Steven cumplió 6 años, es un niño alegre, vivaracho, muy inteligente, pero sobre todo muy observador. Soñaba con una celebración de Power Rangers, y su madre hizo todo el esfuerzo por hacer su sueño realidad, junto con personas de dos organizaciones de apoyo a migrantes lo logró. Al entrar al lugar de su celebración sus ojos se abrieron sorprendidos, él no lo podía creer.   

Pocos imaginarían al verlo la triste historia que ya arrastra a su corta edad. Él ya sabe lo que es correr para que la migra no te detenga en México o que te bajen del autobús por no tener visa.  Viajó junto a su madre desde Senahú, Alta Verapaz a Estados Unidos y como Steven cuenta la historia; después de dos días de caminar, cuando sus pies ya no pudieron dar un paso más, su madre lo cargó en la espalda el resto del camino, mientras él le pedía a Dios que le diera las fuerzas necesarias para llegar a la frontera sur, ¡¡¡lo consiguieron!!!  

Dentro de su experiencia migrante “tuvieron suerte” no sufrieron secuestro o extorsión en México, tampoco le pagaron a un traficante de personas para que los trajera hasta acá. Entraron en diciembre de 2023, durmieron durante cuatro meses en un colchón en el suelo, su madre está trabajando y pese a que viven en un condado que no es amigable para los migrantes, Steven se pudo matricular y en la escuela ya estudió un semestre, está aprendiendo . Cuando no está estudiando, pasa la mayor parte del tiempo junto a su madre, ya sea acompañándola a trabajar o a participar en actividades de ayuda y lucha de derechos de los migrantes. 

Su vida en Senahú era muy diferente, aún no iba a la escuela y se quedaba todo el día en la casa de su abuela, mientras su madre trabajaba de sol a sol intentando ganar algo de dinero para subsistir en un pequeño negocio de su propiedad en donde vendía productos plásticos, ya que es madre soltera. El dinero no era suficiente para cubrir las necesidades básicas y muchas veces al volver lo encontraba dormido. Pese a que la abuela de Steven lo adora, el niño sufría de violencia física por parte de sus tíos aprovechando que su madre no se encontraba en casa. 

Ahora esa vida quedó atrás, de alguna manera se está reconstruyendo mientras se espera la cita con inmigración para ver si les dan asilo o la orden de deportación. Steven llegó a Estados Unidos por el sueño de su madre de darle una vida mejor a la que ella tuvo en Guatemala, en donde no pudo estudiar tan siquiera el bachillerato, no tenía un trabajo digno, entre otras muchas carencias. Acá su hijo puede aprender inglés, terminar el bachillerato y no padecer desnutrición porque, aunque las leyes de inmigración les dicen que no son bienvenidos por la forma en que llegaron al país, mientras estén acá Steven tiene garantizados derechos esenciales como el derecho a la alimentación, a una niñez libre de violencia, educación y en caso de emergencia el derecho a la salud.   

Senahú es uno de los municipios más pobres del país con más del 91% de pobreza y más del 47% de pobreza extrema, su actividad económica principal es la agricultura y tiene un reducido índice de migración porque su población no tiene las posibilidades para hacerlo. El futuro para Steven ahí se avizoraba en pobreza y con muy pocas oportunidades, debido a que su familia no tiene tierras para cultivar ni capital para tener un negocio próspero. Como él hay muchos niños llegando a Estados Unidos víctimas de la pobreza y falta de oportunidades de su país, soñando con una vida mejor. 

El futuro para Steven es incierto mientras no se decida su situación migratoria, el pronóstico no es alentador porque la juez que conocerá su caso es “anti migrantes”. Es muy triste imaginar la vida de Steven si regresa al Senahú, a la Guatemala que dejó, hundida en pobreza, corrupción e impunidad. Una patria que en el futuro cercano no le puede garantizar una vida digna y mucho menos que pueda cumplir sus sueños.  Pero mientras eso se resuelve, es mejor que siga disfrutando de la celebración de su sexto cumpleaños en donde no hay poder alguno que le robe la felicidad.