Sillas musicales

“Unos contra otros y vuelven a la batalla en la siguiente contienda”.

Méndez Vides

enero 30, 2025 - Actualizado enero 29, 2025
Méndez Vides

Los años pasan volando, y la fruta que más atrae a los políticos es el próximo evento electoral, porque aunque apenas lleva un año el actual mandatario, ya arden las campañas en redes sociales para su reemplazo, atraídos por el desafío de la silla más dolorosa del mundo, la presidencial.   ¿Pará qué quieren llegar al cargo si luego terminan aplastados?

Algo no suena bien con la democracia, tal y como la entendemos, porque se ha convertido en un juego de sillas musicales, donde alrededor de una silla menos giran los participantes al ritmo de la maricumbia y cuando la música se detiene todos deben sentarse, y uno queda fuera.   En política la manera de ir sacando a los jugadores es destrozándolos, inventando, exponiendo sus tachas o quebrando su techo de vidrio, hasta arruinar su reputación, y así van haciendo unos contra otros y vuelven a la batalla en la siguiente contienda.

Tenía razón Álvaro Arzú quien al iniciar su gobierno se propuso la firma de la paz en el primer año, porque lo que no se hace al principio ya no se puede después.   En las últimas semanas antes de finalizar el año todo se tambaleó, grupos de poder pedían no apresurarse, dejarlo para meses más tarde, muy a lo chapín, y Arzú se enojó, encaró a los líderes guerrilleros por el cumplimiento de lo acordado, o se olvidaban de todo y en enero reanudaba la guerra hasta que ganara el más fuerte.   Hubo una pausa de duda, pero tras quince minutos de espera timbró el teléfono para asegurar lo pactado, a pesar de las presiones de honorables guatemaltecos, y se firmó la paz el 29 de diciembre de 1996.   El logro inicial permitió hacer mucho en los tres años siguientes, porque el mundo se solidarizó con Guatemala.

La lección aprendida es que lo que se va a hacer tiene que ser inmediato, porque cuando se empieza a dejar las cosas para después, ya no ocurren.

El actual mandatario interrumpió los grandes proyectos encaminados, ya no avanzó el puente de Belice, el viaducto de la Roosevelt quedó congelado, con los hierros expuestos oxidándose, pudriéndose la madera de construcción.  

Pero ofreció hacer realidad la línea blanca del metro, que cuenta con el presupuesto aprobado, y que si no lo llega a realizar lo perseguirá por el resto de su vida como sombra.  No dijo que lo haría en un año, pero ya pasó uno y aún no arranca.

La autopista de la costa fue privada por veinte años, nítida, bien mantenida y pagaba regalías al Gobierno, mientras que ahora nos cuesta a todos cifras inmensas para reparar con millones lo que antes no se arruinaba.  ¿Cómo lo resolverá?

La solución de todo es ponerse a trabajar, ya va tarde pero le queda tiempo si empieza ya, cargando con la desventaja del primer año perdido.  Hay que cumplir con lo prometido o verá anunciarse a quienes querrán sustituirle, jugando a las sillas musicales.

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