Las Comisiones Anticorrupción ¿Sí o no?

Mariana Rohrmoser     abril 23, 2024

Última actualización: abril 22, 2024 6:58 pm
Mariana Rohrmoser

Las Comisiones Anticorrupción pueden ser instrumentos clave en la lucha contra la corrupción, sin embargo, su importancia y efectividad radicará en la ejecución y cumplimiento de uno o varios criterios, los cuales mencionaré más adelante.

En Latinoamérica, varias naciones han establecido comisiones anticorrupción en respuesta a la creciente preocupación pública respecto a sus elevados índices de corrupción y a los compromisos internacionales para abordar este flagelo.

Cito algunas experiencias actuales y pasadas en la región:

  1. Comisión Nacional Antocorrupción de Honduras (CNA): Esta comisión fue establecida en 2016, para investigar y combatir la corrupción en el vecino país de Honduras. Ha trabajado en casos importantes, incluyendo investigaciones sobre malversación de fondos públicos y actos fraudulentos en el sistema de salud y educación, entre otros.
  2. Comisón Especial para el Fortalecimiento del Estado de México: Esta comisión fue propuesta por el Presidente López Obrador en 2019 para investigar casos de corrupción de administraciones pasadas.
  3. Comisión Presidencial de Integridad en Perú: Establecida en 2018 y tenía como objetivo, proponer reformas para fortalcer la integridad y combatir la corrupción en el País.
  4. Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG): Creada en 2007 con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas, tuvo como misión la investigación y enjuiciamiento de casos de corrupción de alto perfil.

Estos cuatro ejemplos pueden ser de utilidad para propiciar el debate, analizar sus funcionamientos y campos de acción, lo cual podría permitir conclusiones y verificar si estas entidades son o no la solución al galopante problema que representa la corrupción en las sociedades.

Lamentablemente el espacio aquí resulta limitado y sería imposible abordar ese amplio análisis que amerita cada comisión antes citada, sin embargo, le invito a que usted, estimado lector, haga este ejercicio y analice el fenómeno de estas comisiones anticorrupción, permitiéndome recomendarle para ello, despojarse de toda influencia ideológica y concretarse en aspectos que se basen en criterios que a continuación le compartiré, haciendo énfasis en la importancia del contexto específico, bajo las cuales éstas se crearon. La literatura y doctrina también deberán ser aliados importantes en este ejercicio.

Dejo entonces aquí algunos criterios que podrían considerarse importantes para evaluar el desempeño y efectividad de las Comisiones Anticorrupción: a) La Investigación Exitosa: Resulta ser aquella capacidad para llevar a cabo investigaciones exhaustivas y efectivas sobre casos de corrupción, tomando en cuenta elementos como la recopilación de pruebas sólidas y la presentación de informes detallados sobre sus hallazgos; b) La Transparencia y Divulgación: Responde a ese grado de información abierta y pública que se le dé a las actividades, los resultados y hallazgos que haga la comisión a otras instituciones, así como a la ciudadanía en general, lo cual fortalece la confianza y credibilidad del trabajo que se realice; c) El Enjuiciamiento y Sanciones: Referente a los casos investigados, lo cual reflejará su capacidad para llevar a los responsables de actos corruptos, ante la justicia y así asegurar la rendición de cuentas; d) La Prevención y Educación: Serán aquellas acciones tomadas para prevenir futuros actos de corrupción, las cuales incluirán campañas educativas, el fortalecimiento de políticas y controles internos, tanto en las instituciones gubernamentales, como en las privadas; e) La Cooperación y Colaboración: Serán esos esfuerzos conjuntos para poder trabajar de manera coordinada y colaborativa con otras instituciones, tanto a nivel nacional como internacional. Es decir, buscar aquella lucha anticorrupción transnacional que cuente con el intercambio de información y buenas prácticas; f) La Independencia y la Autonomía: Elementos con los que puedan contar respecto al poder político y otras influencias externas, lo cual muchos consideran importante para garantizar su imparcialidad y efectividad; g) El Impacto en la Opinión Pública: Será la percepción y confianza de la población en la eficacia para luchar contra este mal, lo cual podrá medirse a través de encuestas de opinión y estudios sobre la percepción de la corrupción en la sociedad.

Considero que las respuestas absolutas no siempre existen y, en todo caso, lo que pretendo no es llegar a conclusiones pragmáticas que nos circunscriban a un rotundo “sí funcionan” o “no funcionan”, sino más bien, generar no sólo el debate constructivo, así como el impulso y la dinámica colectiva que nos permita  hacer funcionar lo que hoy tenemos!

Actualmente contamos con la Comisión Nacional Contra la Corrupción (CNC), la cual tiene como  función y reto primordial, la propuesta y prevención de la corrupción dentro del Organismo Ejecutivo.

Pareciera que para muchos, ésta no tiene importancia y su nacimiento desde ya lo consideran un error, mientras que para otros, nació con la misión de trazar un camino hacia las buenas prácticas y la implementación de mecanismos que ayuden a minimizar, en la medida de lo posible, las prácticas corruptas y fraudulentas.

Sea cual sea la postura, considero que como ciudadanos deseosos de un cambio para impulsar el desarrollo, debiéramos intentar unir esfuerzos con la finalidad de buscar la transparencia en las instituciones públicas. Estamos claros que no habrá comisiones que sean perfectas ni suficientemente eficientes, si la conducta de quienes nos gobiernan y la de los mismos ciudadanos, no cambia y la misma no se nutra de principios éticos e integridad en su actuar. Contamos para el Ejecutivo con un nuevo Código de Ética. Leo y escucho comentarios positivos y negativos de él. Es un hecho que uno o mil códigos de ética, no harán cambiar la esencia retorcida de quienes hoy se siguen nutriendo de la corrupción, pero como mínimo, debemos sentar las bases para enmarcarnos en una dinámica de buenas prácticas, aceptando las reglas de un juego limpio, que nos inste a actuar correctamente y contagiar a otros a actuar igual. Aún hay trabajo por hacer y enmiendas que ejecutar, pero esto deberá coadyuvar en la función de esta Comisión Nacional contra la Corrupción, dirigiendo nuestros esfuerzos para que así sea. ¡Regirnos por parámetros que nos den la guía y marco legal de conductas probas para ejercer el poder es necesario!

Comenzar a inculcar estos lineamientos desde las escuelas será fundamental, para que desde la infancia nos nutramos de la conducta íntegra y no necesitemos de la reprenda. Todo esto representa un trabajo integral, transversal y multisectorial.  No sólo los esfuerzos reactivos son la vía correcta y viable para luchar contra la corrupción.  Aunque la fuerza punitiva sea una herramienta necesaria, poderosa e importante, una comisión anticorrupción con un enfoque principalmente preventivo, de propuesta con fundamentos en la ética, puede tener un impacto significativo. 

Actualmente nuestro sistema de justicia e investigación, se encuentra cooptado por las mafias, lo que indica que nuestros esfuerzos por generar mecanismos de blindaje y prevención, deben redoblarse y ser prioritarios, pues no hacerlo, será cruzarnos de brazos y seguir pegándonos contra la pared.

Dejo claro que no es cesar en la lucha contra estas mafias y desaforarlos resultaría ideal, pero creo que no hemos dado con las acciones clave para hacerlo y mientras sigamos frente a un sistema entrampado y fraguado para la permanencia de esta cleptocracia, coadyuvar en la sanación del sistema resulta necesario.  En pocas palabras, ¡la medicina preventiva puede ser crucial!

Todas las comisiones cometen y han cometido grandes errores, de los cuales debemos aprender y el reto radicará en asumir los mismos y enmendarlos con las oportunidades que hoy se tienen, aprovechando la voluntad política manifestada.

La tecnificación, la digitalización de las instituciones, la supervisión, la rendición de cuentas, la veeduría y auditoría social, así como la activación correcta de la ciudadana e integración de sus sectores, también serán enormes herramientas para encontrar las puertas de la transparencia. 

Destruir es mucho más fácil que construir, pero en la medida que nuestras acciones giren en torno a la  construcción, bajo la sombrilla de la ética, las prácticas que fomenten la transparencia y el apoyo fundamental de la tecnología, habremos comenzado a labrar un interesante camino que procure a este país una posible salida y una ventana de oportunidad.

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