México es un país donde las desapariciones de personas se han vuelto dolorosos y trágicos sucesos. El narcotráfico, la corrupción, y los ecos de la guerra sucia han tejido una oscura red de violencia que ha envuelto la vida cotidiana. Desde los años más brutales de la lucha contra el crimen organizado hasta los recientes escándalos de desapariciones forzadas, como el infame caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, miles de personas han desaparecido en circunstancias donde el silencio, la impunidad y el miedo son protagonistas.
En este paisaje sombrío, donde la tragedia personal se diluye en la estadística de lo cotidiano, la desaparición del científico Jacobo Grinberg se inserta como otro suceso sin resolver, un hecho impune, altamente misterioso, eco de lo inexplicable en un país acostumbrado a que los ausentes se multipliquen sin respuestas.
Jacobo Grinberg Zylberbaum, un hombre cuya mente parecía abarcar los misterios más insondables del universo, desapareció sin dejar rastro el 8 de diciembre de 1994. Su ausencia dejó más preguntas que respuestas, y mientras la versión oficial nunca ofreció una explicación clara, aquellos que conocieron sus investigaciones más profundas y perturbadoras sospechan que Grinberg había cruzado una frontera peligrosa entre la ciencia y lo desconocido.
Grinberg no era un científico común. Su interés en la parapsicología, los estados alterados de la conciencia y la telepatía lo habían llevado a investigar campos que la ciencia académica descartaba como fantasía. Pero él no era un soñador cualquiera. Desde su trabajo con chamanes mexicanos, como la famosa curandera Pachita, hasta sus estudios sobre la Teoría Sintérgica, Grinberg proponía que la mente humana tenía un poder mucho mayor del que imaginamos. Para él, la realidad no era algo externo y fijo, sino una construcción dinámica del cerebro, una red de percepciones que podía manipularse, incluso descomponerse y reconfigurarse.
En sus últimos años, los rumores se intensificaron. Se decía que había logrado experimentos de telepatía con éxito, que podía comunicarse con otros sin palabras, directamente a través de la mente. Algunos afirmaban haber sido testigos de sus vuelos astrales, viajes fuera del cuerpo donde Jacobo describía lugares y sucesos imposibles de conocer. Y luego estaba su creciente interés en los contactos extraterrestres. Grinberg estaba convencido de que había inteligencias no humanas observándonos, y en sus investigaciones, aseguraba haber encontrado señales de esos seres.
Su desaparición, por lo tanto, no fue vista como un simple accidente o secuestro. Para algunos de sus allegados, Jacobo había alcanzado un conocimiento tan profundo que había tocado fibras peligrosas del cosmos ¿Había descubierto una forma de abandonar su cuerpo y mente simultáneamente en un viaje astral del cual no pudo regresar? O peor, ¿había sido secuestrado por seres de otro mundo que no querían que la humanidad accediera a ese conocimiento?
Otras teorías más terrenales, pero igualmente inquietantes, sugerían que Grinberg fue capturado por una potencia mundial, quizás Estados Unidos, Rusia o China. Después de todo, sus investigaciones podrían representar un avance radical en el control mental o en la manipulación de la percepción de la realidad ¿Qué mejor forma de adquirir esa ventaja que secuestrar al hombre que lo había descifrado? Los servicios de inteligencia de estas naciones estaban atentos a cualquier avance que pudiera poner en jaque su hegemonía global. Quizá Jacobo se convirtió en una pieza más en el tablero de la guerra fría de las mentes, atrapado en alguna instalación secreta, usado para fines oscuros, sus descubrimientos controlados y manipulados por manos invisibles.
Pero la posibilidad más enigmática de todas es que Grinberg hubiera encontrado algo o alguien que lo amenazara de formas más sutiles, más poderosas. Tal vez, al desvelar los secretos de la realidad, se topó con una entidad o energía más allá de la comprensión humana, algo que no permitiría que su conocimiento fuera divulgado. Su desaparición, entonces, podría ser el resultado de haber roto un código oculto del universo, de haber visto algo que no debía ver ¿Fue Jacobo Grinberg víctima de su propio descubrimiento? ¿Se atrevió a mirar demasiado profundo en el abismo, y el abismo lo reclamó?
Jacobo Grinberg no solo se sumergió en la ciencia y la parapsicología, también era un profundo estudioso de textos esotéricos, y entre ellos, uno en particular despertaba su fascinación: El Kybalión que tiene bases que datan del siglo VII y antecedentes del siglo III antes de nuestra era en el antiguo Egipto. Este antiguo compendio de sabiduría hermética, atribuido a Hermes Trismegisto, detalla las leyes universales que rigen tanto el cosmos como el ser humano. Entre los principios más poderosos que se exploran en El Kybalión está el de correspondencia: “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. Para Grinberg, esta idea tenía implicaciones vastas ¿Y si el universo entero era una proyección mental, como sugerían los antiguos, y los secretos del cosmos no estaban en las estrellas, sino en la mente humana?
Los siete principios de El Kybalion son de manera somera los siguientes:
1. Principio de correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera. Afirma que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: el Físico, el Mental y el Espiritual.
2. Vibración. Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
3. Mentalismo. El Todo es mente; el universo es mental. El Todo es el conjunto totalizador. Nada hay fuera del Todo.
4. Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
5. Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación
6. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley.
7. Género / Generación. La generación se manifiesta en todos los planos, todo tiene su principio masculino y femenino, activo y pasivo. Los dos géneros existen por doquier. En el plano físico es la sexualidad y de la unión de las dos polaridades surge la creación, la generación.
El estudio de El Kybalión llevó a Jacobo Grinberg a creer que el conocimiento profundo, aquel que civilizaciones antiguas como los egipcios o los mayas quizás poseyeron, se había perdido o mantenido oculto a lo largo del tiempo. Según Grinberg, la idea de “progreso” en la ciencia moderna era, en muchos sentidos, una ilusión. Si bien hemos alcanzado niveles tecnológicos impresionantes, él estaba convencido de que la humanidad había olvidado verdades esenciales sobre la naturaleza del universo, verdades que antiguos sabios comprendían a la perfección. Para Grinberg, civilizaciones perdidas no solo dominaban la tecnología física, sino también la espiritual, la mental, y era esta dimensión, esta comprensión holística del universo como un todo, lo que él buscaba con tanto ahínco.
Si el universo es uno solo, si lo que sucede en las esferas más altas repercute en lo más bajo, entonces las investigaciones de Grinberg sobre la telepatía y la conciencia podrían haber alcanzado algo más peligroso de lo que él mismo sospechaba. Quizás, al tratar de desentrañar los misterios de la mente humana, tocó fibras que resonaban en todo el cosmos ¿Qué consecuencias podría tener este descubrimiento para una humanidad aún atrapada en la ilusión del progreso material?
Tal vez El Kybalión no era solo un texto esotérico más, sino una puerta a verdades que debían permanecer ocultas ¿Abrió esa puerta? En su búsqueda de estas conexiones, de este tejido invisible que unía mente, materia y cosmos, Grinberg pudo haber llegado demasiado lejos ¿Podría haber encontrado una forma de superar las limitaciones de su cuerpo, de trascender la materia, desvaneciéndose en el éter para convertirse en uno con el universo? O quizá su desaparición fue un castigo impuesto por fuerzas más allá de nuestro entendimiento, por haber intentado revelar secretos que no estaban destinados a ser conocidos por la humanidad moderna.
En cualquier caso, Grinberg comprendió lo que muchos antes que él habían intuido: que el conocimiento verdadero no se encuentra únicamente en el avance técnico o en la ciencia empírica, sino en la armonía de todas las fuerzas del universo. Y en esa búsqueda, el científico mexicano tal vez descubrió lo que los antiguos sabios sabían: que lo que vemos como realidad no es más que una ilusión, y que el universo es una vasta y misteriosa mente, tanto arriba como abajo, tanto en lo visible como en lo invisible.
¿Dónde estará Jacobo Grinberg? Quizás, en este preciso momento, está en algún lugar más allá de nuestra comprensión, un lugar donde la mente y el cuerpo ya no siguen las reglas de nuestra realidad, donde lo humano y lo cósmico se entrelazan en una danza de energía pura. O tal vez, prisionero de un poder oscuro, espera el día en que su verdad sea liberada, y con ella, el destino de la humanidad.
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