La Universidad de San Carlos de Guatemala nació por la necesidad de educar a la población española en 1676, siendo la universidad número diecisiete del nuevo continente. Como era de esperarse evolucionó y se transformó de acuerdo a la evolución del país. Fue declarada autónoma con el fin de proteger la academia del control de cualquier gobernante y así reforzar la investigación, la cultura y el saber científico.  La academia sancarlista ha sufrido los estragos del conflicto armado, la corrupción, la dictadura y también ha gozado de los beneficios de la democracia, al darle constitucionalmente poder e influencia en la administración del Estado.  

Por el papel que ha jugado en la sociedad guatemalteca ha sido llamada como la universidad del pueblo, además que aparentemente por ser la universidad estatal en la que la matrícula es de bajo costo para dar acceso a la población con limitadas oportunidades económicas de acceder a la educación superior. Sin embargo, esto no es del todo cierto, si bien la matrícula es barata para todo aquel que quiera estudiar ahí, el precio lo pagamos todos los guatemaltecos que con nuestros impuestos aportamos al presupuesto de la nación y por ende al presupuesto de la Tricentenaria.  

En el siglo XXI la USAC ha perdido prestigio y ha sido calificada como un reflejo de todo lo malo de Guatemala, muchas facultades como la de derecho pasaron de ser una de las mejores facultades del país a tener estigmatizados a sus estudiantes dentro de los más incompetentes y corruptos. Lo que ha dado como resultado la discriminación para el acceso a oportunidades laborales y becas por el simple hecho de haber estudiado allí. En la actualidad la universidad ocupa el puesto 1201 del raking universitario mundial dentro de 1400 universidades evaluadas.  

 El egresado que aspira a estudiar en el extranjero se enfrenta a varios desafíos, el primero no tener el apoyo de su facultad, el segundo; el de demostrar que es lo suficiente bueno para competir en un programa internacional a pesar de haber estudiado en la USAC, y el tercero el de completar los trámites que requieren firmas y autorizaciones de la universidad porque no existe una política universitaria para los trámites, en el extranjero debido a que aquellos profesionales que por sus medios buscan estudiar post grados en el extranjero el trámite de su “transcript” como se le llama a la expedición de los certificados de notas y título los cuales deben ser enviados en sobre cerrado lacrado por la universidad, se vuelve un verdadero calvario no importando la facultad a la que se solicite. 

Hace casi 20 años, Antonio un médico que soñaba con hacer su especialidad en el extranjero vivió toda una odisea para que la USAC le emitiera los certificados que con mucha paciencia y perseverancia logró y que le abrieron la puerta para ser ahora una eminencia en la gastroenterología en Estados Unidos. Lamentablemente en 2024 la situación ha empeorado, las facultades no quieren apoyar a los ex alumnos a hacer ese trámite, por ejemplo, en la facultad de derecho se niegan incluso a poner el nombre y dirección de la persona que firma el certificado de notas que se envía al extranjero, no sin antes delegar el trámite y decisión en diferentes personas, hasta que al fin alguien se digna a cerrar el sobre y lacrarlo. 

Es lamentable la visión cortoplacista de quienes han dirigido la USAC en los últimos años, se perdió ese orgullo por la excelencia académica, por la innovación, por la ciencia. Da profunda tristeza que la corrupción y los intereses políticos han desfigurado el alma máter de la educación superior guatemalteca, mientras universidades extranjeras aprovechan el talento sancarlista que brilla en el extranjero, tampoco podemos negar el orgullo y admiración que se siente al encontrar una María, Daniel, Carlota, Óscar y muchos otros guatemaltecos siendo referentes de su ciencia a nivel internacional.