El 14 de enero de 2024, entre empujones, gritos, llanto y esperanza, la ciudadanía depositó su confianza en Bernardo Arévalo de León y Karin Herrera. Un partido político que prometía un cambio real, incluso logró acceder al poder gracias a la exigencia de un pueblo cansado de la corrupción. Así comenzó una nueva etapa, bautizada como “la nueva primavera“.
Guatemala ha sufrido históricamente bajo el yugo de políticos mitómanos, fascistas y corruptos, a pesar del transcurrir de los años, las estructuras de poder siguen beneficiando a una élite privilegiada. Con el tiempo se normalizó que criminales con saco y corbata accedieran el poder para enriquecerse. La situación es grave y debemos ser conscientes que el cambio que anhelamos no será posible en tan solo cuatro años, incluso 10 o 15 no son suficientes. Llevará más tiempo, aunque puede aproximarse más de lo que pensamos si estamos dispuestos a romper los esquemas de criminalidad adheridas al servicio público.
El Movimiento Semilla prometió un cambio sustancial, pero sus acciones recientes han evidenciado una preocupante continuidad con las prácticas que antes criticaban. La designación de jueces cuestionables, el aumento salarial y el incremento del presupuesto son claros ejemplos de esta contradicción. A pesar de sus antecedentes como oposición, el partido ha terminado beneficiándose de estas mismas medidas, generando una profunda decepción en la ciudadanía.
Ante las acciones recientes, es crucial volver a los orígenes del partido. ¿Qué los llevó a luchar por el poder? Recordemos los cinco principios que los inspiraron, que prometían defender:
● Construcción de la democracia
● Establecer la equidad como principio rector de la acción pública
● Reconocer un país diverso
● Promover una economía humana
● Respetar la naturaleza
Luego de casi 12 meses al frente del poder es hora de analizar si los recursos económicos se están utilizando de manera eficiente y efectiva para cumplir con las promesas de campaña. Debemos evaluar si el plan “10 semillas para recuperar el futuro” está generando los resultados esperados y si se están abordando las necesidades de la población, además, no debemos dejar desapercibido que el aumento presupuestario para el gobierno conlleva una obligación de transparencia y rendición de cuentas.
Aunque debemos reconocer que cualquier iniciativa del gobierno quedará truncada si el sistema judicial sigue cooptado, las mafias criminales siguen vigentes en el Ministerio Público, ante ello debemos exigir justicia independiente e imparcial. Al día de hoy se cruza una batalla legal, donde el Movimiento Semilla está perdiendo, incluso en el propio Congreso de la República los reconoce como Diputados Independientes, durante toda la X Legislatura no han podido presidir ninguna comisión o integrar la junta directiva, su trabajo ha sido a base de alianzas cuestionables, sin embargo, deben materializar la esperanza que el pueblo ha puesto en sus manos.
Ha concluido el primer año de gobierno de Arévalo, que para muchos ha sido denominado como el “año de prueba”, ahora es momento que lo prometido se convierta en realidades tangibles. Con los recursos disponibles, esperamos ver cambios significativos que mejoren la calidad de vida de todos los guatemaltecos.
Con altas probabilidades de ver morir al partido político Movimiento Semilla, los diputados, diputadas incluso el propio presidente, deben mantener su lucha y cumplir con las promesas brindadas a la población, ciertamente el pueblo votó por un partido, pese a eso, están en la obligación de avanzar con el proyecto de nación.
Etiquetas:Bernardo Arévalo Karin Herrera la nueva primavera Ministerio Público Movimiento Semilla