Primer Semestre de Arévalo

Elías Talé

julio 16, 2024 - Actualizado julio 15, 2024
Elías Talé

Han pasado seis meses desde que Bernardo Arévalo y Karin Herrera asumieron la responsabilidad de dirigir las riendas de un país consumido por la corrupción, el peculado y la demagogia. Una gran porción de la población guatemalteca confió en sus promesas de campaña y les cedió el poder, a pesar de los diversos intentos de la oposición y grupos oscuros por debilitar la democracia y evitar que asumieran el cargo. Contando con el apoyo de diversos sectores, se logró la victoria de un binomio político que ha prometido ser diferente.

Las buenas intenciones del Ejecutivo siguen en pie. Sin embargo, aún nos encontramos con una Corte de Constitucionalidad, Corte Suprema de Justicia, Ministerio Público y, sobre todo, un Congreso plagado de personajes cuestionables. Varios de ellos tienen prohibida la entrada a varios países por su evidente participación en actos ilícitos a nivel nacional e internacional. No podemos recuperar nuestro país teniendo únicamente al Ejecutivo de nuestro lado. Este es solo el inicio del cambio que anhelamos.

Al iniciar labores, el Congreso hizo pública una agenda de trabajo conjunta entre varias bancadas, entre ellas el Acuerdo de Gobernabilidad. Sin embargo, esta alianza duró muy poco y demostró una vez más que las malas prácticas no se olvidan de la noche a la mañana. Puede que algunos rostros nuevos hayan llegado al legislativo, y se decía que habría cambios gracias a la presencia de diputados distintos o más jóvenes. No obstante, parece ser más fácil para ellos tomar el camino incorrecto. Al final, Guatemala no ofrece seguridad a quienes buscan hacer las cosas bien, sino todo lo contrario: ofrece impunidad y protección a quienes pagan la cuota. Esta situación debe ponernos en alerta y hacernos reflexionar sobre las acciones que debemos tomar para cambiar el rumbo de nuestra nación.

Al comprender lo anterior, no debería sorprendernos que el Ejecutivo no actúe con inmediatez o incluso no actúe en absoluto, ya que no cuenta con el apoyo suficiente para llevar a cabo acciones en beneficio de la población. Primero fueron los incendios, luego las lluvias, cada uno de estos desastres naturales ha afectado y sigue afectando gravemente a los ciudadanos de a pie. La falta de alianzas entre los poderes del Estado se refleja en la vida de muchas familias que han perdido su hogar o incluso la vida. ¡Esto debe parar! Es momento de exigir acciones en beneficio de la población. No se trata solo de negarle apoyo al oficialismo, sino de analizar en qué medida las decisiones de los diputados afectan a todos los guatemaltecos. Nosotros somos los más afectados, mientras que los políticos siguen viviendo en múltiples comodidades.

Desde el inicio de la décima legislatura, la bancada Semilla se declaró independiente, sin embargo, no se han logrado avances en este caso. Esto nos lleva a comprender que poco o nada se puede hacer con un Congreso que responde a intereses ajenos a la mayoría de la población. A esto se suma la decadencia del sistema de justicia, donde los partidos políticos con claros vínculos al narcotráfico, la corrupción y otros actos inmorales no son investigados. Duermen tranquilamente en sus chalets o condominios mientras que la población tiene que luchar por sobrevivir día a día. Las y los diputados se entretienen subiendo contenido a las redes sociales para aparentar que están trabajando. Sin embargo, esto no es suficiente. La ciudadanía no merece un video en TikTok o Facebook, sino que exige cambios reales que se reflejen en su calidad de vida.

Al igual que el mundo entero, nos hemos visto consumidos por la división ideológica. Progresistas, conservadores, liberales, cristianos, agnósticos, ateos y otras etiquetas sociales han contribuido a negar mejores condiciones de vida a miles de niños, niñas y ancianos. Este choque de ideas nos ha llevado a querer tener la razón sin fijarnos en los verdaderos problemas. Las discusiones deben centrarse en crear mejores condiciones de vida, enfocándonos en el bien común sin resaltar nuestras diferencias.

El primer semestre de Arévalo en la presidencia ha presentado aspectos positivos y negativos. Si la división de poderes sigue predominando, difícilmente podremos alcanzar el desarrollo que buscamos y las agendas se estancarán. Esto nos encaminaría a estar en el mismo lugar donde nos dejaron los nefastos gobiernos de Giammattei y Morales. Es momento de exigirle a nuestros representantes que trabajen en beneficio del honorable pueblo de Guatemala. Ellos se deben al pueblo y nuestros impuestos pagan su salario. Articularse, planificar y accionar es el camino hacia el cambio.

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