Las Mujeres de la Conquista o de Princesas a Sirvientas

Sonrisa entre espinas y dolor con esperanza es la rosa en la rama de su rosal (La Rosa y el Rosal, H. Ak’Abal, 2012)

Javier Calderón Abullarade

marzo 2, 2025 - Actualizado marzo 1, 2025

Imagen en el lienzo de Quauhquechollan. Foto: ufm.edu

Si achinas los ojos, vas a ver que hay una figurita de una mujer de rizos rubios caminando en la procesión que sigue a Pedro de Alvarado en el Lienzo de Quauhquechollan. Me pareció extraño, porque ningún relato colonial menciona la presencia de españolas al inicio de la conquista de Guatemala. Y el misterio creció cuando encontré que el sitio web de la Universidad Francisco Marroquín sobre este lienzo menciona que es una mujer quauhquecholteca. Posiblemente es la misma mujer que aparece detrás de Pedro de Alvarado al inicio del lienzo, cuando el conquistador español le da un apretón de manos al líder indígena con quien sella la alianza para conquistar Guatemala. Pero si esta era una mujer indígena, pintada como española por los aliados quauhquecholtecas de Alvarado, ¿quién era ella? ¿Pudieron haber participado otras mujeres indígenas en la conquista de Guatemala? Y, ¿qué más nos dicen las crónicas coloniales guatemalteco-españolas sobre estas mujeres?

Lo primero que indica el Lienzo de Quauhquechollan es que la conquista de Guatemala fue posible gracias al apoyo de mujeres indígenas, tlaxcaltecas y mayas. Es posible que la figura de esa mujer rubia fuera Doña Luisa Xicotenga, una de las hijas del líder tlaxcalteca que apoyó a los españoles en la conquista de Tenochtitlan y de Guatemala. Y, aunque esta es solo mi especulación, lo que no lo es es que hay otras cuatro imágenes más en el lienzo que muestran mujeres indígenas pintadas con piel blanca, para señalar su pertenencia al ejército invasor. Algunas llevan faldas con diseños cuadrados y otras con diseños lineales y todas están haciendo tareas auxiliares como cargar bultos y ollas o lavar platos en un río. Otra imagen que puede ser de una mujer, la muestran entre dos estandartes indígenas. Así, mientras la alta imagen de Doña Luisa Xicotenga fue algo pasajero, la servidumbre de las indígenas se convirtió en la norma hasta nuestros días.

Imagen de Luisa Xicotenga. Imagen: https://tlaxcalacultural.com/

Y es que Cristóbal Colón ya había apoyado este proceso de esclavización y marginación de las mujeres indígenas desde los primeros días de la invasión y conquista de las Américas. El 6 de noviembre de 1492 escribía en su diario de viaje que después de esclavizar a seis “mancebos”, envió una partida de españoles a los márgenes del río Poniente para atrapar mujeres y niños para forzar a los hombres esclavos a que les ayudaran. La partida efectivamente capturó a “siete mujeres entre chicas e grandes y tres niños”. Ellas, además, les enseñarían su lengua a los españoles. Bernal Díaz del Castillo habla bien solamente de Doña Marina, la “Malinche”, y de Doña Luisa y Doña Leonor Xicotenga en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España; pero escasamente menciona el papel de otras mujeres indígenas como cocineras y concubinas de los españoles. Pedro de Alvarado las menciona dos veces, en una carta de descargo de 1529, diciendo que hay tantas mujeres [¿en la Nueva España?] que no necesita a ninguna en particular y qué, por tanto, él no recibía mujeres como soborno; y narrando cómo la indígena Suchil, una esclava de los quichés guio a los españoles a los pueblos por conquistar en Guatemala. El Libro de los Pareceres de la Real Audiencia de Guatemala (1571-1655) sólo las menciona una vez como cómplices de un criminal, mientras que los pareceres de mujeres españoles son varios. Y, Francisco Fuentes y Guzmán describe las leyes que regían su relación con los hombres previo a la conquista y el papel diabólico que jugaban en la religión Maya, como brujas.

Pero al asegurar matrimonios política, social y económicamente más ventajosos con españolas, los conquistadores españoles desecharon a sus concubinas indígenas. Además, se encargaron de desarrollar una legislación que convertía al resto de mujeres mayas en propiedad de los hombres y en trabajadoras del nuevo sistema de explotación colonial. Las Leyes de Burgos de 1512 las pusieron bajo la tutela de la Corona y de sus esposos. Quiénes no estuvieran casadas eran consideradas “malas mujeres” o “vagabundas” y debían ser adoctrinadas. Y las Leyes Nuevas de 1542 prohibieron a los españoles secuestrar o abusar a indígenas casadas. Sin embargo, estas y otras leyes y normas informales también les prohibieron acceder a las mismas oportunidades que a las mujeres españolas.

Quinientos años después, los abusos iniciados por la conquista colonbina y la marginación legal de los españoles ya no existen…no del todo. Pero las creencias y normas informales que completaron estas injusticias siguen en pie, humillando como un hierro caliente la dignidad de la mitad de las guatemaltecas. El peor castigo socioeconómico para alguien nacido en esta tierra es ser mujer, rural, indígena, joven y sin educación. Así ha sido siempre. La pregunta es, ¿Por qué sigue siendo así ahora? ¿Qué creencias nos hace falta destruir y qué oportunidades tenemos la obligación de crear?

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