Calamidades del Estado

Helmer Velásquez

julio 11, 2024 - Actualizado julio 10, 2024
Helmer Velásquez

Apenas saliendo de incendios, vamos a inundaciones, pasada la tempestad viene la calma, la ilusión de las navidades y los infaltables temblores. A eso hay que agregar, alto costo de vida y violencia común, líneas transversales presentes no importa la estación, y así nos pasamos la vida, yendo y viniendo, con una que otra manifestación en el medio y los vaivenes políticos. Estos últimos salpicados por “una oposición” política de lo más arcaico y deplorable, que cuando exhibe a sus mejores cuadros destaca el bien alimentado diputado por Sololá y uno que otro de sus allegados, los demás decoran la foto, prefieren navegar con bandera anónima. A propósito un tribuno del oriente, que se precia de ser de la “familia del cemento” aunque esta no le reconozca, andaba en pasillos con un su proyecto de ley para proteger a la empresa cementera, es decir, a la familia. No se les ve idea de lo que es política de Estado.

La “oposición”, sigue con patrio ardimiento defendiendo “su triunfo electoral”, aún no asumen la derrota, de ahí el trauma. Así que, desgastando, saboteando, haciendo ruegos y acciones para que al señor gobierno le vaya mal. Olvidan que cada vez que al gobierno le va mal, como fue en ocasión de los gobiernos que ellos encabezaron al pueblo le va mal.  Así que decidimos votar en contra, simple. Ahora que se discute el famoso estado de calamidad, han tomado la iniciativa de rechazarlo y no solo eso, también aprovechar el resquicio para recordar al gobierno que es inepto, que no sabe gastar, nada de fondo. Demagogia y propaganda. Los asuntos de Estado son cosas serias y así habría que tratarlas, un acuerdo partidario para enfrentar la crisis generada por nuestra vulnerabilidad climática, eso sería deseable, en donde las propuestas de la “oposición” sobre cómo resolver, las causas de la vulnerabilidad socio económica estén en la mesa. Sería interesante escuchar una brillante alocución opositora, sustentando las formas reales de superar, hambre, pobreza y exclusión. De como ubicar a las familias en peligro hacia terrenos más seguros que el Estado subvencionaría, o la forma en que evitaremos corruptela en la obra pública y sancionar duramente a quienes caigan en aquel pecado.

No, lo que tenemos son alaridos con señalamientos y nada más. Escuchamos, frases doctas, como aquella de “este invierno no es lo suficientemente fuerte, son lluvias pasajeras”, solo falta que se llame al diputado aquel, señalado del desfalco al INSIVUMEH, para que nos haga un pronóstico del tiempo y con eso fundamentar un recurso de amparo ante el Constitucional, en contra de lluvia no controlada. Esa es nuestra vida política. Ese es el karma de nuestra debacle. Sin embargo, necio que es uno. Quizá los derrumbes cotidianos y las muertes prematuras lleven a un acuerdo político-social, para encarar de forma seria la vulnerabilidad socio ambiental, los estados de excepción son eso, excepción, lo que necesitamos es política pública sostenible; este país necesita de todos sus cuerpos sociales, para acordar una estrategia de presente y futuro; no olvidemos que estamos en el rumbo de tormentas, huracanes, vivimos asentados en suelo propenso a terremotos y una serie de fenómenos de gran impacto en un país endeble. Eso necesita este país una estrategia transformadora que mitigue, eso que hora se llama cambio clímatico.   La demagogia, no resuelve problemas torales, los empeora.

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