El gobierno del presidente Bernardo Arévalo tiene las mejores relaciones como nunca antes con España, en especial con el rey Felipe IV y también con México, gracias a su cercanía con AMLO y ahora con la presidente Claudia Scheinbaum, que le permitiría mediar con propiedad en el impasse que se ha observado por la ausencia de representantes del gobierno español en la toma de posesión de la nueva presidente de México. Es más, el presidente del gobierno español es un socialdemócrata como Arévalo y la misma Scheinbaum. La causa, como se sabe, es una carta que le envió AMLO envió al rey español en espera que la monarquía se excusara por los atropellos derivados de la conquista hispana de México, como otros monarcas habían hecho sobre los desmanes en sus colonias y el mismo Papa Francisco, sobre los abusos de algunos clérigos en ese periodo colonial. Pero no hubo acuse de recibo ni respuesta de la casa real, lo que fue considerado un desaire para AMLO, razón por la cual el rey no fue invitado al acto protocolario de mérito.

Con México, Guatemala tiene también un historial parecido de atropellos empezando por Pedro de Alvarado que no solo hizo salvajadas en Tenochtitlán sino también en Guatemala, donde esclavizó a muchos nativos al punto que escaparon a los montes. Además, herró con fuego candente a sus esclavos, incluso a los nativos, que trajeron de Veracruz toda la utilería para armar tres barcos en el muelle de Iztapa, en Guatemala, con los cuales habría de partir a Perú para participar del botín inca junto con Pizarro, aunque allí le fue mal. Los ejemplos pueden seguir acá, en México, en Perú…

En alguna forma el silencio del monarca español también afecta a Guatemala por esas razones y Arévalo debería ser dar sus buenos oficios para que el rey Felipe IV, aunque tarde, dé una respuesta, no solo a México, sino a toda la América Hispana, que también vería con buenos ojos un gesto positivo del rey, para mantener las buenas relaciones que España ha tenido con nuestros país, y para que se acrecienten los intercambios culturales, comerciales y económicos como debe ser, en especial entre la mayor economía de habla española de este continente, con la siempre presente España, en respaldo de los procesos de democratización y de cooperación, junto con la Unión Europea, para vislumbrar juntos una visión de conjunto de beneficio común.