin Beristain

octubre 20, 2024 - Actualizado octubre 19, 2024
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Durante mi primer viaje a América Latina en 1989, en El Salvador, que luchaba por tener una vida para las grandes mayorías, Maggi Popkin me pasó un texto escrito a máquina con hojas desgastadas, porque habían tenido que pasar por muchos laberintos para salir a la calle. En esas cuartillas, Herbert Anaya que era el presidente de la Comisión de Derechos Humanos no gubernamental, contaba lo que había sido su encarcelamiento y su tortura. Una de esas cárceles en que la escritura podía escucharse con el tecleteo que se disimulaba entre los tantos ruidos de la cárcel, los pasos de las botas, las puertas metálicas que se cierran, el golpe final del cerrojo. Los ruidos bruscos son en esas cárceles parte del sistema de violencia.

A José Rubén Zamora lo tuvieron encerrado en una prisión infame durante meses que se convirtieron en años, sometido a todo tipo de mecanismos de sufrimiento; no dejarle dormir, meterle bichos en la celda, tratar de entrarle droga para después acusarle de tráfico, quitarle el agua, la permanente arbitrariedad que destruye cualquier seguridad que tengas en la vida, esas maneras sutiles de decirte aquí el poder sobre ti lo tengo yo. Quién es ese Yo, no solo se refiere al mando de la cárcel sino al hilo que sostiene tu existencia con una mano y con otra la tijera. José Rubén Zamora escuchó muchas veces ese ruido de la reja metálica y de la puerta, aún más pesada, que cuando se corría dejaba entrar la luz a la vez que la amenaza. Y cuando se cerraba, te decía, como sus captores le dijeron a Herbert Anaya: esta es tu única realidad.

Cuando lo fui a ver y compartí dos días su celda, volvimos sobre la historia de Guatemala que ambos habíamos conocido desde dos orillas de las mismas vidas. Hablamos de Monseñor Gerardi y del proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi). Desde aquel tiempo, nunca había vuelto a una conversación tan fuerte como sutil sobre la esperanza que tocamos con la punta de los dedos. En esa celda repasamos ataques y bombas, el tiempo en que Jose Rubén era casi un cadáver frío, dejado en un basurero, rescatado por un niño que lo vio y su madre que llamó a los bomberos, de un médico que se dio cuenta de que el cadáver estaba vivo.

Y repasamos cada tiempo de lo vivido, lo que se puede en dos días de conversación interminable. Hablar de humillaciones y de arbitrariedades sin fin, de tener que echar insecticida durante seis meses para liberarse del dolor y del terror de una plaga en un sitio cerrado a cal y canto, de tener que ir esposado con las manos atrás y ser revisado una y otra vez por si escondía un arma en sus zapatos, de tener que escuchar a matones de Guatemala disfrazados de abogados que retuercen el brazo de la justicia y hacen que la tortura a veces se alargue más allá de los muros de una cárcel. Jose Rubén era un hombre al que querían haber hecho pedazos, pero estaba entero. Tomar nota de todos esos golpes que no se ven en hematomas, necesita otro tipo de mirada, y confianza para compartirlos.

Hay veces en la vida que tienes la convicción de que estás en un momento clave de una historia. Con esos dos tiempos de John Berger, el de las cosas que pasan y el tiempo en que te das cuenta de las cosas que pasan. Cuando salí de ahí llevaba una espina dentro. Algo de esa tortura se quedó conmigo. Como loco me puse a escribir cuando llegué directamente de la cárcel a Ecuador a trabajar con los waorani, que luchan porque la decisión del pueblo de desmantelar la explotación de petróleo del Yasuní se lleve a cabo, y su territorio sea protegido para todos. Otro hecho crucial en un detalle de lo que se juega el mundo. Antes del viaje a la Amazonía, me encerré a escribir como loco. Pero solo hoy, en que el juez ordenó que José Rubén Zamora saliera de la cárcel, se me ha caído esa espina. Vuelvo a las conversaciones en el Mariscal Zavala, la celda en la que Jose Rubén estuvo recluido. Y vuelvo a Herbert Anaya y sus páginas en las que escribió, no de la tortura, sino de la humanidad de la resistencia.

José Rubén Zamora en El País

En agencia EFE

https://efe.com/mundo/2024-10-19/jose-ruben-zamora-periodista-guatemala/
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