A Roxana Baldetti  le aguarda la extradición a EE. UU. por narcotráfico

Sofía Menchú

noviembre 22, 2024 - Actualizado noviembre 22, 2024

En Guatemala la exvicepresidenta Roxana Baldetti lucha por recuperar sus cuentas bancarias y la libertad, aunque sea condicional. Ella ha sido condenada dos veces por diferentes casos de corrupción, pero quiere pasar del encarcelamiento a gozar del beneficio de prisión domiciliaria. 

Sin embargo, su situación legal es compleja y librarse de las rejas parece que será un camino todavía largo. Tiene tres juicios pendientes que avanzan lento y en el momento en que termine de cumplir sus sentencias en este país, deberá enfrentarse a un tribunal estadounidense por los delitos de asociación delictuosa y conspiración para el tráfico de drogas.

Baldetti y Los Zetas

El 24 de febrero de 2017, la embajada de Estados Unidos publicó un comunicado en el que se informó que Baldetti y Mauricio López Bonilla, exministro de Gobernación, fueron acusados por separado en la Corte Distrital de los Estados Unidos para el Distrito de Columbia, ambos “por conspirar para distribuir cinco o más kilogramos de cocaína con la intención y conocimiento de que la cocaína sería importada ilegalmente a ese país”. 

La exvicepresidenta Roxana Baldetti enfrenta varios procesos penales en los tribunales del país.

Cuatro meses después, Estados Unidos envió al Ministerio Público la solicitud formal de extradición. Al día siguiente de esa noticia, Prensa Libre publicó más datos sobre la investigación que relataba la participación de Baldetti con Los Zetas. 

“Baldetti aceptó dinero y regalos de parte de traficantes de droga durante su campaña electoral. Cuando era candidata, Baldetti se reunió en la capital de Guatemala con varios miembros de Los Zetas, incluyendo un narcotraficante que se volvió colaborador de las autoridades estadounidenses, identificado en el expediente como Testigo 1”, indica el informe al que tuvo acceso ese medio. 

El ex ministro Mauricio López enfrenta solicitud de extradición a Estados Unidos por narcotráfico.

“Durante las reuniones, Baldetti Elías específicamente acordó recibir dinero de Los Zetas, una organización mexicana de traficantes de droga”, según el expediente enviado por Estados Unidos. Además, el grupo criminal le proporcionó guardaespaldas para actividades realizadas entre noviembre 2010 y enero 2012 en Huehuetenango. 

Miembros del grupo Los Zetas capturados en el país, vinculados con una masacre en Petén.

El informe asegura que entre noviembre 2011 y enero 2012, Los Zetas entregaron a Baldetti US$250 mil (aproximadamente Q2 millones) como parte del acuerdo al que habían llegado en tiempos de campaña. La exfuncionaria prometió que al fungir como vicepresidenta “restringiría” las actividades de la policía para que los traficantes se desplazaran sin ser perseguidos por aire, mar o tierra.

Los Zetas se conformaron aproximadamente en 1997 con más de 30 desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del ejército mexicano que comenzaron a trabajar como sicarios, guardaespaldas y traficantes de droga para el Cartel del Golfo, según un informe de Insight Crime. La organización creció y llegó a tener más de 300 miembros y alcanzaron fama por el uso del armamento y tecnología de última generación y sus tácticas militares. 

La oficina para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) describió a Los Zetas como uno de los grupos de represión más sofisticados, violentos y avanzados tecnológicamente. Además se caracterizaban por torturar a sus víctimas, colgar cadáveres y matar indiscriminadamente. En agosto de 2010 asesinaron a 72 migrantes y arrojaron sus cuerpos a una fosa común en Tamaulipas, México. 

Los Zetas ingresaron a Guatemala en 2010 y construyeron una red para el tráfico de drogas en Centroamérica, Colombia, Venezuela, Europa, África Occidental y Estados Unidos. Según una publicación de Insigth Crime sobre el perfil de Los Zetas, luego del asesinato y captura de sus máximos líderes el grupo se fragmentó, perdió poder y se quedaron operando únicamente en su país de origen. 

Con este grupo es con el que Estados Unidos asegura que la exfuncionaria se alió cuando estaba en campaña. “Acepto mi extradición para solventar mi situación jurídica en Estados Unidos porque soy inocente y espero que se haga justicia”, dijo Baldetti por medio de videoconferencia en una audiencia del 15 de junio 2017. 

Hace dos años, el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue extraditado a Estados Unidos acusado también de tráfico de drogas y armas. Él se asoció con Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, y favoreció al cartel de Sinaloa a quien también le cobraba millonarios sobornos.

La libertad todavía no llega

La exvicepresidenta permanece presa desde hace nueve años en la cárcel de mujeres Santa Teresa en la zona 18. Ha sido sentenciada dos veces: una por 15 años y otra por 16 años en los casos conocidos como Agua Mágica y La Línea. Aún le falta enfrentar a la justicia por los casos denominados Cooptación del Estado, TCQ y plazas fantasma en el Registro de Información Catastral (RIC). 

Las dos condenas fueron impugnadas y los recursos de casación presentados están pendientes de resolverse. Mientras que dos procesos están en fase intermedia y uno más pendiente de conocer si le permitirán aceptar los cargos. 

Baldetti obtuvo permiso judicial para permanecer en su vivienda de lunes a jueves, durante el día, argumentando que debe someterse a tratamiento médico.

El mes pasado, Baldetti obtuvo una medida sustitutiva, le otorgaron prisión domiciliaria por el caso denominado la Línea, pero el resto de jueces debería coincidir con esa autorización para que pueda dejar la cárcel y eso al momento no ha ocurrido. 

“Ella ya va a cumplir su sentencia porque lleva nueve años presa. Si no tuviera más casos pendientes podría solicitar una redención de penas para luego ser extraditada y en Estados Unidos es más fácil, porque si se declara culpable podría terminar pronto su proceso. Pero, como tiene casos en casación y otros esperando condena, no veo que salga rápido de la cárcel”, explicó Allan Najarro, abogado penalista y experto en procesos de extradición. 

Entre finales de octubre y principios de noviembre, la exvicemandataria solicitó al juez de extinción de dominio le levantara el embargo de sus cuentas bancarias y de un fondo de retiro, mismas que suman Q6.6 millones. El juez denegó su petición y le dio plazo de seis meses al Ministerio Público para investigar el origen del dinero.

En su vivienda de lunes a jueves

En marzo del año pasado, la jueza de Mayor Riesgo B, Eva Recinos, contralora del caso Cooptación, le otorgó un permiso a la exvicepresidenta para salir de prisión y permanecer en su casa cuatro días a la semana al justificar que recibiría tratamientos médicos. Baldetti puede permanecer en su vivienda de lunes a jueves, durante el día, para tratar sus dolencias en la espalda y someterse a varias terapias, con la condición de que posteriormente regrese a su celda. 

Al salir de una de esas audiencias, Baldetti levantó su saco y mostró a los periodistas el corrector de postura que utiliza. Ella sostiene que padece de radiculopatía cervical y que sufre una enfermedad óseo degenerativa que le detectaron en el Centro Médico. La operaron una vez, pero necesita dos intervenciones más y por eso toma terapias de frío y calor para sostener sus músculos, asegura. 

Una fuente cercana a Baldetti comenta que la exvicemandataria usa cabestrillo debido a que a  la radiculopatía de las cervicales que afecta sus brazos, en especial el lado derecho y en momentos no recibe el impulso eléctrico, lo que los debilita. “Los permisos son precisamente para esas terapias, si no le dan, estaría condenada a una silla de ruedas”, afirma.

En marzo de 2021 el juez Miguel Ángel Gálvez le autorizó el uso del cabestrillo y en julio de 2024 el juez Manolo Otoniel López, le aprobó el uso de un corrector de postura. Ellos enviaron una carta al Sistema Penitenciario para informar sobre los permisos concedidos. 

Sin embargo, las recientes actitudes de Baldetti contradicen los informes médicos porque sostiene su cartera, abre la puerta del carro y utiliza el brazo supuestamente afectado sin problema aparente. 

Hace dos semanas, luego de la audiencia en la que el juez le denegó la solicitud para que se le liberen las cuentas bancarias, Baldetti trató mal a una de las guardias penitenciarias. “¡No me toques, no me gusta! ¡No me agarres! Me siento… me siento criminal”, dijo la reclusa mientras retiraba bruscamente su brazo izquierdo de manos de su custodia. 

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