El pasado 10 de septiembre Jovanna García de eP investiga publicó una surrealista nota con el encabezado Tribunal absuelve a exdirectivos por caso Bantrab-Elgin. Y para variar se trata del Tribunal de Mayor Riesgo “B”, que absolvió a Ronald García Navarijo, Sergio Hernández y Astrid Overbeck – exdirectivos del Banco- quienes enfrentaban cargos por lavado de dinero. El primero de los acusados, afirma Jovanna, es el denunciante de José Rubén Zamora.
Se trata de otro caso más en donde los vehículos del crimen son las famosas empresas de cartón. En 2011 la directiva autorizó un pago de Q5.5 millones a la abogada Karen Flores, simulando honorarios. Los fondos fueron transferidos a las susodichas “empresas” cuyos beneficiarios finales son los mencionados. La acción era simplemente para agenciarse de los fondos.
El Tribunal presidido por la jueza María Eugenia Castellanos aseguró que las pruebas no coincidían con la acusación presentada por el Ministerio Público. El argumento es por demás sorprendente, porque según las juezas del tribunal, el tal delito de peculado es aplicable tan sólo para funcionarios públicos y el Bantrab no es un banco estatal. Un argumento común hoy en día con el que también se benefició a Manuel Baldizón.
Lo contradictorio del tema es que la abogada Flores sí se declaró culpable, y fue sentenciada a 8 años de prisión, por el mismo caso. La aventura comenzó con fondos utilizados para adquirir activos extraordinarios del banco, siendo esta una acción muy común seguida por los directivos bancarios en todo el sistema, porque simplemente tienen información interna previa -desde adentro- antes que el público. Pero el colmo es agenciarse de dinero del propio banco, es decir de los trabajadores del país, y gozar de bienes que debieran ser subastados en forma transparente. Toda una inmoralidad.
Y pensar que todo esto viene de la colaboración eficaz de Eduardo Liu Yon, quien para no endosarse otras picarescas, sirvió como soplón al denunciar estas corruptelas, mencionando además que parte de los fondos también sirvieron para el pago de la campaña política de la UNE en los tiempos de Álvaro Colom, y luego para los patriotas, y hasta para el payaso Morales en 2016. Ello permite muchas reflexiones sobre los bancos de fomento actuales, incluyendo otro más grande y complejo del que ya hablaremos en futura oportunidad.
En cuanto a tales personajes, bien recuerdo una entrevista que me hizo Dina Fernández en 2016, para Soy 502, en referencia a otras corruptelas mayores, orquestadas por Hernández, Navarijo, Eduardo Liu e Hidalgo Socorro. Y esto no se trataba de pinches milloncitos, sino el traspaso de acciones preferentes en forma confidencial. Es decir, emisión de deuda contante y sonante del Banco, producto del esfuerzo de miles de trabajadores endeudados.
Resulta ser que los ejecutivos firmaron un acuerdo confidencial con el inversionista venezolano Hidalgo Socorro mediante el cual intentaron convertirse en los principales accionistas del banco, lo que en términos del argot financiero significa licuar la propiedad. Y era nada menos que un 80% de la propiedad. Y por variar entra en juego una firma panameña, de esas de cartón internacional, denominada DHK Finance Inc.
En la entrevista a mi persona declaro que «sería gravísimo que los ejecutivos de Bantrab hayan firmado y ejecutado este Acuerdo. El mismo implicaba varias violaciones a las leyes bancarias del país, a la ley orgánica del Bantrab y a diversas regulaciones internacionales, El capital de un banco jamás se podría modificar mediante un convenio confidencial, privado o escondido, menos en un banco como este que es de carácter semiestatal y del sector laboral».
Lo infantil del acto corrupto es que se trata de acciones preferentes, que tienen una propiedad mercantil diferente en los procesos bancarios, y que discutiremos en otro momento. Por aquí tan sólo dejamos lo inmoral de nuestras cortes actuales, que siguen protegiendo la ingobernabilidad de bancos creados con fines loables, como Bantrab. Pero de eso seguiremos hablando en otro momento.
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