El “Discurso sobre la dignidad del hombre” de Pico della Mirandola

El ser humano, es un ser situado entre los animales y Dios, porque no puede dejar de elegir en alguna, o, algunas ocasiones, parecerse a estos, y, al mismo tiempo, tampoco puede dejar de parecerse a Dios, o, a lo divino, en otros momentos de su vida.

Camilo García Giraldo

febrero 16, 2025 - Actualizado febrero 15, 2025

Ilustración: Amílcar Rodas

Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494,) escribió su famoso Discurso sobre la dignidad del hombre, como preámbulo a las 900 tesis sobre temas religiosos, mágicos y filosóficos que se propuso presentar y debatir ante las autoridades eclesiásticas y académicas de Italia. Discurso, que es considerado con razón El manifiesto del Renacimiento, porque, entre otros méritos, expone, en abierta ruptura con las creencias religiosas y el pensamiento filosófico-teológico hegemónicos en la Edad Media, la tesis de que el centro del universo no es Dios, sino, los seres humanos.

Como sincero y ferviente creyente cristiano que fue, en especial en los últimos años de su corta vida en los que ingresó a la orden de los dominicos, después, de deshacerse de sus caudalosos bienes, que había heredado de su rica familia aristocrática, pensó que una de las razones que acreditan la grandeza y trascendencia de Dios, al crear a los hombres, fue haberles permitido ocupar el centro del mundo, del lugar en el que viven. Y, Dios, lo dispuso así, porque al crearlos, no los hizo a su imagen y semejanza, como sostiene el relato bíblico, sino, solo les dio una forma indeterminada e indefinida, es decir, los formó o creó, sin darles una forma concreta. Pues, Pico, entusiasta lector de Platón, consideró que la forma general de cada hombre, que Dios le dio, es semejante a la idea general de ese hombre que hace parte del mundo de las ideas, y, de la que participa, desde que nace. De ahí, que Dios, lo que hace, es forjar la forma de cada ser humano, a partir de la idea general que posee de lo humano mismo. Esta idea o forma general de lo humano está dada por el intelecto, o, la capacidad lógica de razonar. Por eso cada ser humano, desde que nace, tiene esta capacidad. Es, por lo tanto, una capacidad que todos tienen, y, que, los identifica como seres humanos.

Ilustración: Amílcar Rodas

Ahora bien, cada hombre, entonces, debe labrar, como un artesano o artista, con esta forma o capacidad, la forma sensible, concreta y específica de su ser, y, escogiendo libremente, entre las formas concretas principales, que, se le presentan en dos imágenes: la forma de un animal, o, la, contraria, de un ángel. Y, en el curso de su vida, labra una de las dos, que ha escogido, y, que ve a través de sus imágenes. Tiene la opción, entonces, de labrarse la forma de un animal dominado por los impulsos e instintos violentos y agresivos, o, al contrario, labrarse la de un ángel que lo hará parecerse y acercarse a Dios, que es un Ser sobrenatural, absolutamente espiritual, carente de cualquier impulso violento.

Dice Pico en las primeras páginas de su Discurso: “Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. Te he puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas”.

¿Qué significa esta afirmación de Pico? ¿Cómo pueden los hombres darse en el curso de sus vidas una forma animal, o, al, contrario, una forma angelical? Podemos decir, que un hombre elige ser un animal agresivo de presa, una bestia, cuando decide obrar mal, hacer daño a sus semejantes, despojándolos a la fuerza o con violencia, de lo que les es propio o les pertenece, como sus bienes, como su integridad física, golpeándolos o torturándolos, de su integridad psicológica-personal, ofendiéndolos o humillándolos, de su libertad natural, o, de sus vidas. Cuando un hombre obra así, por decisión propia, con entera libertad, se da una forma concreta no humana, la forma de un animal depredador, o mejor, adquiere su imagen.

Pero, si, al contrario, decide tomar la opción opuesta, de obrar bien en su vida, de abstenerse de hacer daño a los demás con los que convive, y, de ayudarlos a realizar sus vidas, se dará la forma concreta de un ángel, de un ser humano lleno de bondad interior-espiritual, con la que acercará a Dios bondadoso en el que cree. Su imagen personal proyectará la imagen de ese Dios.

Sin embargo, en la realidad, cada ser humano no toma una, excluyendo la otra, para darse la forma concreta y específica de su ser. Pues, por más que se proponga, elegir solo una de estas dos opciones, nunca dejará de elegir la opuesta, en alguna, o, diversas circunstancias de su vida. Siempre estará “condenado”, como diría Sartre, a elegir las dos en el curso de su existencia. Y, es en esta “condena”, en esta especie de “destino inexorable e inevitable” de elegir estas dos opciones, donde forja su ser y existencia como ser humano, diferente cualitativamente a los animales y a los seres divinos puramente espirituales. El ser humano, es un ser situado entre los animales y Dios, porque no puede dejar de elegir en alguna, o, algunas ocasiones, parecerse a estos, y, al mismo tiempo, tampoco puede dejar de parecerse a Dios, o, a lo divino, en otros momentos de su vida. Es decir, todo ser humano, por más que decida obrar mal en su vida, no puede dejar de obrar moralmente bien en algún instante. Y, al contrario, por más, que se empeñe en obrar bien, nunca podrá evitar realizar algún acto injusto o moralmente censurable.

Solo, entonces, si la cantidad y calidad de los actos moralmente valiosos que realice, sea mayor, o, tengan más peso, que las faltas morales que cometa, adquirirá la dignidad de lo humano que reclamó Pico, se dará una forma digna no solo de sí mismo, sino, del ser divino espiritual y bondadoso que lo creó. O, decimos nosotros, siguiendo esta interpretación de su pensamiento, que cada ser humano se dará la forma y la imagen digna de tal, de verdadero ser humano, en la medida que elija o se proponga siempre obrar moralmente bien en su vida, así en algunas ocasiones no lo logre, así algunas veces, no pueda evitar obrar, mal haciendo daño a otro u otros.

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