Rompiendo el Silencio

Mi’nawee’ López González

junio 8, 2024 - Actualizado junio 7, 2024
Mi’nawee’ López González

Las mujeres enfrentamos un sinfín de problemáticas que afectan nuestra vida diaria, aún más cuando decidimos integrarnos al mercado laboral. La administración pública, que debería ser un bastión de equidad y justicia, se convierte en un escenario hostil, incómodo y lleno de desconfianza para muchas de nosotras.

Como mujeres jóvenes que iniciamos nuestra vida laboral dentro del sector público, llegamos con la ilusión de desempeñar nuestras habilidades y capacidades. Sin embargo, nos encontramos con que debemos acceder a lo que nos dicen, aceptar lo que se hace y no cuestionarlo.

Aún cuando hay algo que nos incomoda, que no nos permite tener la libertad de actuar y ser como somos por la percepción que genera con los otros, intentamos creer que podemos ir avanzando, pero pasa el tiempo y cuando menos lo esperamos nos damos cuenta de que el acoso sexual es uno de los problemas más graves que enfrentamos, que los pequeños actos sutiles y con doble intención se hacen presentes.

Las miradas inapropiadas, los comentarios despectivos y las insinuaciones son solo la punta del iceberg de una cultura laboral que muchas veces tolera y perpetúa estas conductas. Es fundamental que empecemos por reconocer la violencia y el acoso sexual que sufrimos sin darnos cuenta, sin percibirlo y que sin querer, lo normalizamos.

Violencia que afecta nuestra intimidad, confianza y seguridad, limitando nuestras aspiraciones profesionales y afectando nuestra salud mental y emocional.

Es urgente que las instituciones públicas  reconozcan y aborden estos problemas de manera efectiva. Necesitamos espacios de trabajo seguros y justos, donde nuestras voces sean escuchadas y nuestras capacidades valoradas.

Es fundamental que se sensibilice y forme sobre el respeto mutuo y la valoración de los límites del otro. No podemos seguir permitiendo que el acoso y la discriminación sean parte de la cotidianidad de las mujeres en el ámbito laboral. La lucha por nuestros derechos y dignidad debe ser constante y colectiva.

Las mujeres no buscamos favores ni privilegios, ni que se nos perciba como objetos a la disposición de los otros, lo único que exigimos es el respeto y las oportunidades que merecemos.

Tu mujer, que sin previo aviso haz sufrido acoso sexual dentro de tu ámbito laboral, no estás sola, hay redes que te pueden apoyar a no seguir normalizando las sutilizas del acoso sexual.

Debemos unirnos y alzar la voz contra cualquier forma de violencia sexual y laboral  hacia nosotras. Comencemos a transformar nuestros espacios laborales en lugares donde la justicia, la igualdad y el respeto sean la norma.

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