El mito de la Independencia

Elías Talé

septiembre 17, 2024 - Actualizado septiembre 16, 2024
Elías Talé

Guatemala celebra una fiesta que, a pesar de simbolizar  “Independencia”, no representó un cambio radical en la estructura de poder. Como acertadamente señaló Ronaldo Robles “La finca cambió de dueño”, la corona española fue sustituida por una élite criolla que mantuvo el control del país, dejando a los pueblos originarios sin verdadera representación ni capacidad de decisión.

El racismo y la discriminación siguen siendo flagelos en Guatemala, a pesar de que los pueblos indígenas representan una mayoría, esta persistente desigualdad pone en evidencia la falacia de celebrar una independencia que no ha logrado transformar las estructuras de poder. La explotación de la clase trabajadora, las precarias condiciones de vida en el área rural, la deficiente salud y educación, la infraestructura obsoleta son una muestra clara de que los 203 años de independencia no ha traído los beneficios prometidos, seguimos atrapados en una narrativa que encubre la realidad de la desigualdad y la opresión.

1,821 no representa un hito positivo para los pueblos indígenas, empobrecidos y excluidos de Guatemala, la impunidad en casos como el Genocidio Ixil y la Masacre de la Cumbre de Alaska son una muestra clara de que la violencia y la injusticia continúan siendo parte de nuestra realidad. Celebrar la independencia mientras se ignora el sufrimiento de nuestras comunidades es una contradicción que debemos cuestionar, es necesario revisar nuestra historia críticamente y reconocer que el sistema sigue favoreciendo a unos pocos.

El levantamiento de 1,820 encabezado por Atanasio Tzul y Lucas Aguilar en Totonicapán es un hecho histórico de suma importancia que ha sido injustamente olvidado a nivel nacional y centroamericano, la valentía de estas y estos líderes indígenas al desafiar el sistema colonial y exigir justicia para su pueblo es un ejemplo inspirador. Desafortunadamente, hemos sido condicionados a celebrar fechas que no reflejan las verdaderas luchas y aspiraciones de nuestras comunidades, es fundamental rescatar este y otros episodios de resistencia para comprender mejor nuestra historia.

Ahora bien, yendo a nuestra actualidad, la iniciativa de ley que proponía el aumento de salarios y aumento de asesores para los legisladores es una bofetada para el pueblo guatemalteco, mientras la mayoría lucha por sobrevivir, los políticos se enriquecen a costa del erario público, esta acción demuestra la hipocresía de aquellos que se dicen representantes del pueblo. Resulta especialmente contradictorio que esta medida haya sido propuesta por miembros del Movimiento Semilla, quienes durante su campaña política hicieron hincapié en la austeridad.

Es hora de que nuestros gobernantes se pongan al servicio de la ciudadanía y dejen de servir a sus propios intereses, a pesar de que la iniciativa de ley fue modificada luego de varias críticas, estos hechos son un antecedente que demuestra una falta de compromiso con las promesas de campaña y una clara preferencia por los intereses personales por encima del bienestar común, el pueblo guatemalteco exige un gobierno que actúe con responsabilidad, pero sobre todas las cosas priorice las necesidades de la población.

El sistema colonial persiste en muchas de nuestras estructuras sociales y políticas, es necesario fijarnos que estamos viviendo el mito de la independencia, es necesario construir una narrativa histórica más justa y equitativa. Si bien es importante inculcar el fervor patriótico en nuestras niñas y niños, también debemos educarlos sobre los procesos históricos que han marcado nuestro país, desmitificando la idea de que vivimos en completa independencia, debemos garantizar que todos los pueblos sean escuchados y que sus necesidades sean atendidas, esto implica fortalecer el Estado de Derecho y seguir construyendo una nación que viva en democracia.

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