Rey Rosa es posiblemente uno de los narradores contemporáneos más originales que puedan existir dentro de la literatura nacional. La obra de Rodrigo se distingue por su eclecticismo, sobriedad, ambigüedad y misterio, en gran parte de su producción, emplea técnicas propias de la novela negra para ilustrar la cruda y a menudo despiadada realidad de Guatemala a principios del actual siglo.
Por algo coinciden muchos críticos es que Rey Rosa es un narrador «sin patria ni tradición». Nacido en Guatemala en 1958, tras realizar los primeros estudios de Medicina en Ciudad de Guatemala, residió en Nueva York en donde se matriculó en una escuela de cine, en donde no llegó a completar sus estudios, para pronto abandonar la ciudad cosmopolita para adentrarse en un digno viaje existencial a Tánger, Marruecos junto al escritor Paul Bowles. Junto con el trabajo de escritores como el gran Roberto Bolaño, Horacio Castellanos Moya y Fernando Vallejo, la ficción de Rey Rosa ha sido ampliamente traducida y aclamada internacionalmente. Autor de: El cuchillo del mendigo (1985), El agua quieta (1989), Cárcel de árboles (1991), El cojo bueno (1995), Que me maten si… (1996), El material humano (2009) El país de Toó (2018) Carta de un ateo guatemalteco al Santo Padre (2019).
La narrativa desafiante de su novela El país de Toó se sumerge en la turbulenta trayectoria de Rafael, apodado el Cobra, un joven con aspiraciones en el oscuro oficio de sicariato. Surgido como el hijo no reconocido de un magistrado en la urbe salvadoreña de Sonsonate, Cobra forjó su carácter en las calles, recogiendo deudas para una banda local. Para ocultar su vergonzoso parentesco y proteger la reputación familiar, su padre lo envía a Guatemala, donde se convierte en guardaespaldas y chofer de Don Emilio Carrión, un magnate que facilita negocios ilícitos entre un ficticio gobierno y corporaciones multinacionales.
En paralelo, Polo Yrrarraga, un activista vehemente por los derechos humanos desafía a los depredadores mineros en Toó, un enclave maya en el exuberante altiplano occidental. A pesar de su inicial desapego moral, Cobra se ve compelido a silenciar a Polo. Sin embargo, conforme escucha los argumentos del activista, y contra todo pronóstico, entabla una amistad con él. Aunque inmersa en un telón de fondo marcado por asesinatos políticos que afectan tanto a profesores como a estudiantes y políticos, la novela halla su atractivo en los esfuerzos de la gente por perseverar en sus vidas a pesar de la violencia crónica.
(Fragmento de entrevista)
R. Rey Rosa: Salí del país sin saber escribir, o sin saber escribir. La literatura no era el centro en torno al cual organizaba mi vida. Eso es muy diferente a volver y tener un par de herramientas, y ver la escritura como un deber. Guatemala es como un laboratorio en el que al principio te sientes como un observador, pero luego te das cuenta de que te estás convirtiendo en el observado. Aún no he despertado de una fascinación peligrosa.
F. Goldman: Uno no se despierta. En los años que pasé en Guatemala escribiendo The Long Night of White Chickens, sobre todo The Art of Political Murder, la sensación de su oscuridad me saturó por completo. Cuando regresé a Nueva York, me sentí muy aislado; no podía quitarme esas sombras de encima.
R. Rey Rosa: Si fuera de otro lugar, me sentiría culpable o estúpido por estar aquí, pero habiendo nacido aquí y teniendo familia aquí… la palabra sería inevitabilidad. Creo en el destino, tienes que hacer lo que puedes con los materiales que te caen, con tus limitaciones.
(Fragmento original encontrado en inglés, por Francisco Goldman y traducido por Ellie Robins)
*Marcos Melchor Palencia (2006), escritor y columnista guatemalteco. Sus columnas han sido publicadas y compartidas en distintos medios digitales en donde destaca gAZeta y su propio blog personal.
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