Vengo a unirme a los columnistas de eP Investiga. Me encanta ver sus páginas con colores tan vivos que hasta hablan, las ilustraciones con tanto arte y belleza, y los titulares con letras que parece que caminan y danzan. Lo que me parece chistoso son tantas tazas de café en la sección de Opinión, aunque me gusta el café, me mareo.
Se ha vuelto a reunir casi todo el grupo que hizo elPeriódico, que fue ahogado por aquel presidente tan desafortunado, tan bravo como caprichudo y quería hundir el país totalmente. No entiendo por qué la ambición de ser presidentes si no quieren a la gente, solo se afanan con el dinero. Que se dediquen a hacer dinero con su propio dinero, no con el de los demás.
Mi familia me explica que eP Investiga es un medio que nace de las cenizas de elPeriódico como diciendo, ya vieron, siempre “no nos callaron” y que ha llamado también a escritores jóvenes para que digan lo que piensan y al comunicarnos aprender unos de otros. Mi maestra de seminario dice que la comunicación es el acto de creación de la cultura, y yo quiero formar parte de ese acto, como cuando empecé a publicar en elPeriódico a mis trece años.
Quienes me leyeron saben que soy Down. Ahora soy un joven de 20 años que cultiva desde la pandemia una barba muy coqueta. Curso el 5º bachillerato y sigo en el colegio Synergy donde participo unos periodos con mi comunidad de chicos especiales y en otros, cada vez más largos, me integro con los mayores. Nos graduaremos en octubre. Después saldré un tiempo de Guatemala a conocer otros lugares, hacer nuevas amistades y aprender otros oficios. Mi abuelo me ha pedido que sea su asistente, pues ya no tiene energías para moverse y necesita que yo mantenga al día su oficina. Creo que también trabajaré un poco con mi papá, aunque no me ha dicho exactamente en qué.
Este año es emocionante y también un poco triste. Hay muchas actividades de cierre. La otra noche, en el aniversario del colegio, di unas palabras ante la multitud y terminé diciendo “aplausos para mí”. Todos reían y me aplaudían gozosos. En el seminario presenté mi proyecto de vida y las familias de mis compañeros estaban conmovidas. No crean que mis presentaciones son improvisadas. Helani y Adri, mis hermanas mayores, me preparan con mucha dedicación y me dan los mejores consejos. Todo esto es emocionante porque me preparo para saltar a un nuevo mundo.
Al mismo tiempo es un poco triste porque dejaré de convivir con mis amigos y maestras de muchos años. Por cierto, les presento a algunos de mis amigos: Julito, de quien he aprendido que el silencio es otra forma de acompañar; Teffy, una chica de 14 años, tímida y linda, ella siempre piensa en su iglesia; Mariana, mi nueva mejor amiga, aunque con ella nos conocimos muy niños y nos reencontramos; hemos salido a almorzar con nuestras familias y el otro día me invitó a una fiesta en su casa donde nos divertimos mucho y bailamos todos.
Paola, Dámaris y Wendy son las maestras que, junto a la directora Jennifer, me han acompañado estos años ayudándome a encontrar mi equilibrio interior y recuperarlo cuando lo pierdo. La directora Jennifer es sabia, ve más allá de lo aparente y conoce la esencia de las personas. Con ellas trabajo mi proyecto de graduación, que es un pequeño libro ilustrado en el que cuento mis pequeñas historias y aventuras. No puedo olvidar la paciencia amorosa de Adelita para enseñarme a escribir y pronunciar con corrección; está muy orgullosa de que yo sea columnista.
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