Con el paso del tiempo, las dictaduras han evolucionado, adoptándose a tácticas más sutiles para ejercer el control, han dejado de lado la represión las armas y han recurrido a discursos de odio y polarización que socavan la democracia, el continente americano nos muestra cómo ideas extremistas pueden vulnerar nuestras libertades, tal situación lo evidencian casos como Estados Unidos, El Salvador y Venezuela. La creciente polarización política amenaza en apagar la llama de la democracia en nuestro continente
Donald Trump, Nayib Bukele y Nicolás Maduro son dictadores, quienes niegan esta realidad tienen una visión distorsionada de los hechos, creyendo que un político es mejor que otro cuando cada uno de ellos representa una amenaza para la estabilidad de su nación, la hipocresía se ha convertido en una herramienta común en el discurso político, donde muchos líderes buscan presentar una imagen positiva de sus acciones mientras ocultan sus verdaderas intenciones. Es evidente que las decisiones tomadas por estos líderes autoritarios tienen un impacto devastador en la población, al perpetuar sistemas opresivos, socavan los principios fundamentales de la democracia, la justicia y la libertad.
Los guatemaltecos debemos ser críticos con los discursos y promesas de nuestros políticos, especialmente aquellos que buscan emular las prácticas de los dictadores de América. Debemos estar alertas ante propuestas que promuevan la concentración de poder, la restricción de libertades o la implementación de medidas de seguridad, bajo el pretexto de combatir la delincuencia, puedan limitar nuestros derechos. Es importante analizar a fondo las propuestas populistas que prometen soluciones rápidas y sencillas, la mayoría de veces esconden intenciones autoritarias.
Tener una ideología política es fundamental para una democracia sana, siempre y cuando se respete la pluralidad de ideas y se eviten los extremismos, las ideologías nos permiten articular nuestros valores, establecer maneras de expresarnos políticamente y organizarnos en torno a causas comunes. Al definirnos ideológicamente, podemos participar de manera activa en la vida pública y contribuir a construir una sociedad, sin embargo, es esencial fomentar una cultura basada en el diálogo y respeto mutuo, donde las diferencias sean vistas como una oportunidad para enriquecer el debate público, estamos en la obligación de fomentar la coexistencia de la pluralidad ideológica y promover la convivencia pacífica entre personas con diferentes visiones del mundo, todo nos ayudará a construir una nación fuerte.
La degradación de la democracia comienza cuando las ideologías se radicalizan y los líderes políticos priorizan sus intereses personales, aferrarse al poder a toda costa es un factor común entre estos personajes. Existen diversas señales que nos permiten identificar a un régimen autoritario, entre ellas: alterar la constitución, perseguir a su oposición, instalar monopolios de seguridad utilizando a la policía o ejército, amenazar a las cortes o al congreso sino se cumplen las ambiciones del dictador, cooptar diversas instituciones gubernamentales para alcanzar objetivos específicos, incrementar su popularidad en medios de comunicación haciendo uso de discursos demagógicos, censurar a los medios de comunicación independientes y por último, utilizar una ideología que justifique la vulneración de derechos humanos.
Conscientes de la situación que atraviesan países cercanos a Guatemala, es de suma importancia no caer en discursos populistas, que se presentan como respetuosos de la ley pero luego de tener el poder no lo quieren soltar, es perverso llegar a ocupar un cargo de elección popular para luego utilizarlo con fines totalmente personales. Es una lástima que varios políticos de posturas extremistas recurran a replicar estos discursos que son tan nocivos, el ejemplo más reciente es como uno de los seguidores más files del presidente de Estados Unidos ha utilizado simbología nazi frente a todo el mundo, demostrando así su extremismo y sobre todo dejando ver lo peligrosos que son.
Ante la creciente ola de políticos extremistas, plagados de discursos, a menudo disfrazados de patriotismo y populismo, buscan polarizar a la sociedad y concentrar el poder en pocas manos, es perverso e inhumano llegar a ocupar un cargo de elección popular para luego utilizarlo con fines personales. Un ejemplo claro de esto lo vimos recientemente con Elon Musk en Estados Unidos, quien es un fiel seguidor del señor Trump, ante todo el mundo hizo uso de simbología nazi, este tipo de actos, lejos de ser aislados, son una muestra de cómo los discursos populistas pueden radicalizar a las personas y llevarlas a adoptar posturas extremistas, incluso violentas.
A pesar de los avances de la humanidad, seguimos presenciando la repetición de patrones autoritarios, que representan peligro para el mundo entero, los dictadores modernos son populistas, demagogos y fascistas que utilizan las redes sociales como un arma para propagar discursos de odio, polarizar a la sociedad y socavar la democracia, el planteamiento de sus ideas extremistas van contra la dignidad humana. Seamos conscientes de la situación, no debemos creer en este tipo de discursos, es necesario ser ciudadanos informados, críticos del contenido que consumimos, pero sobre todo de los políticos a quienes les cedemos el poder.
Etiquetas:dictadura discursos de odio Donald Trump Nayib Bukele Nicolás Maduro