El silencio no es opción

Helmer Velásquez

abril 11, 2024 - Actualizado abril 11, 2024
Helmer Velásquez

Vivimos una inesperada e indeseable vuelta a la Época Colonial, oscuridad, cepo, prisión y mandato inquisitorial; el intelecto se alumbra con candela y la oscurana se esparce en forma de censura, represión y exclusión política. Acá, en este país siempre magnificamos nuestra difícil situación sociopolítica, con la frase: “ahora si tocamos fondo”, es la peor situación que hemos vivido y seguidamente reiteramos la letanía de males y dolores sociales. Con Jimmy el de la gallina con loroco lo afirmábamos sabiondos. Pronto el de las muletas lo desmintió con hechos. Simplón. Nos regresó a la puerta de la autocracia. 

Demostró que lo único cierto es que no es cierto, eso de tocar fondo en cada ejercicio presidencial. Siempre encontramos un escalón más, hacia los sótanos del mal vivir. Esta vez, es diferente le hemos apostado a una nueva primavera, una aspiración por aire fresco, sin embargo, parece que como condenados de la tierra, previo debemos pasar por un amargo y tormentoso purgatorio, en donde el guardián de los infiernos, miembro prominente del pacto de corruptos, tridente en ristre, nos está sometiendo a ritos de castigo propios de la Edad Media. Urdiendo delitos inexistentes. Así, por ejemplo, el debate político es causa de prisión. Calificado desde la toga, deriva para la ciudadanía en alto riesgo de ser sometido al mandato de la ley   por opiniones, que, en tiempos de agrestes democracias, no era sino la música de la democracia, como sintetizó socarronamente Cerezo.

Ahora, sobrevivimos en un ambiente social pesado, que incluye cierre de carreras universitarias, la Sociología una de ellas. Pese a la esperanza, retrocedemos, en todos los órdenes. El silencio está impuesto, se castiga la emisión de “tuiter” u otros mensajes en redes sociales. Aquello sucede en plena era de expansión de la comunicación. Por eso digo, estamos como en el régimen colonial, con poderes ahistóricos modelando nuestra conducta. Lo sorprendente, es que aquella situación no parece importar más que a algunas personas y cada vez menos entidades. Por ejemplo, el COCODE de la Cañada, avala con su silencio los males de esta patria. La calidad de la democracia no es su tema. Su asunto son los intereses dinerarios y sécate.

En ese ambiente político lúgubre fraguado por inquisidores. Toca -de nuevo- horadar la roca, alentar la primavera, señalando eso sí, el desacierto, batallar contra caverna y decadencia, hasta dejar entrar el sol. Demostrar, que no es delito aferrarse a la esperanza y propalarla No en afán de martirio, este país esta regado con sangre de sus mejores hijos. Se trata, nada más que del ejercicio de derechos constitucionales ganados por la humanidad hace más de cien años: derecho a la -expresión, a ordenar la palabra para contar o enjuiciar la historia. A ser ciudadano en la propia tierra de la mano de los cientos de miles de personas que, con su marcha y perseverancia han hecho posible que por lo menos tengamos una brecha para construir la primavera. Por esa ciudadanía y emblemáticos intelectuales como José Rubén Zamora, campesinos, estudiantes, jueces y fiscales perseguidos, es que el silencio no es opción. La opción es la vida, la libertad y la democracia.

Helmer Velásquez es Abogado y Notario, profundamente identificado con los principios democráticos de libertad de expresión, organización social, equidad  y justicia.

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