Actos humanos – Ya tenemos Nobel

Marcos Melchor Palencia

octubre 12, 2024 - Actualizado octubre 11, 2024
Marcos Melchor Palencia

Ya se eligieron magistrados por acá, prometo no volver a hablar de eso en un buen tiempo. También me ha costado mucho tener el tiempo suficiente para escribir algo de estos rumbos. Hoy mejor hablemos de letras. Celebremos y alegrémonos por la nueva ganadora del Nobel de Literatura.

En un mundo tan espontáneo y donde las palabras poseen el don tanto de curar como de dañar, la (para mí, nueva) autora surcoreana Han Kang ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024. Este galardón, tal y como lo han descrito los medios, no solo honra su destreza narrativa, sino también su habilidad para abordar los traumas históricos y revelar la vulnerabilidad de la condición humana mediante una prosa lírica profunda y emotiva.

Kang, nacida en la ciudad de Gwangju en 1970, ha seguido un trayecto literario que la llevó desde su formación en la Universidad Yonsei hasta alcanzar un reconocimiento global en el mundo de las letras. Hija del también novelista, Han Seung-won, creció en un entorno donde la escritura tenía un lugar central, lo que fomentó su maravillosa inclinación hacia la literatura. Su obra, caracterizada por una profunda sensibilidad, aborda cuestiones universales desde una óptica muy personal.

La Academia Sueca ha elogiado su gran capacidad para convertir el dolor y la memoria en arte, un rasgo que resalta en libros como «La Vegetariana», que le valió el Premio Booker Internacional en 2016. En esta obra, Han examina el aislamiento y la resistencia a través de la historia de una mujer que decide abandonar el consumo de carne, desafiando las expectativas sociales y familiares. A través de una narrativa estructurada en tres partes, la novela expone de la mejor manera posible, las violentas repercusiones de este acto de desafío, mostrando cómo las decisiones personales pueden desencadenar una serie de efectos en todos aquellos que rodean al individuo exterior.

La escritura que comparte Kang es un reflejo de la fragilidad humana, un espejo que pone al descubierto nuestras propias vulnerabilidades y fortalezas. Vaya si no existen. En «Blanco», por ejemplo, obra que fue finalista del Premio Booker Internacional, la autora emplea el lenguaje como herramienta para explorar el duelo y la pérdida, creando una pieza literaria que es tanto un lamento como una celebración de la vida. La habilidad para capturar la esencia de la experiencia humana en palabras la destaca como una de las voces más influyentes de la literatura contemporánea.

El otorgamiento del Nobel de Literatura a la surcoreana reconoce su contribución a la literatura en su totalidad y sirve como recordatorio de la importancia de la empatía y la comprensión en tiempos de incertidumbre. Al menos nos servirá de ejercicio. Intentémoslo hacerlo. En un mundo cada vez más polarizado, su obra nos invita a mirar más allá de nuestras diferencias y a descubrir la humanidad compartida en nuestras historias.

No la he leído. Ojo con eso. Pero según lo visto en línea y lo aprendido de la mismísima Kang, nos demuestra que, aunque la vida esté llena de traumas y desafíos, también alberga belleza y esperanza. Así que, esperemos lo peor de todo, pero no perdamos ese sentido esperanzador absurdo y a veces atosigante. Como alguien me escribía y compartía hace algún tiempo: […] porque aún en medio de la noche hay luz: incluso tan pálida como la de una noctiluca. Su escritura actúa como un faro que ilumina los rincones más oscuros de nuestra existencia, de la mía, de la de ella y la de todos, recordándonos que, a pesar de todo, siempre hay espacio para la redención y el renacimiento.

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