Ilustración: Amílcar Rodas
Creer en sí mismas, en sus potencialidades y en que ya era tiempo de mostrarle al mundo literario de lo que son capaces fue el paso decisivo que dieron María de los Ángeles Linares Mendoza y Aída Noriega Toledo. Las dos escritoras emergentes tienen historias muy distintas, pero ambas decidieron participar en los certámenes literarios convocados por la editorial La Pepita y ganaron reconocimientos.
María de los Ángeles obtuvo el premio del Concurso Nacional de Poesía Odette Arzú Castillo, mientras que Aída Noriega se hizo acreedora al Premio Nacional de Literatura y ensayo María Gouband de Castillo.
Gatos inspiradores
María de los Ángeles se aficionó desde muy pequeña a las letras, ya que su madre la incentivó para que leyera constantemente. Admite que fue la poesía la que atrapó su atención, y una de sus influencias más claras fue Federico García Lorca. “Cuando entré al bachillerato mi primera tarea fue leer el Romancero Gitano. Ahí fue cuando descubrí toda esta poesía tan simbólica”.
Ya en la universidad estudió Comunicación y laboralmente se dedicó a la publicidad. Sin embargo, no abandonó la escritura. Estuvo inmersa en un club de literatura del cual fue vicepresidenta. Sus escritos aparecían entonces en una revista digital.
Al principio del año que termina, María de los Ángeles se había planteado como meta publicar un libro. La temática ya estaba decidida y es que quería dedicar un poemario a los gatos. “Un diciembre, así frío como éste, llegó el primer gato, porque los gatos simplemente se instalan. Mi mamá dice que uno no adopta a los gatos, sino que los gatos lo adoptan a uno”, anota. Luego de encariñarse con el felino, experimentó la pérdida, debido a que el gato se fue”. Sin embargo, en ella quedó la inquietud de rendirle un homenaje a la manera que tienen estos animales de ser.
La autora describe su libro Hábitos felinos como una colección de poemas que, “entre haikus, sonetos, romances, caligramas y algunos versos libres, describen las actividades y aficiones de los gatos en las diferentes etapas de sus vidas mientras acompañan al yo poético”. Es en sí, un libro contemplativo de la belleza y el misterio que envuelve a estos seres.
María de los Ángeles señala que, en esta, que será su primera publicación formal, no quiso adentrarse en temas sociales, de política ni de denuncia, porque cree en la necesidad del arte también como catarsis. “Estuve viendo muchas cosas en eventos de poesía para sondear un poco acerca de lo que se estaba haciendo en poesía y sí encontré temas comunes como política, poesía, cuestiones sociales y situaciones denunciables, pero en algún punto decidí hacer algo que fuera hermoso en sí mismo”, añade.
Una de las características de los poemas de María de los Ángeles es que respeta los parámetros clásicos de la poesía con rimas y versos clásicos.
Denuncia y lucha
Aída Noriega Toledo es hija de dos importantes escritores guatemaltecos. Su padre es Enrique Noriega y su madre, Aída Toledo. Comenzó a escribir a los de 12 años motivada no solo por el ambiente familiar sino también por su educación formal en una escuela que utilizaba el método Montessori, en Estados Unidos. A los 13 años ganó un premio que otorga la Universidad de Alabama, por un ensayo en el que analizaba cómo un caso judicial llegó a cambiar el mundo de la academia.
A los 14 años se incorporó al periódico estudiantil y llegó a ser directora de una sección de crónicas, que permitían más creatividad. “Entre los periódicos estudiantiles en Estados Unidos se ha formado una comunidad muy unida y se hacían concursos, y en mi último año, 2009, me gané el premio por crónica, que era un concurso a nivel estatal”, cuenta. Con ese premio, obtuvo una beca que le permitió participar en varios talleres literarios en la Universidad de Alabama siendo aún adolescente. Sus primeros poemas aparecieron publicados en una revista literaria que editaba anualmente la universidad.
Aunque su vocación hacia las letras parecía clara, en la universidad ella decidió estudiar Comunicación y música, y se ha dado a conocer como percusionista y compositora bajo el nombre artístico de Zayda Bongos. Sin embargo, la escritura siempre ha sido parte de su esencia y la considera incluso una necesidad. “Siempre he sido una persona muy callada, que observo. La escritura viene de una necesidad de decir las cosas que no puedo decir en persona”, asegura.
Hasta hace poco, Aída solo había publicado en antologías y participado en festivales de poesía como el Festival de Arte Balún Canán, en Chiapas México y en el Festival Internacional de Poesía en Aguacatán. Aída confiesa que se ha mantenido bastante en la periferia. “No he dejado de escribir, pero no me he adentrado en la comunidad literaria de Guatemala, porque cuando lo intenté hacer se me hizo muy difícil porque vengo de padres que ya son muy reconocidos”. Esta circunstancia se vio reflejada cuando se dio a conocer que ganó este premio y las felicitaciones las dirigieron a su madre, ya que pensaban que era ella quien había obtenido el reconocimiento.
Con el libro La robamaridos y otros relatos, Aída incursionó por primera vez en la narrativa, porque todo su anterior trabajo había sido en el campo de la poesía. “Traía varias libretas en las que anotaba ideas e iba descubriendo que, tal vez por mi cercanía a la poesía, no podía escribir muy largo”. Sin embargo, al ver la convocatoria del premio tres semanas antes del cierre, se propuso retomar esos escritos y los transformó. Esas ideas que contenían desde historias familiares, sus propias vivencias y experiencias que había escuchado. “Decidí convertir todas esas experiencias en 46 microrrelatos. Un compendio de las historias que he escuchado, que he presenciado y he vivido”, detalla.
Luego de dedicarse un tiempo al periodismo, vio muchas cosas que no deberían de existir. “Para mí es muy importante la defensa de los derechos de las mujeres. Es una de las mayores enfermedades que tiene la sociedad guatemalteca. La violencia hacia las mujeres y hacia los niños”, detalla. Muchas de las vivencias plasmadas se basan en lo que observó en juzgados de niñez y adolescencia. Precisamente el relato que da nombre a la obra es un caso que escuchó en la sala de espera de estos tribunales. “Este libro es totalmente de denuncia”, relata.
Ambos libros serán publicados, de manera digital, por la Editorial La Pepita en los próximos meses.
La editorial y los certámenes
La Pepita Editorial está inspirada en la figura de María Josefa García Granados (1796-1848), considerada como referente de las mujeres escritoras en el país. Anualmente convoca cada año a poetas y narradoras para proyectarse a través de los dos certámenes.
La Pepita Editorial fue fundada por la escritora e investigadora guatemalteco española María Odette Canivell. Promueve la literatura escrita por mujeres guatemaltecas de todas las edades.
Para más información acerca de las convocatorias anuales y la actividad de la editorial, puede visitar el sitio web: https://www.lapepitaeditorial.com
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