Puente de Belice

“Parece ser una costumbre ir lentos, atrás de las oportunidades, frenados por los políticos cuyo oficio es impedir el progreso”

Méndez Vides

enero 23, 2025 - Actualizado enero 22, 2025
Méndez Vides

El puente de Belice inició su construcción a principios de la década de los años cincuenta del siglo XX, es decir, ya tiene 67 años de estar funcionando, y es considerado como quizá el puente más transitado del país.   El diseño es alemán y norteamericana la estructura de acero, con 240 metros de longitud.  La obra inició durante el Gobierno de Árbenz y lo inauguró Ydígoras Fuentes, paralelo al Puente de las Vacas, por donde circuló el ferrocarril en los años de Estrada Cabrera, cuando se logró completar las vías del tren interoceánico, apenas unos años antes de la inauguración del Canal de Panamá, lo que dio en tierra con el sueño de Justo Rufino Barrios, interrumpido en 1985 tras su muerte en la batalla de unificación de Centroamérica.   El siguiente mandatario congeló el proyecto, como es costumbre desde entonces, y tuvo que llegar José María Reina Barrios, sobrino del Libertador, para reanudar el proyecto, y al no poder completar el último tramo, violentó su reelección y fue asesinado.  Su sucesor, Manuel Estrada Cabrera, completó el tramo en 1908, durante su segundo período en el poder, cuando ya era demasiado tarde.

El problema es que siempre llegamos tarde a todo, porque es una costumbre ir lentos, atrás de las oportunidades, frenados por los políticos cuyo oficio es impedir el progreso, siguiendo la costumbre ancestral de los cangrejos en la olla, agarrando a los más dotados de las patas para que no puedan destacar.  Donde le toca al Estado nada avanza, vean el ejemplo del puente de lo de Bran, que le tocaba al Gobierno, y como no, tuvo que actuar la Municipalidad, superando meses de amparos continuados que bloquearon el avance, hasta lograrlo en contra de la corriente.

Hoy el Puente de Belice ya está colapsado, soporta más peso que el deseable, y al lado se encuentra inutilizada la chatarra del viejo Puente de las Vacas.  

La realidad de la Metrópoli demanda un nuevo puente entre los dos existentes, suficientemente sólido para encarar el futuro, aliviar el paso de la zona más poblada de la capital y facilitar el ingreso y paso de vehículos.   

El pasado Gobierno pudo haber avanzado, pero por las elecciones se inhibió, y el nuevo gobierno lo terminó de frenar, sin importar que el puente actual se esté tambaleando por el peso.   Lo mismo ha ocurrido con toda la obra de infraestructura, porque están ocupados en volver a dar vida al correo y alquilar nuevas oficinas por todas partes (en lugar de edificar), oponiéndose a una obra necesaria que es clave para el inicio del metro en la ciudad, con tal de no poner en riesgo la chatarra inutil del Puente de las Vacas.   

Dicen que ahora están estimando hacer algo menos futurista, para que ayude poco,  sabiendo que mientras lo tengan bloqueado no podrá fluir el tráfico capitalino, ni será realidad la primera línea blanca del metro, porque no quieren.   Es decir, estamos como en el siglo XIX, congelados.  

El tráfico en la ciudad de Guatemala fluirá mejor cuando esté el nuevo puente de Belice, y no importa si se cae la inutil chatarra de las Vacas.   Hay que construir para que dure, con variedad de carriles para tren, tráfico pesado y liviano.   Ahora las autoridades anunciaron que les llevará seis meses decidir, cuando lo único que necesitan es actuar, antes de que la actual hamaca se vea comprometida y sea de urgencia nacional.  

Lo que el Gobierno resuelva, definirá el lugar del actual mandatario en la historia.

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