El punto de vista y el conocimiento

El hecho de haber podido comenzar a ver la totalidad de las partes de la tierra les dio y aseguró esta hegemonía cognoscitiva a lo largo de los últimos cinco siglos.

Camilo García Giraldo

diciembre 29, 2024 - Actualizado diciembre 28, 2024
Hombre editando imagen de la tierra.
Ilustración: Free Pic

Como se sabe, una persona situada en un determinado punto del espacio ve una parte o aspecto de una persona u objeto situado en ese espacio. Las demás partes no las pueden ver, permanecen inaccesibles a su vista. Y si quiere ver todas las partes que lo conforman, tiene que moverse en forma de círculo por ese espacio alrededor de esa persona u objeto hasta verlo en su totalidad, logrando así un conocimiento sensible completo de él. O en su lugar, si le es posible, mover o hacer girar esa persona u objeto para poder verlo en todas sus partes.

Ahora bien, existe una posibilidad diferente que ocurre con más frecuencia cuando el objeto que hace parte de la naturaleza o no se puede mover, a saber, la de que varias personas estén situadas o se sitúen en los diversos lugares o puntos alrededor de ese objeto para poderlo ver en todas sus partes. De tal manera que la suma de lo que ve cada una de ellas refleje o forme la imagen completa y total de ese objeto. Pero, para que esta imagen del objeto corresponde a sus dimensiones reales, a su verdadero tamaño, a su verdadera altura, longitud y volumen, se requieren tres condiciones básicas. Primero, que cada uno de esas personas esté situada a una misma distancia del objeto. Segundo, que deben estar situadas a una distancia tal que la imagen de la parte que cada una ve, no sea más pequeña o más grande del tamaño que realmente tiene el objeto. Distancia que normalmente debe tener la misma medida que el tamaño, en especial la altura, de ese objeto. Y, finalmente, que entre esas personas y el objeto no exista ninguna interferencia o barrera que deforme u obstaculice sus miradas.

Estas tres condiciones generales o ideales han servido para describir y explicar en la historia de Occidente, en especial desde los tiempos del Renacimiento, las características del conocimiento sensible que obtienen o pueden obtener los seres humanos de los objetos físicos de la naturaleza y de las formas y partes físicas de sí mismos, de sus cuerpos y rostros.  Son condiciones que muestran, por un lado, la imposibilidad que tiene toda persona de conocer sensiblemente la totalidad física de una persona o de un objeto mirándolo desde un solo punto del espacio. La imagen de la parte que ve no es una apariencia falsa de esa parte, sino una imagen limitada e incompleta de esa persona u objeto.  Y, por otro lado, que el conocimiento sensible completo de las formas y características exteriores de una persona u objeto determinado de la realidad lo puede conseguir, en efecto, una sola persona a condición que recorra con su mirada todas las partes exteriores constitutivas de esa persona u objeto. Pero, sobre todo, es un conocimiento que se suele obtener gracias a la participación de varias o muchas personas, integrando las diversas imágenes que todos han forjado de las diversas partes del objeto que han visto en una sola y única imagen.

Pablo Picasso pensó que desde un punto fijo del espacio se podían perfectamente ver la totalidad de las partes del cuerpo y rostro de una persona o de un objeto, sin moverlo o sin moverse a su alrededor. O, lo que es lo mismo, pensó que se podía crear una imagen de todas las partes exteriores de una persona o de un objeto sin moverse, y, sin mover en el espacio esa persona u objeto, como en efecto, comenzó a realizarlo y mostrarlo a partir de su célebre y revolucionaria obra Las señoritas de Avignon que pintó en 1906. De ahí, que al crear esta imagen Picasso mostró la posibilidad de realizar en el arte algo físicamente imposible. Mostró que el artista plástico puede ver a través de la imagen que crea lo que el resto de los seres humanos, natural o físicamente, no pueden ver. Este fue un descubrimiento artístico de excepcional importancia y valor en la historia del arte en la medida que mostró con gran claridad que seres humanos siempre tiene la posibilidad excepcional de realizar en el arte lo que en la realidad no pueden.

Ahora bien, otro descubrimiento, el de América, realizado por los europeos en siglo XVI les permitió probar definitivamente la hipótesis, ya ampliamente aceptada en esa época renacentista por los estudiosos en ciencias naturales, de la forma redonda de la tierra. Pero, sobre todo, les permitió abrir la posibilidad única y privilegiada de recorrerla en su totalidad, y así, poder verla y observarla en todas y cada una de sus partes. El recorrido o viaje alrededor de la tierra que comenzó Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano en 1519 y que duró 3 años, y, que, muchos otros han realizado después a los diversos países y lugares del planeta hasta hoy, permitió, entonces, a los europeos ir poco a poco viendo y conociendo todos los pueblos que la habitan, sus formas de vidas, sus hábitos y costumbres, etc. Y, también, por supuesto, la enorme variedad de formas naturales minerales, vegetales y animales que existen en los múltiples puntos y lugares del espacio que la conforman. En virtud de esos viajes lograron y acumularon una enorme cantidad de conocimientos empíricos sobre la vasta y multifacética realidad humana y natural de la tierra.

Pero, es necesario reconocer y recordar que los viajes y visitas que hicieron los europeos, en especial, expedicionarios y científicos, para ver y estudiar la naturaleza y la vida de los pueblos fue posible en gran medida al poder o dominio colonial que los Estados de algunos países europeos occidentales establecieron sobre varios pueblos y países de Asia y África, siguiendo los pasos del poder colonial que el Estado monárquico español había establecido sobre los pueblos y tierras americanas después de conquistarlas usando la violencia. El dominio colonial sobre esos pueblos y sus territorios facilitó, por no decir, permitió, que los europeos interesados en el saber pudieran desplazarse por esos lugares para observarlos y estudiarlos. Y, es que, como sabemos bien desde la obra de Michel Foucault, el dominio que ejercen unos hombres sobre otros o sobre la naturaleza es una condición muy importante que les permite estudiarlos, examinarlos y conocerlos en sus aspectos exteriores físicos con gran eficacia.  

Por esta razón, los europeos comenzaron a adquirir una primacía o hegemonía cognoscitiva sobre los demás pueblos del mundo. Primacía que en gran medida los árabes habían tenido durante la época medieval, y, que, perdieron a partir de este momento. El hecho de haber podido comenzar a ver la totalidad de las partes de la tierra les dio y aseguró esta hegemonía cognoscitiva a lo largo de los últimos 5 siglos. Y, aunque los europeos, la han comenzado a perder en los últimos 120 años, tal como antes la perdieron los árabes, debido al impetuoso progreso cognoscitivo-técnico alcanzado por los Estados Unidos, primero, y después, por pueblos asiáticos como el japonés, el chino y al indio, fueron históricamente los primeros en haber cumplido con respecto al objeto real y físico del planeta tierra una condición esencial e incondicional para poderlo conocer, la de recorrerlo a su alrededor viendo de cerca y directamente todas las partes que lo conforman. 

Quiero recordar aquí un episodio de este recorrido cognoscitivo europeo por la tierra que es muy significativo para Colombia, y, en general, para América Latina. Se trata de la Expedición Botánica llevada a cabo en el virreinato de La Nueva Granada bajo la dirección del médico y naturalista español José Celestino Mutis. Expedición que duró 25 años desde 1783 desde que el monarca español ilustrado Carlos III la aprobó hasta la muerte de Mutis en 1808, y, que contó con la valiosa colaboración de jóvenes talentosos científicos granadinos como Francisco José de Caldas, y de notables artistas y dibujantes como Salvador Riso y Francisco Javier Matiz. Expedición que recogió, describió y dibujó miles de plantas de las tierras neogranadinas.

Mutis, un tiempo antes de viajar en 1760 a La Nueva Granada, tomó contacto en Cádiz con Klas Altströmer, un discípulo del Carlos Lineo, a la sazón ya reconocido universalmente como un gran naturalista, y padre de la Taxonomía moderna, que estaba en España recogiendo y examinando plantas para enviarlas a su maestro en Suecia. Altströmer le entregó a Mutis ejemplares de los dos libros fundamentales de Lineo Sistema de la naturaleza y Species Plantarum cuya lectura le permitió formarse como un verdadero científico-botánico moderno, y, convertirse en un discípulo suyo.

Y, además, Altströmer lo puso en contacto con el naturalista sueco. Hecho que dio comienzo a una gran amistad, y a un regular, fructífero y fecundo intercambio epistolar entre los dos que durará 18 años hasta la muerte de Lineo ocurrida en 1778. Cartas en las que Mutis le hablaba de muchas de las plantas nuevas que encontraba en las tierras neogranadinas, y Lineo, por su parte, le agradecía su labor, lo estimulaba a continuarla, y le hacía observaciones y comentarios a las descripciones de esas plantas que le presentaba Mutis.

Junto con esas cartas, Mutis también le mandó en cinco ocasiones grandes paquetes con más de 150 plantas disecadas cada uno, que le permitieron a Lineo no solo a ampliar enormemente sus conocimientos botánicos y clasificarlas de acuerdo a la nomenclatura binomial que había establecido, sino también acrecentar y enriquecer el mismo saber científico de las plantas que se había comenzado a constituir formalmente en Europa en esos años gracias a la obra del naturalista sueco. Pues en virtud de estas cartas, y de las plantas disecadas que Mutis le envió a Lineo durante esos años, la naturaleza vegetal americana se comenzó a conocer por primera vez por los científicos europeos, y concretamente por quien había formulado las premisas y condiciones científicas necesarias para que ese conocimiento fuera posible, es decir, se comenzó a convertir en una realidad natural determinada incorporada al saber científico universal.

(Este texto es una breve síntesis de mi largo ensayo El descubrimiento de América y la formación del sujeto epistémico racional que publiqué en mi libro Ensayos de filosofía y cultura en el mundo contemporáneo.)

Etiquetas:

Todos los derechos reservados © eP Investiga 2024

Inicia Sesión con tu Usuario y Contraseña

¿Olvidó sus datos?