En la trilogía bananera asturiana El Papa Verde, publicado en 1954 y reseñado por la crítica como una de sus mejores novelas, resalta en el prólogo de la edición Salvat (1971) que Hombres y situaciones concretas pierden relieve frente a una realidad más poderosa que los devora: la gran empresa norteamericana y la tierra.

Asturias creó arquetipos simbólicos: el aventurero del norte, representando los intereses de la United Fruit, además, el nativo en contacto con la naturaleza, quien frente a la gran voracidad de la gran empresa norteamericana – patrocinadora incluso del golpe de Estado liberacionista- solo puede oponer sus armas arcaicas; la maldición, el hechizo y el encantamiento.

Hoy, los arquetipos simbólicos son otros: la gran compañía frutera se ha fragmentado en otras de menor poder económico y político, sobresaliendo por aquellos lares aún: la Chiquita Banana y Fresh del Monte. Mientras que Bananera se ha convertido en Morales, Izabal, y los poderes locales y simbólicos son los del cacicazgo, los nuevos ricos y los amos del despojo de tierras, que se extiende hasta el Petén, devorando incluso ricos sitios arqueológicos, flora y fauna nativa. Además de patrocinar incendios por doquier.

Las noticias del fin de semana nos informan de un gigantesco cargamento de droga procedente del concesionado Puerto Barrios, manejado por una de las descendientes de la United Fruit; y con destino final a Bélgica, y que según el Ministerio de Gobernación hizo una pasada por Puerto Cortés. Finalmente fue detenido en Puerto Miultimodal Caucedo, República Dominicana, con la preciada droga, dirigida a los bacanales y el vicio europeo.

Carlos Denvers de la Dirección General de Control de Drogas, informó que por instrucciones del fiscal se procedió a realizar una inspección más exhaustiva logrando detectar en dos gigantescos contenedores un total de 320 sacos conteniendo en su interior 9568 kilogramos de una substancia que se presume es cocaína, con un valor estimado a los Q250 millones de dólares.

La impactante noticia revela que en los mercados europeos y norteamericano actual -conocidos como mercados finales- este preciado bien de los nuevos estilos de vida y de la sociedad de consumo se encuentra a un precio cercano a los 26,000 dólares el kilogramo. ¿Qué producto básico podría superar ese precio estratosférico? Los arquetipos asturianos son ahora unos realmente sofisticados dentro del mundo bananero-cocalero local: los hacendados locales y las grandes empresas exportadoras, herederas de las tierras de la IRCA y la frutera; las familias de postín que explotan tierras bajo su riesgo, de Fresh del Monte, los caciques locales, dueños completos de vidas, haciendas y municipios, y hasta los estibadores agrupados en sindicatos cerrados habría que plasmarlos en nuevos arquetipos novelísticos.

Las primeras noticias procedentes de las autoridades dominicanas resaltan que se trata del mayor decomiso jamás visto en la República Dominicana y parte de la región del Caribe. Además, las propias autoridades dominicanas bien indican que no es la primera vez que se incautan alijos de droga, combinada con cargamentos de la fruta tropical.

De acuerdo con investigaciones de InSight crime y prestigiados periódicos europeos como The Guardian y otros no menos importantes, la logística del puerto belga de Antwerp ha devenido en uno de los principales puntos de entrada, siendo necesario reforzar esfuerzos con los países centroamericanos, en donde Panamá y Guatemala están ocupando las primeras planas, conjuntamente con Ecuador y Colombia. América Central es un importante Hub de intercambio, que tiene en República Dominicana otras ramificaciones. Y ello mirando a Europa. Ni se imagina uno cómo será de amplia y de mayor calado la logística hacia la costa Este de los Estados Unidos, en donde podría ser Miami uno de los puntos de entrada más importantes.

Las propias autoridades portuarias han dado a conocer que uno de los temas más sensibles del control resulta ser el carácter perecedero del cargamento, que no puede perder por mucho tiempo la cadena de frío, siendo ello una ventaja que es aprovechada por los contrabandistas; y ni qué decir por los narcotraficantes.

Fuera de los aspectos legales y de seguridad, tema que dejo a tratar a expertos y escribientes más experimentados, el interés de mis columnas van por el lado de los negocios oscuros, los dólares que transitan por el sistema y por un tema que es fundamental: las articulaciones del poder local, que compra corporaciones municipales, autoridades portuarias, aduaneras y migratorias, y por qué no decirlo: a los conglomerados de estibadores portuarios amparados por organizaciones sindicales poderosas.

Hace pocas semanas el Congreso de la República procedió a modificar la legislación portuaria. Será objeto de otra columna y de ejercicios de periodismo investigativo detectar los pormenores y el espíritu de tales reformas, así como el entramado de poderes locales, haciendas y sociedades anónimas alrededor del esquema empresarial bananero exportador; ahora, inobjetablemente, coaligado en diversos escenarios de narcohacendados, unos ya muy conocidos, por cierto.

Es una verdad irrefutable la descomposición del poder local en Zacapa, Chiquimula, Izabal y Petén. El control de vidas y haciendas por ahí, desde los tiempos de la trilogía bananera, viene en un completo proceso de descomposición, que impacta no sólo en el entramado electoral, sino en la violencia de la zona, que dicho sea de paso es de una belleza turística y arqueológica inigualable. Y a ello también se añade el complejo tema de las industrias extractivas: jade, petróleo, níquel y otras extracciones ferrosas, que vienen provocando la avaricia de los poderosos, sin olvidar por supuesto que, hasta oligarcas rusos, hoy bautizados de corporativismo occidental estuvieron recientemente por allí, repartiendo coimas en alfombras, tema este que hasta hoy el actual Ministerio Público guarda impunemente bajo siete candados.