¡Qué emoción lo que vivimos ayer y hoy! Estoy realmente conmovido y orgulloso. Jean Pierre, bronce. Adriana, oro. ¡Increíble! Lloré ayer. Lloré hoy. Todos los guatemaltecos lloramos, incrédulos, ante los estratosféricos e históricos logros de Adriana y Jean Pierre. ¡Honor total a ellos y sus familias!
Siendo un atleta que compitió en un ciclo olímpico y representó a Guate muchas veces, me considero capaz de entender y dimensionar un poco más cerca y profundo lo que esto implica. El impacto en nuestro orgullo nacional, el reconocimiento internacional, la imagen país, el sentirse parte de algo bueno, provocar tanta alegría, todo eso es indescriptible e invaluable. ¡Hermoso momento olímpico que estamos viviendo! Disfrutémoslo todos como país.
Pero detrás de todo este júbilo, hay alguien que, sin mucho ruido, sin presumir, sin politiquear al respecto, contribuyó a que esto se diera. De lo contrario, Guatemala hubiera competido en los JJOO de París 2024 bajo una bandera neutral, sin reconocerse como equipo olímpico. Nuestros atletas no habrían competido por Guatemala.
Dentro de sus primeras actuaciones como presidente, recién asumido el cargo, Bernardo Arévalo se reunió con el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, en Lausana, Suiza, en febrero de 2024 para explicarle personalmente la situación y resolverla. Logró su cometido, porque poco después, el COI levantó provisionalmente la suspensión vigente desde 2022, permitiendo a los atletas guatemaltecos competir por nuestro país y nuestra bandera.
Participar en unos JJOO sin la bandera de tu país, es decir, bajo una bandera neutral, conlleva varias consecuencias, entre ellas, la delegación no puede portar la bandera nacional, no se toca el himno nacional ni se utiliza la bandera del país en la ceremonia de premiación en caso de ganar una medalla. Tampoco se reconoce la medalla para el país. Se reputa como una medalla neutral ganada a título individual o bajo bandera neutral. Es decir, es una medalla sin asignación nacional. No queda en el registro olímpico histórico como una medalla ganada por Guatemala.
En resumen, competir sin la bandera de tu país es un acto que va más allá de lo simbólico, afectando la identidad nacional, la moral y motivación de los atletas, la visibilidad internacional del país y el reconocimiento oficial en el movimiento olímpico. Además, conlleva un estigma negativo, porque se asocia con algún problema nacional grave, como corrupción o dopaje institucional.
No sé la razón por la que Bernardo le puso tanto empeño e interés personal a este tema para resolverlo. Recién asumido su cargo, dedicarse a ello seguramente no era una prioridad en su agenda política. Pero me alegra que lo hizo. Hoy me siento bien siendo chapín.
Todo este orgullo nacional, emoción y alegría que Adriana y Jean Pierre nos han dado ayer y hoy, no lo hubiésemos vivido igual. Más bien, hubiese sido una gran tristeza y pena ganar esas medallas sin sentirnos tan chapines, tan unidos, tan eufóricos, tan identificados y orgullosos de nuestro país por ser consideradas de una bandera neutral.
Ver dos veces, ayer y hoy, nuestra bandera alzada en las Olimpiadas de París, dos guatemaltecos subidos en el podio, escuchar hoy el himno nacional de Guatemala por primera vez en unos JJOO, ver a Adriana y Jean Pierre con sus uniformes del equipo nacional con nuestros colores patrios, todos llorando con ellos humildemente conmovidos, es inolvidable y poderoso. Quedó para la historia. Para siempre esas medallas asignadas a Guatemala. Oro. Plata. Bronce. Las tenemos todas.
¡Gracias Adriana! ¡Gracias Jean Pierre! ¡Gracias Bernardo! ¡Viva Guate! ¡Vamos por más!
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