Adriana Ruano de Guatemala y el presidente-canciller Arévalo

Fernando González Davison     agosto 1, 2024

Última actualización: agosto 1, 2024 6:43 pm
Fernando González Davison

No me cabe la menor duda que Adriana Ruano Oliva, de veintinueve años, mostró su destreza con un alto grado de concentración, casi oriental, para obtener su gran presea en tiro, la medalla de oro, luego de una ejemplar dedicación a su deporte favorito y, casi sin darse cuenta, elevó a Guatemala en el imaginario nacional a una alegría que alcanzó el cielo patrio cuando se escuchó el himno y se elevaba nuestra bandera en el asta. Terminada la competencia y con el rifle aún al hombro estaba seria hasta que de pronto tomó conciencia de su logro y le salieron lágrimas y luego al oír al himno. Seguro recordó con nostalgia a su difunto padre a quien le debía tanto, no digamos a su madre, quien dijo incrédula aún en la pista que esa medalla era en verdad un milagro, pues nunca Guatemala había obtenido una de oro en su historia.

Lo mismo puede decirse de Jean Pierre Brol al obtener la medalla de bronce, también  en disparo, un deporte que también ha compartido con sus hermanos,  y donde su familia ha sido pilar para que hayan podido sobresalir acá y en el plano internacional como con Adriana, a pesar del mundo corrupto del deporte nacional hasta fines de 2023.

Esas medallas jamás habrían sido posibles si no es por la visita de nuestro presidente Arévalo de León a Lausana, Suiza, al Comité Olímpico Internacional, quien, como buen diplomático que es, tomó presto por sí la directriz de la cartera internacional de su gobierno tras asumir la presidencia, decidido a solucionar el impasse que había dejado a Guatemala sin poder participar en las olimpiadas, a causa del fraude y la corrupción que había alcanzado todo el Estado y el Comité Olímpico guatemalteco, y que el COI no reconocía como legal.

Decidido,  Arévalo de León analizó con el presidente del COI, Thomas Bach, la suspensión de Guatemala en el movimiento olímpico. “Tanto el COI como el gobierno coincidieron en el interés y el deseo de que los atletas guatemaltecos participen con plenos derechos en París”, aseguró Arévalo de León en febrero pasado. Y el asunto lo resolvió como buen negociador.

Luego en Ginebra, visitó al alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk para que tales derechos se apliquen en Guatemala y, de igual manera, conversó con el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi.

Gracias al decidido apoyo de Arévalo dado al deporte nacional, cuyas autoridades anteriores brillaban por su corrupción y escaso apoyo a nuestro deportistas, ha sido posible que nuestros medallistas hayan brillado tanto que nos hacen pensar, que, con decisión y dedicación, ¡Guatemala si puede salir adelante! Esperemos que le vaya muy bien a nuestro maratonista Luis “Tarzán” Grijalba a quien Bernardo dio su apoyo. ¡Viva Adriana, viva Arévalo!

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