Maneras de ser Sísifo

Quienes conocemos a José Rubén Zamora y las muchas piedras que ha tenido que empujar hasta la cima, sabemos que su espíritu rebelde sigue en pie y que sus carceleros no le pueden privar de su dignidad y su profundo compromiso con la libertad.

Gioconda Belli     abril 7, 2024

Última actualización: abril 7, 2024 2:32 pm

Me es inevitable pensar en José Rubén Zamora cuando pienso en Sísifo.

En su ensayo El mito de Sísifo Albert Camus imagina a este personaje mitológico reconciliado con su sino de verse forzado a empujar una enorme piedra cuesta arriba, sólo para verla derrumbarse de nuevo al llegar a la cima. Camus ve en él el trabajo de vivir de cada ser humano y rescata en el ánimo de Sísifo no el dolor del castigo, sino el desafío de cumplir su labor sin arredrarse, poseído de una terca rebeldía que lo redime de su tragedia.

Quienes conocemos a José Rubén Zamora y las muchas piedras que ha tenido que empujar hasta la cima, sabemos que su espíritu rebelde sigue en pie y que sus carceleros no le pueden privar de su dignidad y su profundo compromiso con la libertad.

Para saludar la edición en línea de eP Investiga, comparto este poema inédito que escribí en 2023 mientras vivo en el exilio en Madrid, luego de ser despatriada y confiscada -por usar mis palabras- por la dictadura de Daniel Ortega.

Es mi saludo para este esfuerzo y mi abrazo para José Rubén Zamora que debe ser puesto sin demora en libertad.

Sísifo

¿Dónde está mi cama cuando despierto del sueño?

El respaldar de hierro ha desaparecido.

Cierro los ojos.

Pienso que si los abro de nuevo

reaparecerá lo que se ha desvanecido.

La ventana con la fila de volcanes y el lago

se ha esfumado igual que el verdor.

Hay una transparencia blanca en su lugar.

La sombra de otras ventanas, 

el túnel de viento al centro del edificio que me rodea.

Me toco los brazos con las manos, me abrazo.

Soy yo y dentro de este espacio 

está lo que cuenta de mi vida.

Este cuerpo nostálgico contiene lo necesario

para que nada se pierda de lo que he sido,

de lo que soy.

Me levanto en esta habitación, 

reconozco que vivo en ella. 

Veo la máquina donde me hago el café, 

la sala donde me siento a comer el yogur y el cereal.

El tráfico de Madrid cruza la ventana.

Mi computadora reposa en la esquina del sofá 

(mi regazo es el nuevo escritorio)   

Soy vulnerable en esta vida frágil,

Sobre la mesa El País, Babelia, el libro de David Toscana.

Digo presente al día,

lo celebro

Dentro de mí se acomodan la felicidad, la nostalgia.

No sobrevivo. 

Vivo.

Más tarde vendrá el sol

O el frío

Y yo seguiré con mi piedra 

Cuesta arriba

No conozco otra manera

de ser Sísifo.

Madrid 2024

*Gioconda Belli es poeta y novelista nicaragüense, artífice de una extensa obra publicada en numerosos países. Su primera novela, “La mujer habitada”, fue traducida a catorce idiomas y reconocida con el Premio Anna Seghers y el Premio de los Bibliotecarios y Libreros de Alemania. «El infinito en la palma de la mano» obtuvo el Premio Biblioteca Breve de Novela y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Su literatura se cuenta entre las más sobresalientes de América Latina.

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