Ruleta rusa

Con la designación de Alvarado muchos esperan que el presidente se pegue un tiro en la cabeza, ¿y qué, si no?

Estuardo Porras Zadik

mayo 27, 2024 - Actualizado mayo 26, 2024
Estuardo Porras Zadik

El 20 de mayo del año en curso la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia confirma el nombramiento de Félix Alvarado como nuevo titular del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (MICIVI) tras el despido de la exministra Jazmín de la Vega, quien fue destituida por no cumplir con las directrices del presidente Bernardo Arévalo. Según el comunicado oficial del Ejecutivo, la exministra fue destituida de su cargo por haber autorizado el pago a constructoras proveedoras del Estado, incumpliendo con los procedimientos de control y fiscalización establecidos. De la Vega es la segunda ministra en ser destituida en la corta vida del gobierno del presidente Arévalo pues María José Iturbide, de la cartera de Ambiente y Recursos Naturales fue removida de su cargo por el abuso e indebido uso de los vehículos oficiales asignados a dicha cartera. El abuso desmedido por parte de los funcionarios públicos de los recursos del Estado no es nada nuevo, pero sí lo es que una ministra sea destituida por el hecho de que su hija utilice los vehículos oficiales para el uso personal. En el comunicado oficial de la destitución de la ministra de Ambiente y Recursos Naturales se le hace saber al pueblo de Guatemala que: “El presidente ha tomado esta decisión para evitar cualquier duda sobre el compromiso de su administración y la tolerancia cero al mal uso de los recursos del Estado y la corrupción”. A su vez, en el comunicado oficial de la destitución de De la Vega, dice: “El presidente Bernardo Arévalo reafirma su compromiso con el pueblo de Guatemala de asegurar el desarrollo de la infraestructura, vivienda y las comunicaciones del país, en total transparencia y apego al mandato de no corrupción que le dio el pueblo de Guatemala”. Este caso en particular es un tanto diferente al tema del acostumbrado abuso por parte de funcionarios públicos de recursos del Estado, de la exministra Iturbide. En el caso de De la Vega, se sabe que el gobierno recabó información de la red histórica de mafias de la construcción vinculadas al MICIVI, levantando las alertas que repercuten en la destitución de la exministra. El mensaje del gobierno con estas acciones es claro: la corrupción no será tolerada y en la medida en la que se tenga información de esta con elementos probatorios se va a confrontar.

La llegada de un “outsider” y de confianza del presidente –como lo es Félix Alvarado– a la cartera de Comunicaciones rompe por completo con el esquema acostumbrado. Un ávido crítico del “establishment”, Alvarado nunca ha sido tímido en criticar a los gobiernos de turno y a las diferentes estructuras de la sociedad guatemalteca. De ser consecuente con sus posturas y escritos, los cambios en el MICIVI serán de raíz. Hoy veremos de lo que está hecho Félix Alvarado y si es capaz de poner en práctica su retórica. De lo que sí podemos estar seguros es de que la llegada de Alvarado afianza una administración pública de total confianza del Ejecutivo, que empieza a conformar un “equipo político cohesionado con una dirección que quiere operar”, como bien describe Quique Godoy de lo que fue la exitosa administración del gobierno del expresidente Álvaro Arzú. En ese gobierno, como parece ser la ruta que se traza el gobierno actual, los ministros fueron piezas fundamentales “del partido”, gente de confianza del presidente con la que puede contar. Alvarado llega como un gestor político de las bases del partido que llevó al poder a Arévalo, y no como una pieza cedida a los diferentes grupos de poder tradicionales. Parece ser que el gobierno del presidente Arévalo cierra las filas –después de haberse dado conocer–, y ahora intentará trabajar con los diferentes sectores del país utilizando sus propios cuadros de confianza. El resultado aún está por verse, más aún el del cómo lo asimilarán aquellos acostumbrados a dirigir la orquesta. Algunos de estos como lo es el Congreso de la República ya empiezan a dar señales claras de su postura. La Comisión de Comunicaciones, Transporte y Obras Públicas del Legislativo se pronunció por el nombramiento de Alvarado, señalando que no tiene la experiencia necesaria. Carentes de solvencia e históricamente protagónicos en las estructuras de cooptación del Estado, en el comunicado manifiestan: “Profundo descontento ante el nombramiento del Sr. Félix Manuel Alvarado Browning. El Sr. Alvarado Browning carece de la experiencia necesaria para desempeñar adecuadamente ese cargo, dado que su formación universitaria no es compatible con las competencias requeridas tales como un ingeniero civil o una persona con experiencia previa en infraestructura primaria en nuestro país”. ¡Qué cinismo el de este grupo de legisladores!, cuya meritocracia y solvencia es altamente cuestionable. En su obtusa postura se olvidan de que los ministros no necesariamente deben ser cuadros técnicos sino “gestores políticos de iniciativas y de proyectos que no necesariamente tienen que estar especializados”, como explica Enrique Naveda en reciente entrevista en el programa Tan/Gente. No es necesario que el ministro de Salud sea médico, que el de Comunicaciones sea ingeniero civil o que el director de Aeronáutica Civil sea un piloto de aeronaves; y así otros más. Como bien dice Naveda: “Los ministros deben de ser operadores políticos que ponen en práctica un proyecto y deben tener un buen conjunto de asesores y técnicos”. En conclusión, un ministro lejos de ser un perfil técnico, debe de ser un gestor de la política del gobierno en su cartera. Con la designación de Alvarado muchos esperan que el presidente se pegue un tiro en la cabeza; ¿y qué, si no? Qué si con la llegada de este, un profesional crítico de administraciones anteriores, de funcionarios públicos y de los diferentes sectores poderosos del país, afín y de confianza del Ejecutivo, extracto de las bases del partido de gobierno y ajeno a las mafias que nos han gobernado por décadas es el principio de la conformación de un equipo, como dice Quique Godoy: “…cohesionado con una dirección que quiere operar”. Solo espero que esta no sea una “ruleta rusa” y que la llegada de Alvarado entre otros que se suman al equipo de Arévalo, no sea el resultado de la improvisación como consecuencia de la incapacidad de gobernar, sino una estrategia para trabajar de adentro hacia afuera en un círculo de total confianza.

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