Ernesto Boesche Rizo, ganador del Premio Carlos Mérida 2024. Foto: Cortesía Francisco Escobar
El Premio a las Artes Plásticas Carlos Mérida, que le fue otorgado recientemente, es para Ernesto Boesche Rizo (Baja Verapaz, 1936), el segundo reconocimiento importante en su prolongada carrera de más de seis décadas. A los 88 años, el maestro señala que el galardón que se otorga a lo más granado de las artes visuales del país, se equipara al reconocimiento que recibió por parte de un maestro en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando España, en la segunda mitad de los años 50.
El Premio Carlos Mérida 2024 le fue entregado a Ernesto Boesche en el Palacio Nacional de la Cultura. Fotos: Cortesía Francisco Escobar
En ese entonces, el joven Ernesto, que había sido becado por la Dirección General de Bellas Artes y el Instituto de Cultura Hispánica para cursar estudios en la importante academia, asistía como oyente a una clase avanzada. Ahí se trabajaba en el retrato de Natalia Castro, una gitana que para ese entonces tenía 59 años. A Boesche le impresionó la modelo, y aunque oficialmente no era parte del grupo de alumnos inscritos, siguió todas las indicaciones del maestro, quien precisamente por esa condición de oyente nunca se dirigió a él. Para sorpresa de todos, al finalizar el curso, el maestro fue a ver el trabajo que Ernesto había realizado y lo felicitó y le dijo que era el mejor de todos.
El orgullo que experimentó por ese temprano estímulo le dio aún más impulso al artista que, para entonces, ya era Maestro de Educación Primaria y había dado sus primeros pasos en el arte tanto en su tierra natal como en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP).
Boesche señala que agradece el premio otorgado por el Ministerio de Cultura y Deportes porque reconoce tanto su quehacer como exponente de diversas áreas de la plástica, como su labor docente, la cual desarrolló durante mucho tiempo en la ENAP. En ese establecimiento, fue maestro de Dibujo Artístico (I al IV) y de Arte Gráfico Comercial, de 1958 a 1985. También llegó a ocupar la dirección entre 1986 y 1994. Aunque paralelamente desarrolló otras actividades profesionales como ilustrador y publicista, nunca dejaba la ENAP. Hasta la fecha, eventualmente ha regresado a compartir conocimientos con los jóvenes alumnos que ahí se forman.
Además, desde 1972 hasta agosto de 2024, tuvo su propia academia de arte en la zona 1, la cual, debió clausurar debido a que dice, “ya cumplió su ciclo”. Sin embargo, él sigue impartiendo clases en su casa ubicada en la zona 14. Su deseo de compartir conocimiento llegó además a las aulas universitarias. La Universidad de San Carlos, la Rafael Landívar y la Mariano Gálvez fueron las casas de estudios superiores que contaron con sus aportes docentes.
Las ansias por la experimentación
Otro aspecto que distingue a Boesche es su inquietud por experimentar. “He incursionado en distintas temáticas y me he dado el gusto de probar diferentes técnicas. A diferencia de algunos de mis colegas, yo no quiero que piensen en mí solo por un tema. No quiero perderme ninguna experiencia”, expresa el artista.
“Yo he querido darme el gusto de pintar y dibujar con muy diferentes técnicas y con distintos temas como la naturaleza, bodegones, paisajes y retratos. También he hecho cuadros creativos, incluyendo los que incluyen la figura humana y algunas ambientaciones que han sido de mi predilección. Algunas cosas que van tirando a lo abstracto en técnicas como óleo y acrílico”, detalla.
Además, ha sido ilustrador, fotógrafo y ha hecho videos. Estas últimas habilidades las aplicó y perfeccionó cuando trabajó en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) a partir de 1958. En esta entidad, realizó ilustraciones de temas de seguridad en el trabajo y en el hogar.
A partir de 1971, trabajó en Publicidad Centroamericana, con la dirección del artista español Ramón Ávila. De él recuerda: “Nos enseñó muchos secretos y técnicas relativamente nuevas en publicidad para elaboración de artes finales”. Una de las técnicas que recuerda es la de la ilustración en blanco y negro con caseína, que es un material, que a diferencia de la tinta china y la acuarela no pierde intensidad al secarse, lo que permite tener mayor certeza en el resultado final de los artes mientras se elaboran.
Como ilustrador su trabajo también ha quedado plasmado en libros como la primera edición de El Mundo del Misterio Verde, de Virgilio Rodríguez Macal,(1956) y la edición del libro Pedro K’iché y otros relatos, de Flavio Rojas Lima.
En su faceta de investigador cultural, uno de sus más importantes aportes ha sido el libro Centenario de la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rafael Rodríguez Padilla 1920-2020, que se publicó en agosto de 2023. En esta publicación Boesche repasa hechos históricos que marcaron a esa casa de estudios y presenta biografías de directores, maestros y alumnos destacados de la entidad.
Boesche afirma que espera que se realice una reedición de este trabajo y que ya existe una promesa por parte del patrocinador de la versión original para que se pueda realizar esta actualización y publicarse en 2025.
Ernesto Boesche también disfruta compartir tanto con sus alumnos como con personas particulares los secretos de su arte, por eso, tanto durante sus clases como en espacios públicos accede a realizar demostraciones de su trabajo. Durante muchos años, pintaba retratos a la vista del público durante la jornada final del Festival del Centro Histórico.
Otra de sus inclinaciones artísticas es la música. Esta, al igual que la de la pintura, tiene origen en su padre, quien también pintaba y era aficionado a los instrumentos. En España, Boesche adquirió una armónica de 64 tonos en la cual llegó a ejecutar elaboradas composiciones. Además, mientras cursaba el último año de Magisterio en la Escuela Central Normal para Varones, compuso una melodía infantil.
El maestro Boesche también se caracteriza por sus acciones en favor del estímulo de otros artistas. Uno de los proyectos en el que participa activamente es el Certamen Nacional de Pintura de Baja Verapaz, que este año cumplió 27 años. Su trabajo en este concurso, que admite participación de todos los artistas nacionales que deseen inscribirse, ha sido tan significativo, que hace un par de años se tomó la decisión de que llevara su nombre. “Lo realizamos sin ningún apoyo oficial, pero no nos quejamos porque hemos obtenido patrocinios para los premios”, expresa el artista, quien indica que pronto se darán a conocer las bases de participación para la próxima edición.
Una muestra reveladora
En 2022, en plena pandemia, el Museo de la Universidad de San Carlos (MUSAC), decidió honrar al artista con la exposición Retrospectiva, que debido a las condiciones que se atravesaban, tuvo que ser virtual. Por esa razón en este 2024 se tomó la decisión de presentar una nueva muestra que se titula Facetas que permanece abierta al público hasta el 1 de octubre.
Francisco Escobar quien estuvo a cargo de la organización y trabajó junto al artista visual Marvin Olivares, que fue el Comisario de la muestra, señala que la intención de esta exposición es precisamente mostrar la versatilidad de Boesche.
Una de las primeras obras que se aprecia al ingresar al salón es el cuadro Encrucijada de nostalgia. “Es un cuadro muy representativo para él, porque es de San Jerónimo, Baja Verapaz. Aparte de que el lugar es muy icónico, tiene elementos como una carreta que recrea una fotografía que el propio artista tomó entre los años 60 y 70”, refiere Escobar.
Otra obra interesante es la de un paisaje de Salamá realizado antes de tener oportunidad de viajar a España. Además, un cuadro llamado Paisaje de Oviedo Asturias, que se encuentra montado en el caballete original en el que el artista lo plasmó durante su estancia en el país ibérico, en 1956. A la par del caballete aparece también, en una vitrina, la única caja de artista que ha tenido, en la que se conservan las primeras pinturas que compró a Miguel Ángel Ríos de la galería Ríos, cuando comenzaba sus andanzas en el arte.
Hay también fotografías, tanto de sus facetas profesionales como familiares y sociales. En las vitrinas de la exposición se pueden apreciar las cámaras tanto fotográficas como de video que ha utilizado en las distintas etapas de su quehacer artístico y publicitario, entre ellas, la primera cámara que utilizó que era de su papá, quien también fue aficionado a la fotografía.
Además de los afiches realizados para el Festival de Pintura de Salamá, en la muestra se observan la réplica de un pergamino que elaboró en los años 80, para Felipe de Borbón, en ese entonces Príncipe de Asturias y hoy Rey de España. En él se aprecian motivos tanto de la cultura maya como diseños asturianos.
No faltan los retratos que incluyen desde los miembros más cercanos de su familia, celebridades internacionales y los de sus alumnos, muchos de ellos, hoy artistas consagrados. En la exposición se encuentran piezas que pertenecen a coleccionistas privados que decidieron prestarlas para enriquecer la muestra.
La exposición puede visitarse en el MUSAC 9ª. avenida 9-79, zona 1, de lunes a viernes de 8:30 a 17:00 horas y sábados de 9:00 a 13:00 horas.
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