La decisión del Ejecutivo de enviar al Congreso de la República la iniciativa de ley para la reforma del artículo 14 de la Ley Orgánica del MP, para poder remover de su puesto a la fiscal general, ha generado en estos últimos días sensaciones de incertidumbre, zozobra y discusión. Todo lo anterior, sólo nos conduce a no saber exactamente, cuál será el desenlace de esta historia que nuevamente mantiene a Guatemala en desestabilización.
A todas luces es perceptible la falta de investigaciones objetivas y la parcialidad que existe por parte del MP, siendo ésta una institución que ha respondido claramente a intereses obscuros y no a los principios de legalidad y autonomía de los cuales tanto se jacta.
Actualmente nos encontramos entrampados, pues la astucia con la que se juega este pulso entre buenos y malos, entre corruptos y los que presumen no serlo, entre funcionarios con buenas intenciones, pero cortos de fuerza y clara estrategia, deja en entredicho la pobreza de esta democracia.
Hasta el cansancio se ha dicho, que no será posible luchar contra la corrupción en un Estado en donde quienes investigan y quienes juzgan se coluden, haciendo una amalgama perfecta entre la injustica, la burla al pueblo y la impunidad.
Planteo nuevamente el problema que nos genera esta compleja situación, que quizá adolezca de salidas y si las tiene, se convertirán en tremendos calvarios para la ciudadanía. Estamos claros, que esta reforma no conviene ni interesa a muchos y dado que el pulso se estará midiendo en el campo de los famosos dignatarios de la nación, hemos comprobado cuánto les interesa la justicia, el Estado de Derecho y la democracia. Las marchas son loables y simbólicas y quizá la estrategia sea la salida, sin embargo, está claro que a la mayoría de los diputados, todo esto les importa más que un bledo.
Duele reconocer cómo es que se mueven las aguas en este Congreso, cuyos intereses están enfocados en otra cosa y menos en la transparencia. Muchos de nuestros representantes son presa de grandiosas componendas que embrocan al país. Sus jugadas se desarrollan como que fueran partidas de ajedrez, pues muchos de ellos, si deciden trabajar en conjunto, lo harán única y exclusivamente cuando a sus votos se les perfuma con la esencia del billete. El pueblo está esperanzado en que estas prácticas hayan finalizado, lo que significa que no habrá votos a favor de la reforma. Es duro reconocer y percatarse que en nuestro país no existe el interés por hacer justicia y que legislar sin dádivas o descomunales incentivos, nunca es ni será una costumbre. Guatemala día a día cae en un abismo, del cual pareciera nunca habrá retorno.
Se sigue discutiendo, si esta era la mejor de las jugadas, pero estamos claros que pretender comerse a la pieza de la reina, de forma directa y únicamente por el rey, quien avanza de cuadro en cuadro, no habría sido ni bueno ni lo idóneo. Por el contrario, nos habría costado mucho, provocando el contraataque de alfiles y caballos de la CC, que seguro ampararían a su preciada reina. Y cómo no, si vea usted como la amparó dicha corte, por daños inciertos e inexistentes que podrían haber venido del mensaje de parte del rey, al cual se le antojó hace unos días, de manera incierta, molestar a la reina. (Léase el sarcasmo).
Mientras el mensaje del presidente era escuchado por la población, toda una maquinaria de competencia constitucional practicaba sus mejores principios procesales de celeridad y levantó su infalible escudo, para proteger a su as de la impunidad. ¡Que fastidio y que tremenda atrocidad resultó ser la de este presidente, que, en domingo, día sagrado y de descanso, se le ocurriera ejercer su facultad constitucional de emitir una iniciativa de ley para que la conociese el Congreso! (sígase leyendo el sarcasmo).
Ante todos estos sucesos, se reitera claramente que estudiar a la contraparte es fundamental, pues sólo así se logrará entender de mejor manera esta partida de ajedrez que actualmente se juega. Por lo que se vislumbra, esta batalla se quedará corta, pues apelar únicamente a la amable solicitud de modificar una norma de inferior categoría, que blinda a la delincuencia, será poco funcional. Así de retorcida está la situación, pues hemos evidenciado una vez más, la impresionante habilidad que tienen estas piezas dedicadas a encubrir a las mafias, para incrustar de forma automática y sincronizada, sus infalibles narrativas de las famosas ideologías y las supuestas defensas a los principios, acuñados en la doble moral e hipocresía. ¡Cuesta entender ese fenómeno!
¿Qué tiene que ver lo anterior, con un Ministerio Público que no investiga criminales y se defiende, poniendo a sus alfiles al frente, para cubrir y defender a su reina? Resulta que ponerlos así, con caras largas y asustados era la mejor forma de mostrar fuerza, escuchando el contenido de una carta, que supuestamente fue emitida por congresistas estadounidenses y dirigida al Secretario de Estado, Antony Blinken y a la administradora de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional, Samantha Powel, la cual llama a estos últimos la atención, por interferir en las agendas del país y socavar los principios consagrados como la familia e impedir que tendenciosas ideologías penetren en nuestra sociedad. Sinceramente creo que aburren y cansan ya con esa trillada estrategia que pocos ya se tragan, pues es querer seguir revolviendo la gimnasia con la magnesia. ¡Juzguemos y seamos congruentes!
Lo que sí queda claro y lo reitero, es que la estrategia de esta partida de ajedrez se ha quedado corta y será imperativo recurrir al plan B. La pregunta del millón es ¿existirá éste? El tiempo siempre apremia, juega en contra y favorece a las fuerzas del mal.
Ante la tremenda preocupación que tenemos todos los espectadores, quienes finalmente pagamos las consecuencias de todas estas jugadas, hacemos el atento recordatorio que de este lado de la partida, también se cuenta con piezas clave para ganar la misma y quizá sea bueno y recomendable ir encaminando ya, el aún incógnito plan B, para salir avante de este terrible laberinto.
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