“Es una de las principales exponentes del arte guatemalteco, una líder que con sus trazos logró reflejar emociones y personalidades. Esa fluidez y esa facilidad de dibujo es admirable y digna de estar en cualquier museo del mundo”. Así describe Pedro Solís, director de galería El Túnel a Magda Eunice Sánchez (1946-2008). La artista que durante más de cuatro decenios se destacó por sus trabajos de dibujo, acuarela, cerámica y escultura, es motivo de un particular homenaje en ese centro cultural con dos exposiciones continuas.

En la primera de las muestras, que fue inaugurada el 3 de septiembre, los asistentes podrán apreciar diversas piezas realizadas por ella y en la segunda, que se abre el 19 de septiembre, Arnoldo Ramírez Amaya, quien es uno de los más destacados artistas de la plástica nacional, realiza la reinterpretación de algunas de las obras de Magda Eunice.

A través de sus trazos Magda Eunice Sánchez refleja movimiento y emociones. La figura femenina fue una de sus temas emblemáticos. Foto: Ana Lucía Mendizábal

Solís comenta que el proyecto surgió gracias a la visión de Ramírez Amaya, quien durante una visita a la galería vio unas piezas de Magda Eunice. “Él la admira muchísimo y a finales del año pasado tuvo la visión de reinterpretar algunas de sus obras. Trajo algunas piezas a la galería y despertaron buenos comentarios”. Solís refiere que el destacado arquitecto Tono Prado llegó a decir que eran de lo mejor que se había hecho en el ámbito del arte en los últimos tiempos.

El galerista destaca que es admirable cómo Ramírez Amaya logra “con su trazo, con su arte y con su línea refleja su estilo propio y a la vez plasmar la obra de Magda. Nos parece genial”. Explica: “Uno indudablemente reconoce que está inspirado en ella, pero no es una copia, es un híbrido entre ambas técnicas”. 

El arte compartido

En el texto que reseña el proyecto, el escritor Dante Liano destaca la importancia de reconocer las conexiones e influencias entre los artistas.  “Nadie es único, nadie es un universo cerrado, nadie vive ajeno a los demás. Somos la continuación de quien nos ha precedido y los que vienen prosiguen nuestro trabajo. Vivimos sumergidos en una alteridad que nos influye, nos condiciona y nos subyuga”, expresa. A modo de ejemplo anota: “Parece increíble: Leonardo, Miguel Ángel y Rafael vivieron en la misma época y en la misma ciudad. Antes de ser considerados maestros, fueron aprendices. Leonardo, del Verrocchio; Miguel Ángel, del Ghirlandaio, y Rafael, de Perugino. Algunas veces trabajaron en el mismo proyecto. Otras, no pudieron dejar de observar lo que hacían los demás”.

Liano expone otros ejemplos de cómo los artistas se alimentan y retroalimentan con la influencia de sus colegas y señala: “Por eso, no hay nada de extraño en la conversación de Arnoldo Ramírez Amaya con Magda Eunice. Hay obsesiones compartidas: los tecolotes de Ramírez Amaya dialogan, de alguna manera, con los gatos de Magda Eunice. La secreta amenaza de las garras que aferran el soporte se corresponde con la inocente agresividad implícita del felino. Búhos y gatos son bellos, casi perfectos, y, al mismo tiempo, inquieta la súbita agresión posible, escondida detrás del ronroneo o cantos nocturnos”.

El escritor destaca: “La pureza del dibujo de Ramírez Amaya se encuentra, de modo natural, con la línea impecable de Magda Eunice.  Las mujeres de cabellos aireados, en Magda Eunice, con miradas de estupor e inocencia, hallan una versión de inquietud y desazón en las versiones con que Ramírez Amaya las recuerda. Las bailarinas de Magda flotan en un espacio imaginario, onírico a veces; Ramírez Amaya las vuelve telúricas, consistentes, alucinadas. Hay continuidad y regreso, reconocimiento y reciprocidad. Ilusión y realidad en ambos artistas”.

En su reseña, Dante Liano exalta que el rasgo común, entre ambos artistas es la plena percepción del arte. “Hay, en Arnoldo Ramírez Amaya y en Magda Eunice, una exigencia absoluta, irrenunciable, total, de ese acto que llamamos, de alguna manera, el acto estético. Con celo exigente, ambos reconocen donde está el arte y, también, donde no está. Todo ello implica una disciplina de trabajo rigurosa, un hacer y rehacer la obra, una agotadora búsqueda de perfección, un rechazo de lo fácil y halagüeño”.

En ese tenor, Solís recuerda un episodio que ilustra el grado de autoexigencia de Magda Eunice. “Cuando yo comenzaba a colaborar en la galería, ella estaba trabajando un óleo y yo tenía un cliente que lo quería”, cuenta.  Cuando él le preguntaba sobre el avance, ella le decía: “sí Pedro, ya voy bastante adelantada”. Sin embargo, un día que él la visitó se llevó tremenda sorpresa al ver que el cuadro estaba en blanco.  “Como no estaba satisfecha, lo había borrado. Era muy autocrítica y eso la llevó al lugar donde está. Fue una enseñanza de que no solo es tener el don, sino también esa disciplina diaria”, acota

Dos protagonistas

Magda Eunice Sánchez comenzó su carrera en los años 1960. En sus obras se distinguen elementos como bailarinas, gatos, caballos, músicos y mujeres en general. Su trabajo mostraba tendencia figurativa y jugaba con transparencias y formas. Sus principales técnicas fueron óleo, sanguina, carboncillo y crayón. Incursionó en el grabado, la xilografía y en la escultura.

De acuerdo con el libro Magda Eunice Sánchez, editado por la Fundación G&T Continental en 2013, los principales reconocimientos obtenidos por la artista fueron el Premio Único y Glifo de Oro en la categoría de dibujo de la Bienal de Arte Paiz (1985); declaración como Artista del Año por la Embajada de Estados Unidos (1993); Artista del año por la Sociedad Dante Alighieri (1998); Diploma de Creatividad Femenina, otorgado por la Universidad de Mayagüez (1998), Título al mérito de la ENAP  (1998).

Era sobrina de Dagoberto Vásquez, pero a diferencia de su tío optó por seguir una línea autodidacta y quiso alejarse de los elementos usados por otros artistas. Fue arquitecta graduada por la Universidad de San Carlos y ejerció como docente en la Facultad de Arquitectura.

Arnoldo Ramírez Amaya (Guatemala, 26 de noviembre de 1944) es reconocido como el más talentoso de los dibujantes de su generación. Es, además, pintor, grabador, escultor y escritor.  Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en los años 60. Obtuvo un título de Diseño Gráfico de la Universidad Autónoma de México. Inició formalmente su carrera como artista a finales de los años 1960.  

Su mote El Tecolote hace alusión a uno de los más característicos elementos de sus obras, los búhos, que junto a otras figuras zoomorfas fueron claves en sus obras de los 80.  Entre sus premios se distinguen el Primer lugar en la Bienal de Arte Paiz

Fue muralista de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Representó a la plástica guatemalteca con su obra en el grabado en Lieja, Bélgica. Además, es autor de libros objeto y en esta rama se distinguieron sus obras El cantar del Tecolote, El pájaro sobreviviente, Palic Chirachic, Memorias de un aprendiz de asesino y Sobre la libertad del Dictador y sus perros fieles. Este último prologado por Gabriel García Márquez.

La exposición de obras de Magda Eunice Sánchez puede visitarse hasta el 18 de septiembre, la muestra de piezas con las que Arnoldo Ramírez Amaya reinterpreta obras de Sánchez estará abierta a partir del 19 de septiembre. La galería El Túnel está ubicada en la Plaza Obelisco en la 16 calle 1-01 zona 10.