El presidente de la República anuncia cadena nacional. Las redes comienzan a agitarse, las elucubraciones se acrecientan y las opiniones con ataques incluidos se exacerban. Aunado a ello, se presentan acciones legales por parte del Ministerio Público, entidad que, por alguna razón se sintió amenazada, considerando que las decisiones que vendrían de la cabeza del Ejecutivo podrían desmoronar su actual estructura y sin idea concreta de los daños, de los cuales pudiesen ser objeto, piden Amparo a la Corte de Constitucionalidad. Una vez más, este país lacerado y siempre en vulnerabilidad, se alebresta y hasta nosotros, los columnistas de opinión, cuyas columnas tenemos preparadas para iniciar la semana, debimos modificarlas a todo vapor. ¡Así de alterados y en constante cambio, vivimos!
El mandatario reitera su intención de luchar contra la corrupción y argumenta que fue la razón por la cual el pueblo lo eligió. Mencionó lo que todos sabemos y aunque muchos aún se rehúsan a reconocerlo, hacerle frente a la corrupción, con un sistema de investigación cooptado y al servicio de determinados sectores, de las mafias y en beneficio de quienes en esta ocasión son los protegidos, es totalmente infructuoso.
Entendemos pues, que la intención es hacerle frente a la corrupción y mientras la señora Porras se encuentre al mando de esta institución, dedicada a preservar impunidad, esto no será posible. Intuimos que el presidente quiso hacer las cosas de otra forma y evitar llegar a esta situación. Recordó que, en los primeros días de su gestión, invitó a la señora Porras a presentar su renuncia. Esto no sucedió. A los 112 días, Bernardo Arévalo plantea otra estrategia, con la finalidad de encaminar la destitución de la Fiscal, bajo la vía de la reforma, solicitando además que se rinda información de su gestión al mando del MP.
Pareciera ser que el presidente aceptó dar pasos para desarticular desde la cabeza esa estructura que rinde estabilidad a los que han desfalcado a las arcas del Estado, decidiendo trasladar estas fuertes decisiones al Organismo Legislativo. Delegó parte, sino es que toda la responsabilidad de ejecutar esta destitución a los soberanos diputados representantes del pueblo. Hemos estado atrapados en un vaivén de criterios legales, así como de diversos análisis y estudios de subordinación de normas, pero aquí lo trascendental serán las lecciones que deberán quedar, para no volver a quedarnos atrapados en este tipo de juegos peligrosos que alguna vez sirvieron para mantener a otros en sus puestos. ¿Qué sucederá al trasladar esta responsabilidad al Congreso de la República? Estamos claros que esto le quita un poco de peso de encima al presidente y le provee un respiro a la presión que se le estaba ejerciendo, para liberarse de estas ataduras que tenía. Aunque muchos sostienen que él estaba perfectamente facultado para ejercer esa destitución en forma directa, otros argumentan que destituirla así, abriría puertas de mucho riesgo, por lo que suponemos se optó por asegurar su estabilidad como presidente y dirigirse por la vía de la reforma a la norma. Es factible pensar que, si gran parte de la ciudadanía ha manifestado no querer más a la señora Fiscal en su puesto, quién mejor para hacer esa labor que los representantes de aquella. Así es que, haciendo uso de su derecho constitucional, la iniciativa de ley resulta ser la salida.
Ahora la pelota estará en la cancha de los diputados. Finalmente se ha tomado acción para el problema que se tenía encima y deberemos enfrentar todos los demás que se avecinan, pues ahora tendremos que estar vigilantes y comprobar si se obtienen los 107 votos para que la reforma a esta norma se realice y la misma permita dar punto final a este lío que tiene al país parado y sin avances. En esencia, todo esto parece una buena estrategia, pero no se duda que algo peligrosa, pues ahora será de suma importancia verificar las alianzas que se hagan entre bancadas y analizar de qué forma se desenreda este embrollo que nos tiene amarrados a la impunidad. Ojalá todo esto se realice con la cautela, para no comprometer principios ni ideales que cuesten otras tantas cadenas que nos amarren y finalmente quedemos nuevamente atrapados en más corrupción y mucha más impunidad. Suponemos que, para haberse tomado estas importantes decisiones, se midieron todos estos riesgos y se seguirá manteniendo el compromiso de ser un gobierno transparente que tenga dentro de sus principales objetivos luchar contra la corrupción. ¡Señores diputados, ahora tienen en sus manos una importante labor y asignación, por lo que esperamos que su compromiso sea con Guatemala y no con la impunidad, pues cada voto en contra será para ésta!
De todo lo que actualmente acontece en el país, dejaría como principales conclusiones el tener claridad de los objetivos que se llevan. Es más que evidente que, bajo esta estructura no se puede trabajar y que es ultra necesario ejercer un cambio en esta y muchas otras instituciones, sin embargo, habrá que aprender a legislar con todo cuidado y con total inteligencia, pues lo que hoy nos estamos jugando no sólo es el liberarnos de una funcionaria, sino la estabilidad institucional y la certeza jurídica del Estado. Las instituciones no deben estar al servicio de sectores, sino de toda la población, por lo que deberá sentarse un precedente para nunca más tener una atadura de esta naturaleza que nos amarre y nos asfixie. El daño está consumado y supongo se está intentando repararlo. Es hora de ir madurando en la política para asegurarnos esa estabilidad institucional y por sobre todas las cosas se tendrá que aprender a dirigir todos nuestros esfuerzos en implementar sistemas y controles que realmente funcionen para nombrar a personas totalmente idóneas. Está claro que hoy se están dando pasos no poco significativos para luchar por un sistema de investigación y justicia que no responda a un grupúsculo de personas con altos intereses en mantener un sistema corrupto. Estamos claros que existe esta intención y se siente, pero tendremos que ser buenos observadores y muy participativos, para asentar reglas innovadoras e inamovibles, dictadas para preservar el orden y la certeza jurídica en las instituciones, para nunca más tener que pasar por todas estas situaciones que nos desgastan. Hoy es imprescindible salir de estas personas que destruyen la gobernanza y mantienen en detrimento al país, sin embargo, habrá que cerciorarse de evitar cualquier blindaje que nos proteja en determinados momentos y en otros nos ponga en más riesgo, pues las leyes no deben estar para jugarnos en contra. Por último, considero que la responsabilidad no sólo es ni será de los honorables parlamentarios, sino de todos nosotros, para controlar que el juego sea imparcial, transparente y con vistas al futuro.
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