Diversos estudios a nivel mundial sobre educación posicionan a Guatemala entre los últimos puestos, esto debido a los índices bajos de coeficiente intelectual. Esta situación se atribuye en gran medida a la limitada accesibilidad y a la baja calidad de la educación pública. Las consecuencias de esta problemática son profundas y repercuten en el desarrollo social de nuestra nación, perpetuando desigualdades y limitando oportunidades.
Históricamente, los pactos colectivos han sido fundamentales para garantizar los derechos laborales de los empleados públicos en nuestro país. Sin embargo, con el paso del tiempo, este instrumento ha experimentado una desviación de sus objetivos iniciales. En lugar de priorizar mejorar las condiciones laborales, los pactos colectivos se han utilizado para favorecer intereses particulares, en detrimento del interés general.
Joviel Acevedo, una figura que antes representaba liderazgo y garantía de derechos para los maestros, en la actualidad es reconocido por ser un individuo involucrado en prácticas corruptas, incluso señalado por la comunidad internacional de socavar la democracia. Con el tiempo ha sabido adherirse a las prácticas corruptas de los gobiernos en turno llegando a negociar numerosos pactos colectivos que al día de hoy no son públicos por su falta de transparencia.
Acevedo representa el mayor daño para la educación pública, ha dejado de negociar para extorsionar, queriendo aplazar las clases sino se le escucha. Al apelar a medidas como el aplazamiento de clases, Acevedo no solo demuestra una falta de respeto por la comunidad educativa, sino que también pone en riesgo el futuro del país sobre sus intereses.
Una de las mayores incongruencias en el discurso de Acevedo y su grupo de interés radica en su demanda por una mejor educación en los niveles preprimaria y primaria, esta exigencia parece centrarse únicamente en los primeros años de escolaridad, obviando la grave crisis que enfrenta la educación en todos sus niveles, tal como la educación media, diversificado, la situación se torna más grave si hablamos sobre la educación superior.
Resulta cuestionable que estos mismos actores que claman por una educación de calidad para los más pequeños no muestren el mismo interés por garantizar el acceso y la excelencia a los adolescentes y jóvenes. ¿Acaso solo la educación inicial es importante para el guatemalteco? Es menester recordar que la mayoría de la población sigue sin tener acceso a una educación de calidad.
El Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) empeñados en ganar beneficios se les olvida cuáles son sus obligaciones y prefieren estar bien mientras los médicos, enfermeros u otros empleados públicos no gozan con los mismos beneficios. Incluso al ofrecer mala educación le están dando la oportunidad al sector privado de adueñarse de la educación, que tan importante es para la ciudadanía.
Es necesario que el liderazgo magisterial sea asumido por profesionales comprometidos con la educación y el bienestar de los estudiantes, la educación es la base del desarrollo de cualquier país y Guatemala no es la excepción. Es por ello que urge mejorar las condiciones laborales de los docentes, invertir en infraestructura educativa y garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad.
Resulta paradójico que los maestros demandan mejores condiciones laborales, las escuelas se encuentren en estado de deterioro y las oportunidades educativas sean limitadas. Ante la situación que se nos presenta es necesario analizar a fondo las causas de esta situación y buscar soluciones.
Es imperativo que el Ministerio de Educación y las autoridades competentes prioricen la calidad de la educación en todos los niveles, es hora de implementar medidas concretas para garantizar que nuestros estudiantes reciban una formación integral y de excelencia. Aunado a ello se debe fin a estas prácticas y se establezcan mecanismos de control y transparencia para asegurar que los recursos destinados a la educación se utilicen de manera eficiente y eficaz.
Es inadmisible que se permita que personas como Acevedo, cuyos intereses parecen estar más alineados con el retroceso educativo que con el progreso del país. Un sistema educativo de calidad requiere la participación activa de todos los actores involucrados: maestros, padres de familia, autoridades educativas y sociedad en general, es necesario fomentar el diálogo y la colaboración para construir un futuro mejor para nuestros niños, niñas, adolescentes y juventud.
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