Teuchitlán y los riesgos del migrante

Edgar Balsells Conde

marzo 26, 2025 - Actualizado marzo 25, 2025
Edgar Balsells Conde

Cada vez que oiga a los perfumados hombres de negro encumbrar la alegoría de la macroeconomía sana, movida a base de remesas, me permitiré recordarles de ignominias como las de Teuchitlán en el Estado de Jalisco. En México, y principalmente en Ciudad de México -CDMX- ha habido masivas manifestaciones por las revelaciones en este campo de exterminio, al más claro estilo de Auschwitz, en pleno siglo XXI.

Se trata hoy de los horrores descubiertos en el Rancho Izaguirre del municipio de Teuchitlán, en donde quizás nunca se sabrá cuántas osamentas de centroamericanos podrían estar. Las aplanadoras del olvido y las diversas estrategias desde que empezó la masacre, allá por 2006, encierran la temible conflictividad ocasionada por los cárteles de la droga, y el reclutamiento de numerosos jóvenes para enrolarse en una guerra cruenta que es trazada por el negocio de la violencia: trata de personas, cocaína, fentanilo, prostitución, contrabando de todo tipo, y de armas de grueso calibre por supuesto; y todo por la gran demanda del Norte por los estupefacientes, que se combaten con gran hipocresía en esta nueva era.

Desde el tren denominado La Bestia, hasta las diversas masacres que incluyeron a guatemaltecos por la lucha y explotación de los cárteles de la droga, bajo la complicidad de las autoridades mexicanas, Teuchitlán es hoy un vergonzoso legado que tiene en vilo al nuevo gobierno de la mandataria mexicana Claudia Sheinbaum.

Según ilustrativa columna de Raúl Romero (2025-03-14) del prestigiado diario La Jornada, después de 2006 se aceleró la expansión del horror, que se venía cimentando desde décadas atrás, en diversas geografías de ese vasto territorio: los vuelos de la muerte, las desapariciones de militantes políticos, los centros de detención clandestinos y así, todos los crímenes del terrorismo. Y todo eso se produce en los territorios por donde transitan los migrantes centroamericanos, que llegan a ser el eslabón más débil del esclavismo contemporáneo y el zarpazo mayor a los derechos humanos.

Los símbolos de impunidad y fuente activa de corrupción son agrupaciones como Los Zetas, cártel Jalisco Nueva Generación, cártel de Sinaloa, que irradian sus disputas a lo largo de toda la frontera occidental guatemalteca, y han conformado caciques como el recién aprehendido Chicharra, y un grupo de extraditables que comprende incluso alcaldes e hijos de tales, que extienden sus dominios por Ayutla, La Mesilla, Ocós y las propias cabeceras de Huehuetenango y San Marcos, y demás territorios.

El columnista de La Jornada menciona que el campo de adiestramiento y exterminio que halló recientemente el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco deja incontables lecciones, en torno a la desaparición forzosa, la violencia criminal y por supuesto el negocio de la droga y la trata de personas, incluyendo a los migrantes centroamericanos, digo yo, como principal inquietud nuestra de tales horrores.

Cientos de colectividades en México están buscando a sus seres queridos, y como parte de una correcta inversión de las remesas, opino yo, bien valdría la pena que CONAMIGUA, los consulados del MINEX, la embajada guatemalteca en México y organizaciones de la sociedad civil, se integren a esta dialéctica del terror y del olvido o memoria.

Y siguiendo las lecciones de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, mi propuesta descansa primeramente en condenar la alegoría de la Sana Macroeconomía, encumbrada por los perfumados, y llamar la atención de calificadoras de valores, como FITCH y Standard & Poors que ningún país de la América Central puede vanagloriarse de atraer Inversión Extranjera Directa, si no cambia de tajo sus formas de comercio exterior y permite, como aliciente de las Reservas Monetarias Internacionales, el alimento de la remesa para mantener un tipo de cambio artificial, y de paso desindustrializar al país, fundando bodegonas por doquier, y malls comerciales, colmados de baratijas chinas y asiáticas, con el sudor y la sangre del migrante y la trata de personas.

Teuchitlán es la muestra actual de los riesgos del migrante, junto a otras fosas por todo el territorio mexicano, en donde es muy seguro que están depositadas en el olvido, o removidas por aplanadoras de la impunidad, cientos de osamentas y bienes de nuestros jóvenes migrantes.

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