La migración irregular es un desafío persistente en Guatemala, cuyas raíces se encuentran en una compleja combinación de factores socioeconómicos, políticos y sociales. A pesar de su gravedad, este fenómeno ha sido utilizado de manera oportunista por algunos sectores, quienes lo han convertido en un tema polarizante y fuente de discursos simplistas.
Migrar no es una elección fácil, sino una necesidad impuesta por las circunstancias, la falta de oportunidades laborales ha llevado a muchos de nuestros amigos y familiares a buscar un futuro mejor en el extranjero. Esta decisión, aunque dolorosa, refleja la dura realidad que vivimos. Millones de familias guatemaltecas viven separadas por la migración, mientras celebramos nuestra independencia, no podemos olvidar el costo humano de esta crisis.
La migración forzada es una realidad que nos afecta, mientras los políticos celebran los logros de nuestros migrantes, estos enfrentan discriminación, explotación laboral y condiciones de vida precarias en el extranjero. La realidad es muy distinta a la imagen idealizada que se presenta, dejar el país es una decisión difícil, llena de sacrificios y pérdidas.
203 años después de nuestra independencia, seguimos luchando por una vida digna, la independencia de Guatemala es una celebración vacía para muchos, mientras los poderosos disfrutan de los beneficios del sistema, millones de guatemaltecos son explotados y obligados a migrar. ¿Cómo podemos ser libres si nuestra propia gente es esclava de las circunstancias?
El discurso del presidente Bernardo Arévalo en la Plaza de la Constitución en el marco de las fiestas de independencia fue sorprendente, me pareció que faltó agregar la cruda realidad que vive la mayoría de la población guatemalteca. “En este país si hay oportunidades para un futuro” afirmo el mandatario, suena a una farsa ante lo antes expuesto. La desigualdad, racismo, pobreza y la falta de empleo son desafíos que enfrentan millones de guatemaltecos día a día, esas palabras resultan un insulto para quienes luchan por sobrevivir. Sin embargo, aunque la situación sea difícil, no debemos perder la esperanza, somos un pueblo resiliente y trabajador, capaz de superar adversidades, es hora de exigir a nuestros gobernantes acciones concretas que generen oportunidades reales.
Una de las frases que rescato del discurso del presidente, fue que somos los “constructores de nuestro destino”, esta idea nos recuerda la importancia de unir fuerzas para forjar una mejor nación. Debemos exigir rendición de cuentas y transparencia en todas las instituciones estatales, en el pasado hemos demostrado nuestro poder al pedir la renuncia de un binomio presidencial y defender la democracia de actores golpistas, como mencionó el mandatario, el verdadero enemigo a vencer es la corrupción, el abuso de poder y la desigualdad. Es fundamental que seamos conscientes de que nuestra lucha aún no ha terminado, no debemos celebrar hasta que vivamos en verdadera libertad y tengamos acceso a condiciones de vida dignas.
Quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a quienes me leen desde el exterior, estoy seguros de que superaremos esta difícil situación y podrán reunirse pronto con sus seres queridos, la unión es nuestra mayor fortaleza en estos momentos. Reciban un cordial saludo y un afectuoso abrazo.
Etiquetas:Bernardo Arévalo desigualdad Discriminación explotación laboral migración forzada migración irregular pobreza racismo rendición de cuentas tema polarizante Transparencia